St. Vincent publica este viernes nuevo disco. ‘All Born Screaming‘ es un trabajo producido por la propia Annie Clark en el que vuelve la fiera guitarrista que conquistó al mundo en discos como ‘Strange Mercy‘ (2011) o ‘MASSEDUCTION‘ (2017). Esta vez, la paleta sonora acerca a St. Vincent al sonido de Nine Inch Nails y System of a Down, pero también al de Prince. Es decir, ‘All Born Screaming’ se encuentra, en sonido, en las antípodas del disco de St. Vincent anterior.
Cuando tengo ocasión de hablar con St. Vincent por Zoom hace unas semanas, le pregunto por ‘All Born Screaming’, por su labor de productora, por la coincidencia -en la misma semana- de la portada de su disco con la inmolación de Aaron Bushnell y, por supuesto, por el éxito de sus colaboraciones con Olivia Rodrigo y Taylor Swift. El tiempo apremia y se me quedan en el tintero preguntas sobre Dave Grohl (que colabora en el álbum) o sobre canciones concretas. Ella se disculpa por conectarse un poco más tarde de lo previsto y me sorprende revelando su curiosa rutina matinal.
La última vez que hablamos, hace 10 años, me comentabas tu amor por el café. Me decías que te daba ganas de vivir.
[se parte de risa] ¡Es lo más triste que he oído en mi vida!
Has dicho que has pasado millones de horas trabajando en tu nuevo disco en el estudio. ¿Cómo te has mantenido motivada?
Normalmente tengo no una, sino dos tazas de café delante de mí, un cortado y un café con hielo. ¿Pero sabes qué es lo que más me gusta hacer? Me encanta levantarme súper temprano, sobre la seis de la mañana, hacerme un café, verterle una pequeña microdosis de setas, y de ahí irme para el estudio y tocar durante horas.
¿Qué te aporta la microdosis?
Si llevo un rato intentando solucionar una canción o un problema, (la microdosis) me ayuda a mirarlo desde una perspectiva diferente, con mayor generosidad. Solo le echo un poco, pero es suficiente. Así que esa es mi rutina: me levanto a la seis de la mañana, cuando nadie está despierto ni me puede molestar, me tomo mi café con microdosis, me voy al estudio y, de ahí, me pongo a tocar.
¿Esta rutina te hace sentir más inspirada o simplemente más relajada?
Me hace sentirme libre. Cuando es tan temprano, es como que ganas tiempo. La vida no ha empezado todavía. Nadie ha empezado a mandarme correos electrónicos pidiéndome cosas. Tengo mi momento de paz.
Has dicho que no hay nada “cute” ni divertido en tu nuevo disco, ’All Born Screaming’. Pero tengo que decirte que el título sí me lo parece. Me viene la imagen de un bebé que “nace gritando”, como poniendo un primer pie en el infierno. Sabe que nacer es una condena.
[se ríe] Lo que pienses está bien, creo que el arte está sujeto a diferentes interpretaciones, y así debería ser, pero no era esa mi intención al escoger el título. Para mí el título de ‘All Born Screaming’ evoca una señal loca de la vida. Si el bebé nace gritando, es la mejor noticia posible, porque significa que el bebé está vivo. Lo primero que hace un bebé al nacer es gritar. Es una fuerza primordial. Pero, al mismo tiempo, significa que nacemos y ya estamos protestando. Para mí significa que estamos todos juntos en esto, que la condición humana, el sufrimiento, pero también la alegría, es un sentimiento profundamente universal, y eso me da esperanza.
¿Sería un error decir que este disco parte de una premisa catastrofista?
No creo que sea un punto de vista catastrofista. La catástrofe, es decir, perder a personas que queremos, la violencia del mundo, desafortunadamente, existe. La segunda parte del disco va de esto: la vida es brutal, perdemos a gente, no vivimos eternamente. Pero el mensaje que prevalece es que -de hecho- tenemos la oportunidad de vivir y de vivir nuestra vida plenamente. Que sea duro no significa que no valga la pena. Para mí, la urgencia de este disco tiene que ver con esto también. Quería que fuera crudo, solo conservar en él los elementos realmente importantes y vitales. Y hablar de las cosas que me han estado pasando. Perder a personas es una parte inevitable de la vida.
