Extraño el cambio de Tove Styrke. La sueca hizo las mieles de la crítica especializada con un tercer disco, ‘Sway’, que era una colección de canciones de pop estupendas y un dechado de excelentes ideas a nivel de producción. Un disco tan adictivo, tan juguetón, que hacía tantas cosquillas a los oídos y a la vez contenía canciones tan redondas como ‘Say My Name’, ‘On the Low’ o la misma ‘Sway’, de emocionante videoclip
, merecía una continuación que asentara el nombre de Tove en la industria. ¿Es el caso? Más o menos.El regreso de Tove decepcionaba en ‘Mood Swings‘, canción que finalmente no se incluye en su cuarto álbum oficial, ‘HARD’. La sueca optaba por un trap-pop basicote que realmente no ha tenido ninguna repercusión en su carrera. El single siguiente era mucho mejor: ‘Start Walking‘ es una de sus mejores grabaciones. También es el enésimo remedo de ‘Blinding Lights’. Uno de los más atinados, eso sí.
La sensación de anonimato se confirma en el repertorio de ‘HARD’. No es un problema exactamente nuevo: en ‘Kiddo‘ ya asomaban muy claramente influencias de M.I.A., Robyn o Santigold. Sin embargo, el disco aún contenía producciones tan atrevidas y excitantes como ‘Ain’t Got No’, ‘Ego’ o ‘Number One’. Realmente sigue siendo un álbum de referencia en su discografía, algo a lo que ‘HARD’ parece no aspirar. Opta más bien por un sonido conformista, comercial y nostálgico que funciona, pero no sorprende.
‘YouYouYou‘, el tema de apertura, es otro single muy apañado, melódicamente espectacular, dedicado a un amor al que Tove no puede olvidar, y en el que los sintetizadores hacen pensar en los 80 de las hombreras y el pelo cardado. Más atrás en el tiempo viaja la súplica de ‘Show Me Love’ con su formato de torch song de los años 50. Es otra canción melódicamente muy conseguida que, además, pervierte la idea de la canción romántica en la que se inspira con frases como «susúrrame tus fetiches / mátame con tu ternura». ‘Bruises’, la pista final, es la más guitarrera y noventera. Para bien.
Después, ‘HARD’ tiene sus más y sus menos. El disco se llama así porque amar es duro, pero no es que sus producciones contengan demasiados dientes. ‘Lies’ propone un estilo de blues-rock-pop con poca marca y es la pista 2. En un estilo parecido, ‘Free’ aspira a himno góspel-pop pero se queda en el intento. Y tanto el afrobeat de ’24h’ como el blues de ‘Hardcore’ funcionarían en voces más aptas para registros tan altos y salvajes. La primera Björk los habría hecho funcionar, pero Tove resulta estridente. Apenas la cuca ‘Millenial Blues’, con sus referencias a la depresión y al año 1992, se acerca a la imaginación del disco anterior. Uno que se echa mucho de menos escuchando este disco.