Después de hablar de Paris Hilton, Paris el grupo y Paris la película, retomamos al fin los posts de viajes con la ciudad original. El hecho de que sea el primer destino turístico del mundo no es una afirmación vacua ni una estadística más. Tampoco tiene nada que ver con otras estadísticas como que Benidorm sea la playa con más gente por centímetro cuadrado en agosto ni que la isla de Mallorca tenga la mayor población de alemanes del mundo después de la propia Alemania; si París recibe tanta gente cada año es porque es una de las ciudades con más atractivos, encantos y magia sobre la faz de la tierra. No sólo tiene una historia de más de dos siglos (recordemos que, antes de los romanos, ya existía la Galia y París ya hacía sus primeros pinitos en esa pequeña isla en medio del Sena) sino que a lo largo de los años se le han ido añadiendo elementos que, lejos de convertirla en una suerte de Disneylandia del turismo, la han ido haciendo más y más interesante. Por ejemplo, no sólo tiene una de las catedrales góticas más bellas e impresionantes que se puedan ver, sino que en una orilla del río tiene una inmensa estructura metálica de finales del XIX, la Torre Eiffel, que resulta igual de bella e impresionante. El románico, el gótico, el barroco más excesivo, las obras de arte más famosas del mundo -la Gioconda, entre otras miles-, los palacios más espectaculares, los barrios más típicos, los edificios más simbólicos… Todo ello convive y alimenta la leyenda de París que, una vez que se visita, se comprueba que es cierta.
Pero, además, París no sólo es la ciudad perfecta para recorrerla cámara en ristre y con cara de turista, sino que también tiene una vida nocturna bastante aceptable, una excelente gastronomía, una ruta de compras con muchísimo que ofrecer y un ambiente general -salvando las colas de los principales monumentos, que son territorio guiri total- de lo más chic. La mayor pega de esta ciudad es, sin duda, lo cerrados que son los parisinos, y después, lo elevado de sus precios para cualquier cosa (comer, alojarte, transportarte, respirar…), pero unas cuantas visitas y unas cuantas novatadas después, acabas descubriendo cómo montártelo todo de una manera mucho más barata y, por tanto, placentera. Y aquí te la mostramos.