Malos días los tenemos todos, pero Sheryl Crow esta semana tuvo el peor. La cantante de blues-rock-whatever norteamericana de cuarenta y cuatro años es otra persona completamente distinta sin la labor de un estilista, peluquero y experto en Photoshop. No sé, mi madre tiene más o menos su edad y cuando va a la compra un sábado por la mañana con sus peores pintas ya va mejor que Sheryl y con mucho menos dinero.
Digamos que en esta imagen falla todo. Empecemos por lo más evidente: ¿con qué te has echado el autobronceador? ¿Con una brocha gorda? ¿Y cada cuánto te lo aplicas, cada veinte minutos? Ese tono naranja, más propio de un vegetal o de un dibujo animado, le da un aspecto extrañísimo y absolutamente antinatural. El autobronceador es lo mejor para estar morena sin exponerte a sufrir un melanoma (y Sheryl Crow se ha recuperado recientemente de un cáncer de mama, así que lo último que querrá será poner en peligro su salud tomando el sol), pero hay que saber echárselo y es evidente que la cantante no sabe. Otro aspecto preocupante es el pelo, que si no está peinado por un peluquero es una especie de estropajo despoblado y reteñido. Mujer, vale que no vayas a una fiesta, pero puedes salir de casa con mucho mejor peinado y haciéndotelo tú misma, por ejemplo, con una cola de caballo bien colocada. Y, por último y no menos importante, la ausencia de sostén. La camiseta de algodón en sí no tiene nada de malo, pero sería recomendable ponerse un sujetador, aunque sea deportivo y de color carne, para no enseñar «eso» que se intuye a la altura del pecho. Y más a su edad, cuando la ley de la gravedad ya ha hecho lo propio con la zona pectoral. La ausencia de sostén sólo se perdona a niñas menores de doce años y mujeres con un vestido de fiesta. Para todo lo demás, SIEMPRE con sujetador. Y así es cómo esta mujer, que puede llegar a ser muy guapa cuando hay estilistas de por medio, se convierte en un ama de casa aburrida y venida a menos en su vida diaria. Y encima lo del terrorífico autobronceador… ¡Sheryl, tú puedes!



Si recientemente muchos nos pusimos tiernos con ‘

Los comienzos


Helado me quedé cuando escuché el primer disco en solitario de Justin Timberlake y me di cuenta de que incluía dos temazos para enmarcar: ‘Rock your body’ y ‘Cry me a river’, éste último dedicado a su ex, desvirgada por él mismo, Britney Spears. Así que a pesar de que ‘Sexyback’ me parecía una caca, la típica canción que creo que ha visto la luz por ir firmada por un famoso y no un desconocido, estaba dispuesto a escuchar su segundo disco, ‘Futuresex / Lovesound’, y me animé cuando vi que en 


Los que defienden la vena bakala de 


Hay veces en las que, sencillamente, la ficción supera a la realidad. Esto pasa en ‘Pequeña Miss Sunshine’, la nueva película de Jonathan Dayton y Valerie Faris, que cuenta la historia de una familia nada convencional que se va en furgoneta a un concurso de misses infantiles. Hasta ahí todo normal, pero lo mejor son las características de cada uno: el abuelo es un heroinómano al que acaban de echar de su residencia por tomar drogas; el padre es un bobo que se cree su propia historia sobre cómo ser un ganador aunque sepa que él es un perdedor; la madre es la típica mujer ahogada por su vida que se intenta refugiar en su familia; el tío es el experto número uno en Proust de los Estados Unidos y tiene tendencias suicidas; el hermano es un adolescente que no habla y que odia a todo el mundo y la niña es una gafotas que -la verdad- pone mucho empeño en todo lo que hace, a pesar de no ser la típica niña que ganaría este tipo de concursos.


En los últimos tiempos, si hay un navegador que ha crecido, ése es 
No me las voy a dar de guay y no voy a decir que siempre he sido fan de The Mountain Goats. Conocía su existencia y tengo algún tema suelto por ahí guardado, pero consideraba a la banda de John Darnielle como otra más en la montonera de alt-country-folk-americana o whatever. De forma casual despertó mi curiosidad sobre este disco una reseña que recomendaba altamente su nuevo ‘Get Lonely’, doceavo álbum de su carrera (llevan en activo desde 1994). Y más casual aún fue encontrarlo en una tienda Daily Price al día siguiente a un precio realmente irrisorio. Doble satisfacción.

Desde el principio fui más de la Aguilera que de la Spears. Digamos que de Christina me gustan 5 canciones y de Britney 1 y media. ‘Back to basics’ ha servido para que me reafirme en mi opinión ya que, sin ser un disco que me enganche o me encante, reconozco que es bastante bueno. La idea creo que es un paso acertado en el siempre complicado tercer disco de estudio. Christina ha decidido pasar a un estilo más adulto, recordando la música que sus padres le ponían de pequeña: R&B de la vieja escuela, soul y jazz, dándole al conjunto un aire a veces años 20 y a veces años 40, con aroma ‘Moulin Rouge’ (en cuya banda sonora «casualmente» participaba). 

Midlake es uno de esos grupos americanos, además de Texas, con un poquito más de suerte en Reino Unido que en su propio país. Les fichó un sello de Londres, Bella Union (My latest novel, Françoiz Breut, Laura Veirs…) y no es que vendan mucho (sólo se han colado en listas indies), pero sí han conseguido buenas críticas en revistas como MOJO o UNCUT.
Así con toda esta lista de nombres y apellidos este personaje no dice nada, así que ilustra muchísimo más que digamos que es el hijo de 
Cuando escuché por primera vez el segundo disco de Femme Fatale, me sonó tan mal que pensé que Mushroom Pillow me había enviado una copia defectuosa. Pero la verdad es que si le das alguna oportunidad, resulta que está bien. 
