Tengo algunas preguntas para usted (Rebecca Makkai)
Tras la repercusión de la notable ‘Los optimistas’ (Sexto Piso), Rebecca Makkai se ha convertido en una de las voces más prometedoras de la actual literatura estadounidense. Su nueva novela no ha hecho sino confirmar las expectativas. ‘Tengo algunas preguntas para usted’ (Sexto Piso) es una extraordinaria novela negra, un relato sustentado por una poderosa intriga que tira del interés del lector como el más adictivo de los whodunit. Pero, además, Makkai es capaz de trascender los límites del género y proponer una experiencia narrativa mucho más compleja, que va más allá de la simple resolución del, por lo demás, entretenidísimo misterio.
Por un lado, el hecho de que la novela tenga dos líneas temporales (presente y pasado, en un internado de élite), permite a la autora –como ya hizo en ‘Los optimistas’-, desplegar todo su talento para la reconstrucción de una época, en este caso el ambiente estudiantil pijo de New Hampshire en los 90. Por otro, el que la protagonista sea una exitosa podcaster de true crime le da pie a elaborar una serie de interesantes reflexiones sobre la obsesión por ese género criminal, la relectura del pasado con las gafas del #MeToo y el poder destructor de las redes sociales. 8,5.
Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Mónica Ojeda)
A partir de esta premisa argumental, Mónica Ojeda propone un alucinante y alucinado viaje mental, emocional y musical (hay una playlist publicada por la propia autora con canciones de Bomba Estéreo o Rita Indiana), lleno de psicodelia y lirismo, narrado por distintas voces (‘El ruido y la furia’ es una de las influencias estilísticas de Ojeda), que sirve como búsqueda introspectiva, celebración de la vida y acto de rendición al placer dionisiaco del baile, a dejarse abrasar por ese “fuego” que cantaba Li Saumet. 8,2.
Los alemanes (Sergio del Molino)
‘Los alemanes’ narra la historia de los descendientes de uno de esos “alemanes del Camerún”, un próspero empresario afincado en Zaragoza. Planteada como un drama familiar, la novela está estructurada a través de las distintas voces en primera persona de estos herederos. Una multiplicidad de puntos de vista que le sirve al autor para ir poco a poco desvelando la realidad del clan y construyendo una sugestiva intriga que crece a medida que vamos conociendo los hechos del pasado. Nazis, neonazis y cazanazis aparecen por las páginas junto a empresarios sin escrúpulos, políticos de todo tipo, refinadas melómanas (la novela incluye un código QR con un enlace a la música que acompaña el relato) y viejos roqueros de la escena musical zaragozana de los ochenta. 7,5.
Una liturgia común (Joan Didion)
Este año es el turno de ‘Una liturgia común’. Escrita en los 70, la tercera novela de Didion es una de sus más reconocidas obras de ficción. Mezcla de intriga política (está situada en un país ficticio de Centroamérica), drama personal, crónica de una amistad femenina y retrato de la alta sociedad norteamericana, ‘Una liturgia común’ destaca por un estilo directo y elíptico, compuesto por frases cortas y secas como un martini; unos diálogos rápidos y llenos de ironía, tan afilados como los de una Fran Lebowitz; un vocabulario riquísimo y un humor lleno de finura y melancolía. Un gustazo, vaya. 8,8.
El aroma de los imperios (Karl Schlögel)
Partiendo de esta revelación, el historiador alemán Karl Schlögel recorre la historia de los dos perfumes creados en mundos antagónicos y explora su significación cultural. Dos líneas aromáticas y narrativas que revelan otra conexión oculta más: la de Coco Chanel con Polina Zhemchuzhina, esposa del ministro de exteriores Viacheslav Molotov y directora del trust estatal de perfumería de la URSS. Las dos fueron mujeres de origen humilde, trabajadoras incansables y con un olfato privilegiado para detectar contactos que les facilitaran ascender socialmente. Y las dos tuvieron problemas con sus gobiernos por sus conexiones con el enemigo: Chanel con los nazis y Zhemchuzhina con los estadounidenses durante la Guerra Fría. 7,5.
La memoria de los animales (Claire Fuller)
‘La memoria de los animales’ (Impedimenta) presenta un mundo sumido en una hecatombe vírica. La protagonista y narradora, una bióloga marina, se ofrece voluntaria para un ensayo clínico relacionado con una vacuna experimental. El descubrimiento de un dispositivo con el que es posible revisitar el pasado, el Revisitador, inventado por uno de sus compañeros de la prueba, pone en marcha un absorbente relato que avanza por los territorios de la ciencia ficción especulativa, el thriller distópico, el alegato animalista y el drama intimista. La crónica del asfixiante día a día de los voluntarios se mezcla con una imaginativa narración epistolar y con unos viajes al pasado que le permiten a la autora reflexionar sobre la memoria, los recuerdos y los refugios que buscamos para soportar el presente. 7,9.
El castillo de los escritores (Uwe Neumahr)
Erika Mann, John Dos Passos, Martha Gellhorn, Victoria Ocampo… son algunos de los periodistas y escritores que aparecen por las páginas de ‘El castillo de los escritores’ (Taurus). El título hace referencia a la gran mansión de estilo historicista confiscada a la familia Faber-Castell (la de los lápices) donde estaba situado el press camp. Uwe Neumahr combina biografía, historia judicial y crónica social para ofrecer un jugoso retrato, plagado de anécdotas, sobre la trastienda periodística del célebre proceso a los líderes nazis. 7,5.
Ritual (Sandrine Destombes)
El punto de partida de ‘Ritual’ (Reservoir Books) atrapa al lector por los tobillos: siete pies cortados y atados entre sí aparecen flotando en el Sena, cerca de la sede central de la Policía Judicial francesa. En uno de ellos está grabada la palabra “Ganador”. A partir de ahí, se pone en funcionamiento una inquietante intriga policiaca, narrada sin apenas descripciones de escenarios y personajes (cada lector se las tiene que apañar con su imaginación), que se lee con la velocidad con la que te comes un helado. Capítulos cortos, ritmo ágil y un uso muy eficaz de las elipsis y la dosificación de la información. 7.
Las cosas que perdimos en el fuego (Mariana Enriquez, Lucas Nine)
Si las hermosas y oscuras canciones de Low podían servir como perfecta banda sonora para los inquietantes cuentos de Enriquez, las ilustraciones de Lucas Nine lo son como traslación gráfica. El cómic ‘Las cosas que perdimos en el fuego’ (Salamandra) adapta, con la colaboración de la propia autora, cuatro relatos del libro: ‘El chico sucio’, ‘Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo’, ‘El patio del vecino’ y ‘Bajo el agua negra’. Por medio de una eficaz combinación de dibujos de estilo expresionista y fotografías documentales, Lucas Nine logra una muy sugestiva relectura visual de los terroríficos relatos de Mariana. 7.
Naturaleza muerta (Emilio Bueso)
‘Naturaleza muerta’ está contada en primera persona por una ingeniera agrónoma que ha huido de Madrid para teletrabajar, cultivar la huerta y “sanarse” en una casa de campo, un personaje muy bien construido que carga con todo el peso narrativo de la novela. Bueso juega de forma muy hábil con el punto de vista subjetivo de la protagonista, con la fiabilidad de esa mirada, para ir incorporando poco a poco elementos fantásticos sin que la historia pierda nunca pie con la realidad. Un ritmo tan ágil como una rata de la albufera, una galería de personajes secundarios muy atractivos y bien perfilados, y una atmósfera pegajosa y onírica completan esta estupenda lectura de verano. 7,5.