Para algunos de nosotros era el 6º FIB, para otros el 1º. Pero siempre todos nos deprimimos cuando se acaba, así que quizá, y con un Summercase que amenaza al acecho, sigue siendo el mejor festival de nuestro país. Y es que independientemente de que a su cartel puedan ponérsele peros, se dan varias circunstancias que lo siguen haciendo el más divertido: la gran cantidad de guiris, algunos para hacerles literalmente un monumento, otros que siguen desconociendo las propiedades de los protectores solares; la gente que se ducha desnuda; las carpas que duran hasta las 8 de la mañana; la variedad de comidas; la complicidad que se respira; la ausencia de problemas graves de organización (otra cosa son los hooligans o la gente que no sabe hacer sus necesidades en su sitio); los puestos de discos; la playa por las mañanas; los hippies con perros y antorchas de la puerta… Y los conciertos, claro, con muchos muy grandes momentos, comentados después del salto.
Teitur: Gran descubrimiento del festival. Teitur presentó sus canciones, todas preciosas gemas folk a lo Damien Rice o Josh Rouse, al piano o a la guitarra mientras una gran sección de cuerda le acompañaba. Criticando a Bush o dedicando su tema ‘Louis, Louis’ a Louis Armstrong, consiguió ganarse al público de un Escenario Verde que en absoluto le vino grande. Habrá que permanecer atentos. Supervago.
Tom Verlaine with Jimmy Rip: Solos con una guitarra eléctrica cada uno y sentados en la primera línea del escenario, el ex Television y Jimmy Rip desnudaron algunos de los viejos éxitos de Tom, riff a riff, detalle a detalle, provocando un gran éxodo del Escenario Verde hacia la carpa pop, el baño o los puestos de comida. Supervago.
Sunday Drivers: Acompañados de una orquesta sinfónica, los de Toledo se subieron al escenario dispuestos a abrirse un hueco en el mercado europeo, dada la presencia del numeroso público inglés asistente al festival. Jero, el vocalista de la banda, incluso se dirigió al público en el idioma de Shakespeare, por lo que se llevó unos merecidos silbidos. El concierto decepcionó frente a su potente directo de guitarras habitual y la prueba es que sólo remontaron el vuelo con la interpretación de su hit ‘On my mind’, con el que cerraron su actuación, ya sin la orquesta. Hator.
Scissor Sisters: No sé si quedará alguien a estas alturas que siga sin saber que los conciertos de Scissor Sisters son la bomba. Siempre salen con muchas ganas, presentan trallazo tras trallazo (¿’Tits on the radio’ no fue single?), Ana y Jake lo dan todo como vocalistas y líderes y se preocupan constantemente por su público. Sin embargo, el show estuvo algo peor que hace un par de años en otra carpa del FIB (Ana recordó a los asistentes que Jake se desnudó aquel día en el escenario) y que en el Primavera Sound, supongo que por el gran número de canciones nuevas que presentaron, que aún nadie conoce, o por una ligera falta de nitidez en su sonido. A pesar de todo apoteósica ‘Comfortably numb’ y apoteósico bis con ‘Filthy / Gorgeous’. Supervago.
Babyshambles: Pete Doherty estaba (casi) sobrio a las 7 de la tarde, y eso se notó en un escenario demasiado pequeño para un grupo que genera tanta expectación. Sonaron bien, muy bien, nada que ver con el concierto del Primavera Sound. Revisitó todos los grandes temas de ‘Down in Albion’ y acabó envuelto en una Union Jack con la leyenda «Fuck Forever» que le lanzaron desde el público. Sólo eché de menos ‘8 dead boys’. Laon.
Garzón: Independientemente de lo bien que sonara el powerpop de Garzón (que así fue, en una carpa bastante llena a las 19.30), todo el protagonismo del concierto se lo llevó su lectura del comunicado remitido por el juez Garzón, en el que se insta a la banda a dejar de utilizar su imagen para promocionarse y a cambiar el nombre de su página web. Y aún mejor, el anuncio de que el grupo sigue con su homenaje al juez más importante de España, pasándose a llamar a partir de ahora Grande-Marlaska. ¡Bravo! Supervago.
Colder: A pesar de algún que otro problema de sonido al inicio de su actuación, el francés Marc Nguyen fue ganándose poco a poco al público con su particular propuesta rítmica. Sin duda, uno de los momentos divertidos del festival fue contemplar su robótico baile durante la interpretación de ‘Tonight’, digno de la mismísima Donna Summer o del inglés Peter Crouch. Hator.
