‘Emilia Pérez’, ‘Joker: Folie à Deux’, ‘Better Man’, ‘Polvo serán’… Siempre ha habido musicales de autor, atípicos, experimentales, extraños. Pero esta proliferación en un solo año es algo inédito. ¡Si hasta hay un episodio musical de ‘Star Trek’, ‘Rapsodia del subespacio’, y un slasher musical estonio, ‘Las motosierras cantan’, que se pudo ver en Sitges! ¿Tendrá algo que ver el impacto que tuvo el estreno de ‘Annette’ en 2021?
‘The End’ ha sido el más reciente en sumarse a esta corriente. Y no será el último. Aún están por llegar la adaptación de ‘Kiss of the Spider Woman’, dirigida por Bill Condon y con Jennifer Lopez y Diego Luna como protagonistas; ‘The Bride!’, un remake musical del clásico ‘La novia de Frankenstein’ a cargo de Maggie Gyllenhaal, con un elenco de lujo (Christian Bale, Jessie Buckley, Peter Sarsgaard, Penélope Cruz, Annette Bening, Jake Gyllenhaal); y el ambicioso proyecto de Richard Linklater junto a Paul Mescal, ‘Merrily We Roll Along’.
Como propuesta musical, ‘The End’ es bastante insólita. Primero, por quien es su director: Joshua Oppenheimer, un cineasta especializado en documentales, quien se dio a conocer con la estremecedora ‘The Act of Killing’ (2012). Esta es su primera incursión en la ficción: nada menos que un musical de ciencia ficción post-apocalíptica de casi dos horas y media.
Segundo, por el escenario sombrío y distópico en el que desarrolla la historia, muy poco afín al género: un lujoso búnker habitado por una familia, dos décadas después del fin del mundo. Y, tercero, por la sorprendente participación del músico Marius De Vries, habitual de grandes musicales de Hollywood como ‘Moulin Rouge’ (2001), ‘La La Land’ (2016) o ‘Cats’ (2019), en esta modesta producción danesa.
La mezcla es tan ecléctica como podía serlo ‘Emilia Pérez’, pero el resultado no es tan brillante. Curiosamente, la faceta en la que mejor funciona es la musical. Más cantado que coreografiado, y deudor en cierta medida de ‘Annette’, ‘The End’ sobresale en ese aspecto gracias a unas canciones fabulosas, interpretadas con gran solvencia (no son nada fáciles) por el magnífico reparto: Tilda Swinton, Michael Shannon, George MacKay… Son estos momentos los que elevan la película por encima del tono general monocorde que domina toda la historia.
A ‘The End’ le sobra metraje y le falta cohesión narrativa y sutileza conceptual. El escenario, el interior de una mina de sal, es muy atractivo, cargado de posibilidades metafóricas (los cuadros, la maqueta), y está bien aprovechado. El conflicto dramático, la inesperada llegada de una superviviente al búnker, también resulta sugestivo y prometedor. Sin embargo, la narración es deslavazada y apenas avanza, las ideas y los personajes están poco desarrollados, y el discurso crítico tiene escaso calado. Menos mal que están las canciones…