En una de las escenas de ‘Boyhood‘, el personaje interpretado por Patricia Arquette se derrumba cuando su hijo se va a la universidad. La casa se le cae encima; el corazón del espectador se encoge incapaz de soportar el paso del tiempo. Lo cómodo es pensar que las cosas son más fáciles para el adolescente que se ha ido, pues un océano de borracheras, fiesta e independencia de diversas formas se abre a su paso.
El segundo EP de la británica Holly Humberstone muestra otra visión, la de una joven que adora a su familia y les echa de menos cuando abandona el hogar para encontrarse viviendo en un tugurio de Londres en el que hay «ratas por todas partes, los colchones están hechos un asco, hay cristales rotos y colillas en el suelo», como nos contaba Holly Humberstone en una entrevista reciente: «Imagínate cómo me sentó estar lejos de casa y vivir en un sitio así tan poco hogareño, yo que precisamente me considero una persona hogareña a la que le gusta tener a su familia cerca».
En ‘Haunted House’, la canción sin estribillo que abre ‘The Walls Are Way Too Thin’, la familia y en concreto las cuatro hermanas que la conforman junto a sus padres representan «una fortaleza» con la que refugiarse del mundo. Holly no se puede creer que se vayan a «apagar las luces» de ese hogar de «rodillas sucias y abejas de miel» en que tanto la animaron a desarrollar su faceta artística, y se muestra consciente de que ningún otro lugar «podrá picar tan dulce». A continuación, el corte titular es el más explícito sobre esa traumática estancia en Londres, inmediatamente antes de la pandemia, y después de que su pareja la dejara.
Hay algo de desamor en el EP, como en ‘Please Don’t Leave Me Yet’, donde comparte créditos con todo un experto en las relaciones personales en la difícil era de las redes sociales, Matthew Healy de The 1975, pero es llamativa la huida hacia otras temáticas. Si esta canción reza «no quiero necesitar tu amor, pero lo necesito», a sus 21 años, Holly Humberstone quiere contarnos otras historias o al menos ofrecernos otros prismas. ‘Scarlett’ no es la canción de amor que aparenta, pues en ella se pone en la piel de una amiga de la infancia, completamente obsesionada con su ruptura, para ofrecerle su apoyo y recordarle que el amor por uno mismo es el más importante. Y ‘Thursday’ es una composición inspirada en la misma amiga, que le sirve en la secuencia de precedente.
Durante el último par de años en que Holly Humberstone ha ido ganando adeptos a través de canciones como ‘Vanilla‘ o ‘Falling Asleep at the Wheel‘, su música ha recibido comparaciones con Phoebe Bridgers, Billie Eilish, HAIM, Olivia Rodrigo o Lorde. Ninguna de todas esas artistas es británica, por lo que la cantante podría ser una respuesta en las islas para esa corriente de artistas a medio camino entre el bedroom pop y el pop comercial.
Un ejemplo: ‘Friendly Fire‘ es una canción preciosa y con posibilidades, que se levanta tras un primer tramo acústico, y su vídeo simplemente se improvisó comprando adornos de Halloween con los 500 dólares que consiguieron reunir improvisadamente. Entre la aproximación a Police de ‘The Walls Are Way Too Thin’, el punto italo melancólico y las voces pitcheadas de ‘Please Don’t Leave Yet’, y la inspiración más bucólica de la primera y la última pista de este EP, Humberstone logra mantener más que justificado el hype que la ha rodeado durante estos últimos tiempos difíciles.