Música

Vampire Weekend / Only God Was Above Us

A veces da pena, cuando no un poquito de vergüenza, recordar qué bandas recomendábamos en los años 2000. Muchas se desinflaron enseguida, otras desaparecieron, algunas se separaron, otras están medio diluidas, algunas se estancaron creativamente, y otras podríamos debatirlo pero desde luego no están en el punto álgido de su carrera. Alguna que otra directamente las hemos borrado de nuestra memoria. Hasta tengo la sensación de que el año pasado me quedé solo defendiendo el último de Animal Collective. ¿Pero no eran la mejor banda del planeta?

Vampire Weekend son los grandes supervivientes de aquella generación. No han sacado ni un solo disco decepcionante en sus 15 años de historia. Cada álbum ha sido un paso adelante en lo sonoro, siempre con multitud de historias e interpretaciones que debatir y ‘Only God Was Above Us’ no es ninguna excepción. Es mejor quinto disco que ‘Amnesiac’ lo fue para Radiohead. Ahí lo dejo.

La premisa para la continuación de ‘Father of the Bride‘, que fue premiado con el Grammy a Mejor Álbum Alternativo, es zambullirse en el Nueva York del siglo XX. Por eso hay una canción para ‘Mary Boone’, marchante y coleccionista de arte que terminó en prisión por fraude fiscal, con citas a Brooklyn. Por eso la letra de ‘Pravda’ contiene la frase «sé lo que se esconde debajo de Manhattan / sé quién está enterrado en la tumba de Grant«.

No obstante, si algo llama la atención de los textos es su riqueza y también su universalidad. Ezra Koenig escribió la mayor parte de estas letras hace casi 5 años, entre 2019 y 2020, pero es imposible no pensar en el mundo que nos rodea cuando la palabra «guerra» aparece como mínimo 7 veces a lo largo de estas 10 canciones. Aun sabiendo, por fecha, que no podía estar pensando en el Putin que ha atacado Ucrania cuando escribió ‘Pravda’, es inevitable que pensemos en grande cuando las canciones nos hablan de batallas, de la búsqueda frustrada de la paz o de inmigración.

‘Ice Cream Piano’ habla de armisticios, soldados y policía, repitiendo la frase «no quieres ganar esta guerra, porque no quieres la paz», y no pierde la oportunidad de reflexionar sobre los cánones del mundo en cuanto a masculinidad: «soy un caballero, rechazo mostrar mi caballerosidad». Y es divertida jugando con el nombre de la banda: «Todos somos hijos e hijas de vampiros que drenaron los cuellos del viejo mundo».

Como letrista, Koenig hace honor a su apellido («rey», «soberano» en alemán), pues es buenísimo como creador de reflexiones. ‘Capricorn’ se burla mordazmente de la religión («El mundo parecía diferente / Cuando Dios estaba de tu parte»), sin perder ocasión de bromear sobre la mediana edad (“demasiado viejo para morir joven, demasiado joven para vivir solo”) o algo parecido a la mala suerte («el año en que naciste terminó rápido, y el resto ya no fue tuyo»). También de imágenes: en ‘The Surfer’ el «surfero» no se quita de la cabeza la imagen de un «rey de California tumbado en el suelo».

‘Only God Was Above Us’ se cierra con ‘Hope’, una canción de hasta 8 minutos, algo nada habitual en la carrera de Vampire Weekend, que precisamente han hecho tradicionalmente de la brevedad su mayor virtud. A ‘A-Punk’ y ‘Diane Young’ me remito. ¿De qué nos habla ‘Hope’? De “embajadas abandonadas”, de “banderas en el suelo”, de “pinturas quemadas”, de “toreros corneados”. Ezra repite una y otra vez que dejemos todo eso “marchar”, quizá inspirado por aquella estampa tan desoladora que dejó el Capitolio en la temporada en que escribió las letras de este álbum.

Pero lo realmente excitante de ‘Only God Was Above Us’ es que puede disfrutarse sin prestar atención a nada de esto, simplemente como una hermosísima obra de pop, cuidada al milímetro. Con toda la pena que dio la marcha de Rostam Batmanglij, lo cierto es que su aportación a este disco es la de una de las producciones más apagadas: el pseudo-trip hop de ‘The Surfer’. Las grandes alegrías nos las sigue dando la propia banda, con la mezcla del icónico Dave Fridmann y la producción de su colaborador habitual, el gran Ariel Rechtshaid, que reserva para ellos su mejor cara.

Es posible que si estás habituado a las producciones de Vampire Weekend intuyas enseguida que ‘Ice Cream Piano’ va a convertirse en algo que no es una balada a piano en absoluto, que en algún momento trotará. ¿Pero quién iba a adivinar esa caída melódica tan Belle & Sebastian en ‘The State I Am In’, las cuerdas casi disco, y también las cuerdas tipo jazz?

Capricorn‘ es un tsunami de efectos especiales y psicodelia, casi como una banda sonora de película de acción, cuando parecía una inofensiva balada. ‘Classical‘, una fantasía de contrabajo, saxos desbocados, detalles átonos, pianos en suspense y elementos indescriptibles en contraposición a unas simples guitarras acústicas, deconstruyendo así la música tradicional americana. Desde ya una de sus grandes obras maestras.

El single ‘Gen-X Cops’ pone el punto rock, aunque con una particular caja de ritmos, y la frase “Cada generación pide su propia disculpa”. ‘Mary Boone’ incluye un «uh!» que es puro hip hop entre chorros de piano y coros de sopranos. Y entre las canciones que no han sido single, ‘Pravda’ coquetea muy sutilmente con el reggaeton, destacando ‘Connect’, que parece contraponer a Jacques Brel en las estrofas con Prince en el estribillo, sumando un piano que, antes de retorcerse, parecía sacado de una película de Woody Allen. Será porque les ha inspirado el Nueva York del siglo XX. O será porque están sacando todo el jugo posible a su fama de pijos de Brooklyn. Con libros eruditos en la mano y encima hechos un pincel.

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Publicado por
Sebas E. Alonso