Música

¿Por qué los CD’s se pierden? Causas y anécdotas

«Las ventas de CD’s están creciendo; desearía no haberme deshecho de mi colección». Este titular no es de 1997 ni de 2005, sino de 2024, en concreto, del pasado mes de julio. The Guardian comenta la venta creciente de CD’s -no vinilos, CD’s- en Reino Unido, un fenómeno que también se da en España, si bien representando, en ambos casos, una fracción ínfima del mercado. El periodista Tom Lamont dedica tiempo a reflexionar sobre la nostalgia asociada al formato y también a subrayar su superioridad de sonido, y recuerda que para él poner un CD en casa significaba un ritual que, con el streaming, se ha perdido.

Soy firme defensor del CD por varios motivos: la calidad de sonido es superior a la de cualquier otro formato, como sabe Alex Kapranos; su capacidad de almacenaje de audio es mayor; es más cómodo de almacenar en casa, de llevar de un lado a otro o de guardar en cajas al ser de tamaño reducido y, por supuesto, es más barato que el vinilo. Tiene sus desventajas, sobre todo, que las cajas de plástico lucen baratuchas -prefiero el digipack siempre- y que, en algún caso, no son tan baratos. Pero me sigue pareciendo el mejor formato.

Sin embargo, en la diversificación de opciones de formatos que se ha dado en la última década, y frente a la comodidad absoluta y oferta infinita que proporciona la música en streaming, los CD’s han empezado a estorbar incluso a quienes aún los compramos. Ya no es una prioridad conservarlos para muchos. Otros lamentan haberlos perdido de manera misteriosa. El fenómeno del CD perdido es real.

Uno de los momentos donde más CD’s se pierden son las mudanzas. En el caos de las cajas algún paquete, bolsa o mochila puede terminar desaparecido y con ellos algunos CD’s que habrías querido conservar. En un repaso a los discos que han marcado su vida, la compositora alemana Afrodeutsche recuerda la pérdida de su valiosa colección de cintas de casete por el olvido más tonto. Durante una mudanza, metió todas sus cajas en el coche y pisó el acelerador, abandonando la caja más importante de todas en la acera. Nuestro director Sebas E. Alonso perdió un boxset con gran parte de la discografía de Dusty Springfield y un libro sobre su carrera en una mudanza hace 20 años. La metió en una caja y simplemente nunca más se supo.

Los CD’s también pueden colarse en mudanzas ajenas de maneras misteriosas: Mireia Pería recuerda que sus copias originales de ‘Since I Left You‘ de los Avalanches e ‘If You’re Feeling Sinister‘ de Belle & Sebastian terminaron Dios sabe dónde, después de que «un amigo» de su hermano se las dejara a «otro amigo que se fue a estudiar a Alemania». «Yo nunca he perdido ningún CD… pero sí que me los han perdido», recuerda. «En los inicios del siglo XXI, mi hermano tomó por costumbre birlarme a escondidas MIS CD’s para dejárselos a SUS amigos. La cuestión es que de estos hubo un par que se los dejó a su amigo S. que, a su vez, se los dejó a su amigo M. M. se fue a estudiar a Alemania y se llevó MIS CD’s con él… y fue él el que me los perdió en SU mudanza de vuelta a Barcelona. Uno fue el ‘If You’re Feeling Sinister’ y el otro, el ‘Since I Left You’. Obvio, me los tuve que comprar de nuevo».

No solo en las mudanzas se dan casos de discos perdidos o abandonados. Muchos CD’s -y cintas- son víctimas de las limpiezas de los hogares. Recuerdo deshacerme de mi copia de ‘Nellyville’ (2004) de Nelly porque no lo escuchaba. A día de hoy me pregunto qué hice con la caja de ‘Life for Rent’ (2002) de Dido y por qué había decidido meter ese CD dentro de la cajetilla de la banda sonora de ‘Todo sobre mi madre’ de Alberto Iglesias. Lo único que sé es que no conservo ninguno de los dos discos. Al menos el de Dido lo echo de menos: lo sigo oyendo a día de hoy, en Spotify.

