‘Masterchef’ diluye el encanto de un gran cásting «100% España» en un montaje de 4 horazas

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‘Masterchef’ diluye el encanto de un gran cásting «100% España» en un montaje de 4 horazas

Hubo un tiempo, hace muchos, muchos años, cuando ‘Masterchef’ era el formato revelación, en que lo más rancio del programa era su prueba de exteriores. La misma era propaganda del Ejército, del mundo del toreo, de la «jet set» color Marbella y cosas así. Corría el año 2013, gobernaba Rajoy, y de no ser por lo innovador del formato, el target del programa parecía el de ‘Las noches de tal y tal’, aquel programa que Telecinco decidió regalarle a Jesús Gil en algún momento del siglo XX.

Hoy el programa no ha renunciado a esa parte de la sociedad, que emerge de vez en cuando, pero qué duda cabe de que ya es otra cosa. No hay más que echar un ojo al cásting conseguido para el nuevo Masterchef Celebrity. Vamos ya por la 6ª edición de este desdoble del programa con más spin-offs que ‘CSI’, y el cansancio lleva tiempo haciendo mella, por lo que la productora se ha esmerado especialmente por hacerse con un cásting de lujo.

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En su afán por contar con más chicas Almodóvar tras el éxito de Loles León, Bibiana Fernández y Anabel Alonso en estas cocinas, han reunido a Verónica Forqué y a Victoria Abril, esta en el peor momento de popularidad de su vida tras su cuestionamiento de la pandemia. Después, han alternado un comentarista deportivo con una performer y activista LGTB+ tan de moda como Samantha Hudson; lo mismo les ha dado llamar a cantantes populares desde hace 20 años, como David Bustamante y Tamara (la de los boleros, no Yurena), que a un rapero underground -para los estándares del programa- como Arkano.

Decían Los Javis sobre su hit ‘Paquita Salas’ y a pesar de que algunos se hayan apropiado la palabra «España», que la serie era ante todo un homenaje a nuestro país. «A nosotros nos encanta España, nos encanta nuestra cultura, nuestra tele, nos encanta ‘Sálvame’, nos encanta la tía borracha de las bodas». Y eso es precisamente la 6ª temporada de ‘Masterchef Celebrity’, un programa en el que lo mismo cabe Carmina Barrios que Terelu Campos, Miki Nadal que Yotuel de Orishas, Juanma Castaño que Eduardo Navarrete. Unos te serán más afines que otros, como otras personas se reflejarán más en quien más odias, pero todos conforman un conglomerado representativo de lo que tenemos en las calles de nuestro país.

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Así, ‘Masterchef Celebrity 6’ habrá dejado sus momentos destacados en el mundo deportivo, del corazón y a nuestros padres y abuelos, mientras para una web de cultura pop como la nuestra, los highlights han sido otros. Una nueva Verónica Forqué, que ahora quiere ser conocida como «Vero» y está harta de oír hablar de sus Goyas, se terminó de confirmar como revelación asegurando que es mucho mayor que Victoria Abril y que podría ser su “tita”, cuando le saca 3 años. Tuvimos también a Arkano sin poder parar de rapear por todas las esquinas, provocando que hasta Pepe se arrancara con unos versos. Un recurso que hay quien criticará por cansino, si bien apuesto a que el rapero nos va a acabar conquistando por lo que tiene de tierno.

Vimos a una Victoria Abril equilibrada, trabajadora, disciplinada y educada que en las entrevistas promocionales se está deshaciendo en elogios hacia RTVE por no haberla cancelado y haberle dado una segunda oportunidad, hablando de la depresión que ha sufrido. Y tuvimos -y necesitamos- a Samantha Hudson, dando visibilidad a una nueva generación que habla exactamente como ella lo está haciendo en pantalla: llamando al elenco en su conjunto «travestis desinhibidas», desfilando orgullosa con un «modelazo de sueca en Benidorm», citando a Ed Gein como si de un ídolo pop se tratase… A Jordi Cruz se le escapó un masculino plural al dirigirse a ella y a Vanesa Romero, pero ha de ser la falta de costumbre, y se rectificará seguro. ¿Y no fue este diálogo digno de una película de Almodóvar?
-Vero: «La presentación es muy importante. ¿Tú cómo sales al escenario?»
-Samantha: «Pues hecha una mierda».
-Vero: «Bueno, porque ese es tu rollo».

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Así las cosas, esta tenía que ser la «edición más extrema» de Masterchef, como se había prometido al principio de la noche. Lo que no sabíamos es que lo sería también en duración, terminando a las 2 de la madrugada. Ni aun estando ya curados de espanto hubiéramos adivinado que el programa se estiraría, por ejemplo, con una intro en presentación de los personajes tan insufrible.

TVE no va a recular, y menos después de reunir de nuevo al 20% de la audiencia, y a casi 2 millones de espectadores. Es un dato más modesto que en otras ocasiones, pero aún muy superior a la media de la cadena, por lo que un Masterchef editado y recortado, emitido de 22.00 a 0.00, existirá solo en nuestras fantasías. Pero sigue siendo una pena. Porque podría ser un programa muy divertido y ágil, con un montaje vertiginoso en el que ver a Verónica Forqué lanzando unas cacerolas sucias por los aires, porque sí, para desahogarse; en el que de repente a alguien se le vuela la comida por una ráfaga de viento; en el que Carmina Barrios cocina con “los pantalones y las bragas” caídos por los suelos; en el que Victoria Abril habla de sus dos ángeles de la guarda, «uno verde y otro azul», para más señas, mientras suena la banda sonora de ‘Expediente X’. En su lugar, ha escogido ser un programa de 4 horas que tienes que ver literalmente en 3 sentadas, mientras has de vivir tu vida y trabajar sin entrar en Twitter para no enterarte de quién ha sido el expulsado. Ellos nos dieron el cásting. Lo de seguir con tu vida, ya apáñate tú como puedas.

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