No considero ninguna de la música que me gusta «guilty pleasure», pero digamos que el disco de Stella Maris no es el que más cómodo me siento poniendo, pensando que pueden estar escuchando los vecinos. Y ahí está, miles de oyentes han sucumbido ya a los encantos del grupo ficticio de la serie ‘La Mesías’. Las «hermanas Cecilia, Aina, Júlia, Neus, Nora y Beth» entregan un álbum de 9 temas para nada inspirados en el viejo fenómeno viral Flos Mariae.
Bandas ficticias ha habido muchas a lo largo de la historia. Recientemente hemos asistido al caso de Daisy Jones & The Six, que han musicado las canciones que imaginamos en la novela de Taylor Jenkins Reid. El antecedente claro de Stella Maris, por su castidad, sería el de Los Happiness y aquel ‘Amo a Laura’ que se escuchaba en una campaña de MTV. «Amo a Laura, pero esperaré hasta el matrimonio», rezaba aquel estribillo que en realidad había compuesto Guille Milkyway.
Y en realidad son Hidrogenesse quienes figuran en los créditos de este disco que cuenta con el atractivo de la voz de Amaia Romero, una de las más identificativas que nos ha dado el pop en los últimos años. Últimamente más sexualizada sobre todo en los dúos junto a Alizzz -‘Sexo en la playa’ se llama el último, de hecho-, Amaia recupera aquí por razones obvias el registro más angelical con el que la conocimos. El que le valió tantas comparaciones con una niña prodigio, Marisol.
El timbre de Amaia permite que haya momentos en este disco que sean hermosos de veras, como las armonías de ‘¿Dónde estás?’, pero en general predomina lo inquietante, incluso dentro de esta misma grabación, marcada por unos sintetizadores de lo más tétrico. La letra busca a Jesucristo desesperadamente. La música, parece apartarlo de nuestro lado.
En general, en ‘La casa huele a gloria’ predomina lo estrafalario. Si Flos Mariae se dieron a conocer con unas canciones que rimaban «loncha de queso» con «sándwich preso», en ‘La alcantarilla’ encontramos una rima que consiste en «atentados horribles, mucha pena» con «siempre cogemos fiebre, qué gangrena». En sintonía, esa portada imposible, que hace sangrar ojos y es perfecta para la ocasión al mismo tiempo; o los vídeos promocionales tan caseros que han venido paseando por redes sociales.
Es esa «Alcantarilla» la típica producción synth-pop de Hidrogenesse, aquí muertos de risa ante la peregrina idea de que una «alcantarilla» pueda ir realmente «directa al cielo». También muy reconocible en las percusiones de distinto tipo de ‘Por ti existo’, el dúo formado por Carlos Ballesteros y Genís Segarra ha escrito alguna canción más tradicional y folclórica. Es el caso del vals «Toc toc» o de ‘Las flores de mi jardín’ que, entonada por Albert Pla, da más miedo aún que la misma Montserrat Baró saliendo de su cuarto sin haber tomado medicación.
Dice esta letra que «Papá puso la semilla y mamá fue la maceta», lo que nos lleva al carácter perverso de una obra que se presume naíf. Es esa su genialidad. El single ‘Stella Maris’ quiere hacernos huir de «los vientos de la tentación», pero hay algo realmente depravado en el acabado de este disco. Ya el título de ‘La casa huele a gloria’ suena escatológico y fetichista, pues las canciones y discos que se han titulado con olores tienden a lo sexual de una manera o de otra. «Líbido» era la palabra más sonora de ‘Smells Like Teen Spirit’ de Nirvana, por no hablar de la cerdada que fue ‘The Smell of Our Own’ de Hidden Cameras. Definitivamente, una manera diferente de celebrar la Navidad: ‘La noche que nace el Niño Dios’ y ‘Flores de mi jardín’ son abiertamente villancicos.