De Caliza a Siloé, de Zahara a Barry B: el eclecticismo total de Vibra Mahou «Pucela»

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De Caliza a Siloé, de Zahara a Barry B: el eclecticismo total de Vibra Mahou «Pucela»

Este sábado se celebró en la Feria de Valladolid el primero de los eventos Vibra Mahou Fest 2025, congregando a 2.000 personas en competencia con un también «vibrante» Madrid-Barça como final de la Copa del Rey, que además añadió prórroga y acabó de madrugada. El ciclo ha reunido a 24.000 asistentes en ediciones pasadas en lugares como León, Gijón, Valencia, Tenerife o Madrid, y este año volverá a sumar adeptos con el eclecticismo como máxima, y el aliciente de cervezas a 3 euros, la mitad de lo habitual en este tipo de eventos (además de un parque de bolas con premio).

Que en esta ocasión los cabezas de cartel fueran Zahara y Siloé podía hacer pensar en cierta orientación editorial «indiemainstream», pero lo cierto es que también hubo trazos de urban de la mano de Ani Queen y del underground más underground, de la mano de Caliza.

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Al proyecto de Elisa Pérez le tocó actuar a las 17.15 horas, cuando aún solo los más madrugadores se habían acercado a la carpa, lo cual no implicó que sus producciones electrónicas hipnotizaran menos. Actuó únicamente en compañía de una bajista, esmerándose en introducir unas canciones que nos hablan sobre el malestar del mundo en el siglo XXI (‘Otra torre más‘) o «abandonar proyectos capitalistas». La ciudad de Madrid recibió varios dardos en estos 30 minutos, sobre todo en el tramo final del set, con la canción titulada exactamente ‘Madrid’ o ‘Amistades peligrosas’, que nos habla sobre la Castellana, y representó el punto más bailable.

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Una de las máximas de Vibra Mahou Fest es apoyar a los artistas locales, y eso no se podía reducir a la popularidad creciente y ya asentada de Siloé. Ani Queen, con 4.000 oyentes mensuales, agradeció que alguna gente hubiera «hecho cola desde las 11 de la mañana» para presenciar su concierto, y lo cierto es que una decena de chiques portaba camisetas suyas y coreaba sus canciones en las primeras filas. Fue la audiencia más LGTBIQ+ de la tarde-noche, incluso por encima de la de Zahara.

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Ani Queen apareció aupada por una corte de bailarines con la virtud de la juventud y las ganas, con Lady Gaga como claro referente en lo estético. En lo musical, predominaron en cambio los beats reggaeton y el urban, con coreografías grupales, y un momento más sentido dedicado a un hermano que vive en la remota Nueva Zelanda. Ani Queen proyectó vídeos con más y menos gracia, a destacar la superposición de tuits y comentarios en que se metían con ella, sobre todo tras una actuación realizada en la Playa Mayor de la ciudad, un teloneo a Jason Derulo, y la intervención del ex alcalde y hoy ministro de transportes, Óscar Puente.

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Hablando de autoridades, cuando pase la crisis energética de este lunes, no estaría mal que el gobierno local actual invirtiera algo en mejorar la sonorización del recinto de la Feria de Valladolid, y menos en los toros y toreros que promociona por las calles de la ciudad. Los técnicos de sonido sufrieron durante los 5 conciertos por ofrecer la mejor ecualización posible, y uno de los mayores damnificados fue Barry B, que actualmente ofrece un show basado en las guitarras post-punk y el sonido de banda. Si alguien creía que en este cartel «ecléctico» faltaba una banda de rock, de guitarra, batería y bajo, esos fueron Barry B.

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Postulado como estrella, pues, Barry salió con gafas de sol donde no había sol, siguiendo la moda vista hace unos días a Sen Senra y Cariño en Benicàssim. Con su parte más urbana en absoluto segundo plano, lo cierto es que no fue fácil seguir las canciones más desconocidas de su set, que destacó sobre todo cuando sonaron dos temas: ‘El lago de mi pena’, precioso incluso sin la participación de Gara Durán, y ‘Yo pensaba que me había tocado Dios’.