Pixies: La anécdota de la noche del viernes fue la suspensión durante más de veinte minutos del concierto que estaban dando los Pixies. En cuanto pararon, los rumores se extendieron por la explanada del Escenario Verde y se oía que si les había pasado algo, que si estaban viejos y cansados y necesitaban recuperar fuerzas, etc. Pero nada de eso. La suspensión la imponía la organización del FIB. Se estaban formando por las primeras filas unas avalanchas de gente enloquecida que ya habían conseguido romper la valla de seguridad y podían resultar peligrosas. No fue para menos que la gente estuviese así, ya que dieron un concierto impecable en el que repasaron temazos como ‘Bone Machine’, ‘Monkey gone to heaven’ o ‘Where is my mind’. Haber acumulado en los últimos años algún kilito de más no ha perjudicado en absoluto a sus conciertos. Unos de los triunfadores de la noche. iko
Echo & the Bunnymen: Tras el «coitus interruptus» de Pixies, muchos se largaron del Escenario Verde y pudimos disfrutar del concierto de Echo&The Bunnymen sin agobios ni empujones. Sin embargo, aunque los de Liverpool cumplieron con creces y se desvivieron sobre el escenario, no lograron conectar emocionalmente con el público, ni tan siquiera con su fantástica ‘The Killing Moon’. Pese a todo, ya quisieran muchos estar como ellos 20 años después de su mejor momento. Hator.
The Strokes: Vale, bailamos con ‘Last nite’, pero eso no salva que fuesen una de las grandes decepciones del festival. En el Escenario Verde sonaban bajos y apagados, aburrieron hasta el punto de que me quedé de pie, por unos segundos, dormido. Ya no queda casi ni rastro de los Strokes en vivo que vi hace unos años en La Riviera. Estaban aplatanados y desganados. Desde luego, no era lo que nos merecíamos. iko
Manta Ray: Es la crítica fácil decir que Manta Ray no pintaban nada en el Escenario Verde a las 3 de la mañana (espacio en el que otros años hemos visto a Chemical Brothers, Air o Basement Jaxx), pero la falta de asistencia de público a su concierto lo evidenció. Una pena que ni yo lo aguantara porque siguen teniendo uno de los directos más contundentes y sólidos de nuestro país. Supervago.
Le Hammond Inferno ft. Namosh: Por alguna razón Namosh es como de la familia. Será por su tanga de lentejuelas, que nos cayó encima en su actuación en la fiesta Neo-2 hace unos años. Así que sus salidas de tono, sus sinuosos bailes y su electrocosa ya no nos sorprende demasiado pero sí nos hacen bastante gracia. Y nos entretienen, que igual es su mera función. Supervago.
The Organ: Típico concierto de las seis de la tarde ni fu ni fa, que no es un desastre en absoluto, pero del que una vez que te has ido no recuerdas tampoco gran cosa porque no ha pasado gran cosa en el escenario. ¿Que son todo chicas es lo más interesante que se puede decir? Pues vaya. Supervago.
El Columpio Asesino: Los navarros viven su mejor momento y sus conciertos se cuentan últimamente por éxitos. A pesar del asfixiante calor, El Columpio Asesino volvió a deslumbrar con su enérgica propuesta rock, que abdujo a los allí presentes hacia otra esfera de la realidad. Uno de los mejores conciertos de esta edición del FIB, que les hace merecedores de un hueco en el Escenario Verde. Hator.
Morrissey: ‘Let me kiss you’ es una canción de amor sobre una persona que le pide a otra que intente olvidar su físico, imagine que es alguien a quien admire físicamente y la bese. Sólo por ver a Morrissey cantando «Pero entonces abres los ojos y ves a alguien a quien desprecias físicamente» mientras se arrancaba la camisa y corría al backstage avergonzado para ponerse otra, su concierto en el FIB merece un 10. Porque eso es Morrissey y era tanto como le podíamos pedir. Las iniciales ‘Panic’ y ‘Irish Blood English Heart’ abrieron un concierto en el que no faltaron otros hits de los Smiths como ‘How soon is now’ o ‘Girlfriend in a coma’, y últimos de su carrera en solitario como ‘First of the gang to die’ o ‘You have killed me’. Tan pronto elogioso como crítico y no sabemos cuán irónico con el público español, Morrissey recibió algún insulto, pero a mí me da un poco igual este tema de la bandera española sí, la bandera española no. Me quedo con el vozarrón que tiene, que yo no podía creer que estuviera escuchando en vivo finalmente, la calidad de sonido de su concierto y su imagen en las pantallas. Un bis con ‘There is a light that never goes out’, ‘Everyday is like Sunday’ o ‘Suedehead’ habría sido el culmen perfecto, pero de todas formas, sobresaliente. Supervago.
Jay-Jay Johanson: Si salías corriendo de Morrissey llegabas a ‘Quel dommage’ de Jay-Jay. Iluminación discotequera para un concierto en el que se alternaron sus baladas crooner, como la preciosa ‘I’m older now’, con bailables como ‘On the radio’, que sonó incomprensiblemente austera. El público estaba enloquecido en lo que, por la media hora que pudimos ver, fue uno de los grandes conciertos de la noche.
