Habíamos dejado hace un año a los Black Keys con ‘Delta Kream‘, un disco de versiones correcto pero poco excitante, que nos hacía echar de menos sus obras más pizpiretas. Pues bien, Dan Auberbach y Patrick Carney han escuchado nuestras plegarias y se han sacado de la manga este ‘Dropout Boogie’, que rescata el espíritu más sabrosón del dúo.
Esta vez llenan su blues-rock de funk y soul de los 70, para darnos un puñado de canciones soleadas, de duración ajustadísima (sólo una llega a los cuatro minutos), melodías pegadizas, riffs contagiosos y letras intrascendentes, con eróticos resultados.
Ya el bajo tan funk y el riff de guitarra con tanto groove iniciales sirven para exclamar “¡Albricias!”: ‘Wild Child’ es una canción pegadiza y efervescente, sexy y zumbona, que encima acaba antes de tiempo. ‘It Ain’t Over’, el segundo single, tiene un aire sumamente veraniego, y 70’s, gracias a su ambiente ahumado, el estribillo con la voz de Auberbach distorsionada, los coros y una línea de bajo de lo más pinturera.
El blues más clásico asoma la patita en ‘For the Love of Money’. Y es tan trotón y redondo, que parece una versión, pero no: The Black Keys no quieren darnos originalidad, sólo trallazos. ¿Que le roban a Iggy Pop la base de ‘Nightclubbing’ para ‘Your Team Is Looking Good’? Qué más da, si el artefacto resultante es de lo más pintón. O invitan a Billy F. Gibbons de ZZ Top para que llene de clase ‘Good Love’. O rezuman soul de dormitorio en la muy sexy ‘How Long’. Incluso cuando parece que la cosa se puede empezar a poner plúmbea, viran con un muy buen estribillo en ‘Happiness’. Ya hubieran querido sacarse los últimos Red Hot Chili Peppers Peppers una pieza tan redonda como ‘Baby I’m Coming Home’.
‘Dropout Boogie’ es un disco veraniego, de recio espíritu americano, que demuestra que no hace falta trascendencia ni originalidad para pasar un buen rato. Y, sobre todo, nos recuerda lo importante que es divertirse, simplemente.