Ya se sabía que Alfredo Landa no se llevaba muy bien con los compañeros de profesión. Sonada fue su trifulca con José Luis Garci, por ejemplo, por negarse a entregarle el Goya honorífico dada su enemistad con la Academia. Esta semana publica sus memorias en un libro llamado ‘Alfredo El Grande, Vida de un Cómico’ y vía Vanitatis nos enteramos de algunos de sus comentarios más sonados.
A José Luis López Vázquez lo llama «robapapeles». «Sabía que Summers me había ofrecido un papel en su película ‘No somos de piedra’, pero le faltó tiempo para llamar al director y decirle que el proyecto le parecía tan extraordinario que quería ser él el protagonista. Y que se ofrecía a hacerlo por debajo de su caché, incluso gratis. Aquello era robarme un papel de la manera más inocua».
De José Luis Dibildos, dice que «le detestaba», y que pensó que «había que borrarlo de la faz de la tierra». De Tony Leblanc y Manolo Gómez Bur, opina que «en cine quedaban chirriantes y desmesurados». Al actor francés Jean Sorel le define como «más soso que la mierda de pavo» y sobre Gracita Morales dice: «cuando la conocí era encantadora, y poco a poco se fue convirtiendo en una mujer caprichosa, despótica, intratable… Dejaron de llamarla porque no cumplía y, francamente, porque no la aguantaba nadie».
También habla sobre las camas redondas que organizaba supuestamente el productor Alfredo Matas con Maurice Ronet y Amparo Soler Leal, a las que le invitaron discretamente pero a las que nunca quiso ir.
A pesar de todo, Alfredo asegura que en el libro predominan los elogios (también hacia Garci), pero que se sacará de contexto todo lo malo «porque en este país hay muy mala leche». La prensa tiene la culpa de ese subtítulo del libro, «Landa lo cuenta todo», claro que sí. ¡Si al lado de esto lo de la Reina fue un cuento de hadas!
Arturo Pérez Reverte ha sido el impulsor de este libro, que se ha encargado de escribir en primera persona el escritor Marcos Ordóñez a través de las declaraciones de Landa.