Rufus Wainwright: Una pena que estuviera la carpa FIB Club tan desbordada… Desde fuera se oía más a la gente hablando que a Rufus a la guitarra o al piano (?) y era imposible meterse en el concierto. Por suerte hacia la mitad los no interesados desaparecieron dejando espacio a los que sí lo estaban (gracias), dando lugar a una de las comuniones más sólidas entre público y artista del festival. Inolvidable ovación en la versión de ‘Hallelujah’ de Cohen en la voz de su hermana Lucy, con un Rufus que de la sorpresa, la mira sonriente, emocionado y satisfecho y se equivoca, pero que contraataca nada menos que con ‘Cigarrettes and chocolate milk’ y ‘Gay Messiah’. Maravilloso final. Supervago.
Franz Ferdinand: Muy a mi pesar los triunfadores claros del FIB fueron Franz Ferdinand. Digo muy a mi pesar porque hace unos días había leído un titular en el que los enfrentaban a los Strokes en una extraña rivalidad por el reinado del rock, y yo soy mucho más fan de los Strokes; pero es que Franz Ferdinand los arrasaron. Apabullantes, sexys (¿cómo pueden estar tan delgados, es que no comen?), atronadores y entregados desde el primer al último minuto sin descanso, hicieron vibrar a las masas al ritmo de ‘Take me out’, ‘Michael’ o por supuesto ‘Benicàssim, DO-YOU-WANT-TO?’. «Yeahhh» era la única respuesta posible y el 100% de los asistentes salió encantado de este conciertazo al que sólo puede ponérsele la pega de que sonara, durante 1 hora y 20 minutos, la misma canción una y otra vez. Sobre todo hacia el final pensé que alguna la estaban repitiendo… Supervago.
Ms. John Soda: La indietrónica no parece terminar de encontrar su sitio en la carpa FIB Club, donde asistimos a las decepciones y desastres de Postal Service y Lali Puna otros años. Ms John Soda no estuvieron mal y el público recibió muy bien su directo, pero nos parecía estar más bien viendo a un buen grupo de pop-rock cualquiera que a uno de los estandartes de Morr Music. Un aprobado alto sin más. Supervago.
Editors: No sabemos si con la intención de que los ingleses se «cociesen» antes o para que los propios artistas no saliesen pedo al escenario, caso de Pete Doherty, los organizadores del FIB programaron a algunas bandas británicas a unas horas realmente sospechosas. El cuarteto de Birmingham es una de las bandas más «hypeadas» del momento, por lo que el hecho de que su actuación comenzase poco antes de las siete de la tarde resultaba inexplicable. Sin embargo, ni los problemas iniciales con la guitarra de su vocalista, ni el agobiante calor, ni el lleno absoluto de la carpa Fiberfib impidieron a The Editors ofrecer una de las mejores actuaciones del FIB, con un Ian Curtis reencarnado en Tom Smith. Hator.
Yann Tiersen: Concentrado en su vena post-rock, Tiersen se puso de festival y sacó su lado más ruidista, además de un violín con el que dejó al público al borde del abismo, hasta el punto de que no era raro ver algún lagrimón por la carpa. No se salvó de las guitarras ni su recuerdo a ‘Amélie’. iko
Madness: Qué emocionante cuando uno no sabe qué esperar de un concierto y se encuentra a una banda mítica arrasando frente a casi la totalidad de asistentes del festival. Como hace un par de años con Brian Wilson, las masas se emocionaron ante un elevadísimo número de hits, que en este caso bailaron al ritmo de los protagonistas del «revival ska». ‘Our house’, ‘One step beyond’ o ‘The Prince’ fueron algunas de las piezas que sonaron mientras ellos, gafas de sol, sombrero y sombrilla playera mediante, daban perfectamente la talla en su papel de guiris macarrillas, pero encantadores. Que vuelvan pronto. Supervago.