La portada es icónica. La coincidencia con la inmolación de Aaron Bushnell la ha hecho más poderosa incluso, diría yo. Hubo debate en foros en torno a si era apropiado o no sacar esa portada en ese momento. ¿Te planteaste cambiarla o en absoluto?
Por supuesto. ¿Te enteraste de este debate en absoluto?
Me llegaron algunas cosas. Estaba viajando. De la noticia del chico que se había prendido fuego me enteré un día antes de revelar la portada del disco. Pero la portada llevaba hecha meses. Es una de esas raras coincidencias.
«El mensaje del disco es que, aunque la vida puede ser dura, vale la pena vivirla»
¿Por qué el disco te lo has producido tú, esta vez?
Por las letras del disco había ciertos lugares (sonoros) a los que solo podía ir yo sola. En cada disco he intentando capturar el caos de la vida y convertirlo en algo que se acerque a tener un sentido. Con este álbum necesitaba yo sola encontrar la dirección del sonido, necesitaba que el sonido me indicara adonde ir. El sonido ha sido el origen de todo, es el que me ha llevado a las canciones. Y, después de darme a conocer como cantante, compositora y guitarrista, en mi fuero interno sabía que reafirmarme como productora era lo siguiente que necesitaba hacer.
Ya habías producido un disco de Sleater-Kinney. ¿Cómo ha sido producir tu propio disco en comparación?
Ha sido una experiencia muy diferente. Me encantó producir el disco de Sleater-Kinney, pero producir un trabajo propio es diferente porque te debates entre ser una performer, que es un trabajo de microscopio, y ser productora, donde tienes que aplicar, más bien, una vista de pájaro, como si volaras a miles de kilómetros de altura. A esto le añades que pasas todo el rato de una cosa a la otra de manera abrupta. Estoy segura de que hay una manera más fácil de hacer todo esto, pero mi cerebro no me permite hacer las cosas de manera lineal. Lo tengo que hacer todo al mismo tiempo (ríe). La parte difícil es separar a la persona del pensamiento global. La performer está pegada al ego. De ese ego sale la guitarrista que quiere meter guitarra en una canción, pero quizá esa canción no la necesita. Tienes que domar tus varios egos y trabajar para que la instrumentación realmente sirva a la canción.
¿Has pedido opinión de amigos o simplemente te has dado tiempo a ti misma de pensar bien las canciones teniendo clara la dirección?
Le enseñé las canciones a mi pareja. Ella no se dedica a la música, pero tiene muy buen gusto musical y, sobre todo, sabe detectar la morralla en una canción. Le enseñé algunas composiciones, ella entendía la energía que yo estaba intentando transmitir. También le enseñé cosas a mi amiga, Cate Le Bon (NdE: Le Bon colabora en el disco). Estaba con ella en el bosque. Le preguntaba, «¿estoy loca?» Y ella me contestaba: “Sí, estás loca. Pero no estás loca”. Me cogía la mano y me decía: pa’ lante.
Has co-escrito un tema nuevo de Olivia Rodrigo, ‘obsessed’, que está siendo un éxito. ¿Cómo ha surgido esta colaboración?
¡Es una locura! Conozco a Olivia desde hace tiempo, le tengo mucho cariño. Nos juntamos en el estudio y escribimos esa canción hace unos dos o tres años. Yo sabía que era ella fan de mi música porque cantó ‘Los Ageless’ en una de sus giras. Hemos conectado y nos hemos hecho amigas. Estoy muy contenta de su éxito.
También has co-escrito uno de los mayores éxitos de los últimos años, ‘Cruel Summer’ de Taylor Swift.
Es increíble. Los fans de Taylor Swift me tienen asombrada. ‘Cruel Summer’ era de un disco viejo de Taylor, no había sido single, pero a sus fans les gusta tanto que se han propuesto convertirla en un hit. Y lo han conseguido.
¿Cuál ha sido tu contribución exacta a ‘Cruel Summer’?
Es una canción que empecé a escribir con Jack Antonoff (NdE: productor de ‘MASSEDUCTION’). Después él la trabajó con Taylor y Taylor la terminó y la convirtió en ‘Cruel Summer’. Ese fue el proceso.