Aunque la popularidad de su banda no ha hecho más que crecer con el tiempo, Dave Grohl parecía estar de capa caída en lo que se refiere a creatividad. Los tres últimos álbumes de estudio de Foo Fighters, ‘One By One’ (2002), ‘In Your Honor’ (2005) y ‘Echoes, Silence, Patience & Grace’ (2007) contienen temazos como ‘All My Life’, ‘Times Like These’, ‘Best Of You’ o ‘The Pretender’, pero también cuentan con considerables cantidades de relleno, algo especialmente acusado en su último lanzamiento hasta ahora. Por otro lado, Grohl pareció cansarse un poco de la faceta desenfadada y festiva de los Foos, una de sus grandes bazas, centrándose en una mayor oscuridad musical y letrística. En otras palabras, el último gran álbum que han facturado es ‘There Is Nothing Left To Lose’ (1999), un disco fresco, con grandes momentos y estribillos memorables de principio a fin, por no hablar de sus tremendos videoclips. Tanta seriedad y tanto cliché (como el innecesario acústico a lo MTV Unplugged, titulado ‘Skin & Bones’ (2006)) llegaron a cansar incluso a quienes los tienen entre sus grupos favoritos de los últimos tiempos. Y de ‘Wheels’, el incentivo que añadieron a su ‘Greatest Hits’ (2009), no hay mucho que decir en realidad. Agradable, sin más.