Ha sido inevitable tirar a la basura discos pirateados, adquiridos en esa lejana e increíble época en que se vendían CD’s copiados en la calle. He llegado a poseer en mi colección copias piratas de ‘Sí’ (2004) de Julieta Venegas, ‘So-Called Chaos’ (2004) de Alanis Morissette o ‘Pafuera telarañas’ (2004) de Bebe; discos que recuerdo escuchar hasta la saciedad en su momento. Las copias pirata, claro, eran basura casi por definición.

Más inexplicable es el caso de algunos discos comprados en tiendas de segunda mano. Algunos compradores narran haberse agenciado discos usados solo para descubrir que dentro de la caja no había CD alguno, es decir, que estaba vacía; o que el CD en cuestión era otro.

En casos dramáticos los CD’s acaban en manos de ladrones. Joric cuenta que en 2001 vivió su propio «11-S musical»: “En septiembre de 2001 entraron a robar en la minibuhardilla donde vivía del barrio de Huertas, en Madrid. Dada mi situación de joven precario, no encontraron nada de valor, así que acabaron llevándose una mochila con unos veinte CD’s que había llevado a una reunión de amigos la noche anterior. Todos eran novedades que me había costado sangre y sudor poder comprar: ‘Discovery‘ de Daft Punk’, ‘The Sophtware Slump’ de Grandaddy, ‘Felt Mountain‘ de Goldfrapp o ‘Impermeable’ de Carlos Berlanga». Joric recuerda que el robo le afectó más «que si me hubieran robado la tele y el ordenador juntos».

Es absurdo hablar de CD’s perdidos sin hacer mención a la transición ecológica -de CD a digital- en la que nos encontramos y que ha llevado a la desaparición casi total del formato físico en los hogares. La gente no pierde discos, se deshace de ellos porque ocupan demasiado espacio y ya están disponibles en las diferentes plataformas disponibles hoy en día. Muchos CD’s terminan abandonados en trasteros o puntos verdes (donde se separan caja, libreto y disco para su adecuado reciclaje, es decir, se descuartizan discos) o donados a bibliotecas. Me arrepiento de haber tirado mi copia de ‘Let Go’ (2002) de Avril Lavigne, un disco que me gustaría seguir guardando en mi colección. Es cierto que la caja estaba rota y el CD, probablemente rallado, pero a ese CD asociaba un sentimiento de nostalgia, que una copia nueva ya no tendrá.

Hace años en el foro de Steve Hoffman -uno de los foros musicales más interesantes- los usuarios relataban sus historias sobre cedés que han perdido y no han vuelto a ver jamás. Uno de ellos contaba no haber superado la pérdida de su copia de. “Sgt. Peppers’ de los Beatles a los 12 años. Otro se seguía preguntando dónde demonios se encontraba su primer recopilatorio de los Beach Boys. Una persona describía haber perdido hasta 100 discos cuando reformó su estudio de grabación casero. Por fortuna no todos los cedés acababan perdidos en algún lugar misterioso: algunos aparecían “detrás de muebles” o simplemente escondidos por error.

En el mismo foro una persona afirmaba haber comprado hasta tres reproducciones de ‘Nevermind‘ de Nirvana porque cada vez que había roto con su pareja, esta se había llevado su copia de ‘Nevermind’. Un usuario era incapaz de recordar a quién prestó su copia de ‘Freeze Frame’ (1981) de J. Geils Band. Otro perdió 30 CD’s y se propuso comprarlos de nuevo: le quedaban dos -de los Pogues y Jon Spencer Blues Explosion- para reponer su colección de discos perdidos. Eso sí, existe un Triángulo de las Bermudas de los discos perdidos: el coche. Muchos pasan por ahí, y ya no vuelven.

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Publicado por
Jordi Bardají