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Si Barry piensa que le ha tocado Dios, Zahara «solo quería escribir una canción de amor», pero no le salió. ‘Lento ternura‘ es un disco brumoso, más oscuro de lo que parece, y su voluntad es defenderlo frente a una audiencia que lo desconoce, que va descubriéndolo poco a poco. En las entrevistas suele contar que su repertorio actual tiene más «concesiones a su pasado que nunca», pero en verdad de las 16 canciones que suenan, 8 pertenecen a su trabajo actual. Su gran apuesta es mostrar al público que las mujeres en los festivales siguen siendo minoría (‘Demasiadas canciones’), que la felicidad está siempre demasiado lejos (‘¿Era esto la vida?’), o que sufrimos (‘La violencia’ es uno de los «highlights» de este tour definitivamente).

Zahara incorpora coreografías sobre una cinta de correr en ‘Tus michis’ y tipo auxiliar de vuelo en ‘CTRL+Z’, aunque a decir verdad son sus «greatest hits» los favoritos por el público, al menos de momento. Hubo un día en que, aunque cueste asumirlo, Amaia y Aitana cantaron juntas ‘Con las ganas’ en Operación Triunfo, después hubo otro día en que Amaia la interpretó con Zahara con lágrimas en los ojos, y eso tiene mucho que ver con que sea el tema más coreado de su repertorio, sonando desde el absurdo de un policlín. Ese momento en que Zahara agarra la guitarra eléctrica para interpretarla, interpolada con ‘Zahara’ de Judeline, fue el más bonito de todo el ciclo. Jamás un policín había dado tanto de sí. ‘Caída libre’ con el momento «feria cam» enfocando al público, y finalmente ‘Hoy la bestia cena en casa’ y ‘Berlín U5’ levantaron la Feria hacia sus máximos.

Quizá por lo diferente que era la propuesta artística, en las antípodas de Zahara, quizá por su coincidencia de pleno con el susodicho partido de fútbol, una parte de la audiencia abandonó el recinto durante el concierto de Siloé, pero las muchas personas que se quedaron se entregaron al máximo, muchas de ellas portando camisetas del grupo. Fito celebró que Siloé nunca habían sido los últimos en actuar en un festival y enseguida retó: «que nos eche la puta policía», algo que finalmente no sucedió. También anunció que el año que viene después del verano, saldrá «el mejor puto disco del año», aunque esta vez la palabra «puto» no fue la más pronunciada como en otros de sus sets.

Tal mérito recayó en «Pucela». Siloé jugaban en casa, lo que aprovecharon para arengar a hombres, mujeres y niños, mientras interpretaban una serie de hits de influencia evidente de Izal, Héroes del Silencio y Viva Suecia. «¡Esto es Coachella!», gritó en un momento un Fito venido muy arriba, entre referencias religiosas tanto en lo escenográfico como en lo lírico (‘Reza por mí’), interpolaciones de Blur (‘Song 2’) y aspavientos de todo tipo. ‘Si me necesitas, llámame’ termina con la frase «¿qué tal si mandamos a todos a por culo?», lo cual ha inspirado de manera impensada una línea de camisetas que ha arrasado, y el grupo tuvo la ocurrencia de exhibir tal proclama explícitamente ante Mahou, porque la marca siempre les había apoyado, incluso cuando no tenían donde caerse muertos. «Vamos a enseñar a la gente de Madrid cómo lo hacemos», desafió antes de que el público obedeciera sumiso, primero las chicas, luego los chicos, al final todos juntos. En este juego de contrastes de Vibra Mahou Fest, tras propuestas tan trabajadas en lo artístico como la de Zahara, Siloé pusieron el punto «lololó».

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