Unknown Mortal Orchestra, el grupo de indie-pop neozelandés liderado por Ruban Nielson, ha vuelto este año con un single llamado ‘Weekend Run’, al que esta semana ha dado continuación con ‘That Life’. Son los dos primeros temas nuevos de Unknown Mortal Orchestra desde que lanzara su disco ‘Sex & Food‘ en 2018, un trabajo que pudo no ser el mejor de su carrera pero que será recordado para siempre gracias al éxito, creciente y continuado en el tiempo, de ‘Hunnybee’, que suma a día de hoy 82 millones de reproducciones en Spotify.
A espera de que se conozcan detalles sobre un nuevo trabajo largo de Unknown Mortal Orchestra, ‘That Life’ es otro acierto que sumar a su repertorio de singles. Otro corte de indie-pop adictivo, enturbiado con la distorsión y suciedad justas, es decir, 100% Unknown Mortal Orchestra, en el que destaca un estribillo simple pero resultón de los que se quedan pegados a la primera.
‘That Life’ es un tema dedicado al hedonismo, inspirado nada menos que en el ‘Jardín de las delicias’ de El Bosco pero llevado a las viñetas contemporáneas de ‘¿Dónde está Wally’? (palabras del autor), en el que Nielson ha querido retratar «esa mezcla perversa de lujuria, ensueño y condenación» que se aprecia en dicha obra pero dentro del contexto «del paisaje de Estados Unidos». En ‘That Life’, Nielsen imagina unas «vacaciones iluminadas por el sol de la venganza»
El tema es ligero como la pluma, como sus pasajes en los que se menciona a gente bañándose en la piscina, bajo el atardecer o las palmeras, pero lo suficientemente macarra como para dibujar escenas explícitas de gente dándole a la coca o al alcohol, provocando escenas tan escandalosas que los «vecinos van a llamar a la policía». El mundo de ‘That Life’ presenta una «belleza mórbida» en la que el «asfalto hierve» pero en el que solo parece importar la magia de la noche. Quizá porque el «fin del mundo» se acerca.
El simpático vídeo de ‘That Life’ ha sido creado por Double Solitaire y dirigido por Lydia Fine y Tony Blahd y está protagonizado por una marioneta que baila toda el día y toda la noche, controlado por unos titiriteros muy mal disimulados a propósito.