Depeche Mode: Junto a Franz Ferdinand y Morrissey, fueron los grandes triunfadores de esta edición en el Escenario Verde. A pesar de que el sonido no fue precisamente el mejor, su concierto fue como vivir un regreso al pasado. Dave Gahan está igualito que hace 10 años, en plena forma, tras superar sus problemas con las drogas, y anima al público y se exhíbe como pocos saben. Martin Gore sigue tan genial como siempre y su voz es auténtico terciopelo. El montaje visual, aunque no tan elegante como el de Madrid el pasado mes de febrero, resultó bastante digno. Al contrario que el show de Morrissey, el concierto de DM fue de menos a más. Desde el hit inicial ‘A Question of Time’ versión rock, pasando por las dulces y románticas ‘Walking In My Shoes’ o ‘Stripped’, fueron alternando grandes éxitos con algunas de sus nuevas canciones. Las cotas máximas de emoción y entrega del público se alcanzaron a partir de la interpretación hardcore de ‘I feel you’, seguida ni más ni menos que de ‘Behind the Wheel’, ‘World In My Eyes’, ‘Personal Jesus’ y ‘Enjoy the Silence’. En los bises, Martin salió para interpretar ‘Somebody’, uno de los clásicos de la banda, tras el que le felicitaron el cumpleaños. Y tras el momento emotivo de la velada, llegó la extraña interpretación de ‘Photographic’, la primera canción que grabaron hace ya 25 años, con Vince Clarke en la banda. Para cerrar una brillante actuación, la siempre efectiva ‘Never Let Me Down’. Hator.
Herbert : En batín se presentó el señor Matthew. Y el resto de la banda, ya sin Dani Siciliano, en pijamas negros. Muy monos todos. Comenzó muy fuerte con ‘Something isn’t right’ y ‘The movers and the sakers’, dos de las mejores canciones que tiene. Esto hacía presagiar que el resto del concierto iba a flojear, pero no fue así. En una carpa llena, aunque no abarrotada, dio un concierto muy bailable, acompañado por las voces de Neil Thomas y Valerie Etienne, que impresionaron y, alejándose de la tónica general de los festivales, no desafinaron en ningún momento. Y es que llevó hasta vientos, aunque por supuesto Matthew no podía dejar de hacer alguno de los ruiditos con los que tanto disfruta, y en un tema hizo un sampleado del estrujar de una lata. iko
La Terremoto de Alcorcón: Viendo el conciertazo de Herbert en primera fila, recibí un sms que me advertía de una actuación sorpresa de La Terremoto en un pequeño escenario improvisado en las puertas del festival. Aprovechando que estaba al lado y una llamada de la madre naturaleza, salí a verla, muy contento de que los hermanos Morán abrieran sus puertas al divertimento pop (¿para cuándo Chico y Chica?). La Terremoto me parece una de las pocas personas con talento de este país, pero tuve la mala suerte de salir justo cuando Mario Vaquerizo, que a mí no me gusta nada, subía a bailar un tema. Así que vuelta inmediata al conciertazo de Herbert, que era la única opción posible. Supervago.
Placebo: Después de Herbert sí era el turno de Placebo. Con menos tino pero más público que hace un par de años, repasaron sus grandes éxitos frente a un público relativamente entregado. Sonaron ‘The bitter end’ o ‘Every you every me’, pero con menos fuerza de la habitual. No sé si es impresión mía pero casi todos los conciertos del Escenario Verde (sobre todo Strokes y Depeche Mode, salvaría a FF, Morrissey y Madness) sonaron este año como desde el fondo de un bidón. Supervago.
Codec & Flexor: El dúo alemán firmó una de las actuaciones más divertidas del festival. Mucha improvisación y ganas de fiesta en un show en el que vimos a uno de ellos subirse en la mesa de mezclas sin camiseta. Hator.
Hey Mr. DJ: Como todos los años, casi todos los que podrían haber sido nuestros dj’s favoritos nos decepcionaron. Tiga, 2 many dj’s… casi todos ejercieron un bakaladismo, con las gafas de sol puestas en plena noche, que podíamos soportar, en el mejor de los casos, 30 segundos. Por no hablar de los hasta 6 fallos técnicos que contamos en la sesión de Erol Alkan. Hator / Supervago.
Carpa Vueling Pop: Nuestra salvación en las madrugadas del festival frente al bakaladismo tradicional es la carpa pop. Viendo al simpatiquísimo y encantador Jeff Automatic, la sesión rockera de Eme, o la cada vez más técnica pero aún divertida sesión de Smart, nosotros también parecíamos empastillados o drogados, pero no lo íbamos. Qué sería del FIB sin ver amanecer con la Velvet, Blondie o los Killers mientras alguien se liga a un guiri, un gay se rinde al sexo opuesto y otros simplemente consumen litrazos y litrazos de Heineken alcohol. Todos los días nos tuvieron que echar de allí con las escobas… El año que viene más. Supervago.
Fiesta de la playa: Mientras pinchaban dj’s al «estilo FIB» comentado 2 párrafos más arriba, coches de todos los colores y personas de todas partes intentaron acercarse a la tradicional fiesta gratis en la playa. Casi no se podía ni llegar, la gente se bañaba en el agua (algo nada recomendable por peligro de ahogamiento entre tantas drogas y tanto alcohol), se podían ver neveras con comida y bebida… Un regalo para los guiris sin ni un solo cartel del FIB que fue un desfase total. Hator.