Estéticamente un cruce entre Tegan & Sara y The Corrs, compositivamente en la escuela melódica más bien de Taylor Swift, MUNA llegan a su tercer disco como favoritas de los seguidores del pop-rock desprejuiciado y como voces fundamentales de la comunidad LGTB+. Katie Gavin, Josette Maskin y Naomi McPherson se reconocen como «queer» y la última además como no binarix.
Esto puede ser importante o no, pues el single ‘Silk Chiffon’ con Phoebe Bridgers -ahora que forman parte del sello de esta, Saddest Factory- es una celebración del amor queer («That’s how it feels, oh, when she’s on me» es el estribillo); como ‘What I Want’ expresa un deseo de evasión en «un bar gay» («cuando vuelva a salir, voy a beber un montón, voy a tomarme un chupito, porque eso es lo que quiero»). Esto no es una visita ocasional y jocosa a un ‘Gay Bar’ de Electric Six, sino una reflexión sobre las cuestiones sociales que han llevado a la comunidad LGBT+ a buscar espacios seguros, de la manera que fuese.
El mundo está necesitado de canciones de amor entonadas por chicas o personas no binarixs para otras chicas y personas no binarixs, pero es la universalidad y la contundencia de las composiciones de MUNA su mayor as en la manga. A los dos sencillos ya mencionados hay que sumar ese tiro de euforia llamado ‘Anything But Me’ reservado para el final del álbum, o ese ‘Home By Now’ que parece inspirado en los sintes de pop sintético de la Robyn más bailable.
Como Haim cuando deciden desplegar su vena más pop e incluso realizar alguna que otra coreografía, hay algo de humor y hedonismo en los beats, pero también profundidad. ‘MUNA’ es un disco no exento de drama, que a menudo nos habla de rupturas, decepciones amorosas y la búsqueda de una misma. Y lo mejor es que la banda ha madurado en este importante tercer álbum, pues cuando no se trata de hacer singles, ofrecen cosas muy enriquecedoras también.
Si en ‘Saves the World‘ ya destacábamos entre lo mejor de aquel segundo álbum los experimentos de ‘It’s Gonna Be Okay, Baby’ y ‘Stayaway’, aquí son reivindicables varias producciones diferentes, no tan inmediatas. La batería desbocándose cíclicamente en el desarrollo de ‘Runner’s High’, un tema post-ruptura, es mi debilidad personal. También la intervención de Mitski en los créditos de ‘No Idea’, cargada de detalles y efectos que colorean un tema sobre los distintos tipos de sexualidad, sobre lo que proyectamos y sobre lo que se percibe sobre nosotrxs.
Más que la baladita country ‘Kind of Girl’, es interesante ‘Handle Me’, con muchos más matices y cierta llamada de atención al cariño ajeno («no soy una nueva bicicleta… no soy un pétalo de rosa»). Además del guiño a Prince de ‘Solid’, ‘MUNA’ se cierra con un par de canciones distintas, entre las que destaca la ambiciosa ‘Loose Garment’, en la que, entre esas cuerdas que se van abriendo paso, se niegan a ahogarse en su propia pena, sino que tratan de establecer una relación diferente con ella, algo habitual en terapia. Muy bien equilibrado entre hits y otras cosas que ofrecer, no es de extrañar que Katie, Josette y Naomi hayan decidido llamar todo esto simplemente ‘MUNA’.