Esta bonita foto la hemos encontrado en el Flickr de Sr. Samolo. Gracias a él.
Ayer la música se inyectó en mis venas, y pasará mucho tiempo hasta que el efecto de esta droga se desvanezca. Tal vez (espero) nunca. Ésa es la consecuencia de ver anoche en directo a dos gigantes de la música americana como Gary Louris y Mark Olson, unidos en un proyecto delicioso e incomparable llamado The Jayhawks (amén) y separados más tarde por cuestiones personales que dejaron solo a Louris al frente de la banda. Finalmente, algún tiempo después, han tenido que encontrarse de nuevo para editar una joya más reposada y madura que sus obras anteriores, pero igualmente exquisita, titulada ‘Ready For The Flood’. Y digo han tenido porque con el paso del tiempo la pareja se ha rendido a la evidencia: han nacido para estar juntos, para ser uno solo.
Con la sala a rebosar, Louris y Olson, acompañados de una percusionista toco-de-todo, salieron al escenario con su nuevo disco en la mano, como unos principiantes. Era una declaración de intenciones: “éramos Jayhawks, pero éste es nuestro presente”. Pese a todo, comenzaron con guiños al pasado (‘Pray for me’ y ‘Bad times’), pienso que para atar en corto al respetable y apaciguar a los más inquietos. Lo consiguieron a medias. También a lo largo del concierto fueron intercalando canciones sublimes de discos anteriores como ‘Tomorrow The Green Grass” y ‘Hollywood Town Hall’, entre ellas ‘Over my shoulder’, ‘See him on the street’, ‘Waiting for the sun’, ‘Two angels’ y ‘Two hearts’. Sobrecogedoras, escucharlas en directo te dejaba el corazón en un puño.
Con Gary más concentrado en la faena, y Mark más relajado y conversador, uno no podía apartar los ojos del escenario, llenándose con cada gesto, con cada nota. Disfrutando de verdad. No podía ser de otro modo, sus voces y acordes se complementaban en cada canción de tal forma que parecían salidas de la misma garganta y de las mismas manos. Cada uno en su tono, cada uno en su melodía, estuvieron grandes.
Emociones aparte, lo más interesante de la noche estuvo en la puesta en escena de las nuevas canciones, que no desentonaron para nada con los hits ya conocidos. Incluso algunas sobresalieron sobre el resto, quizás por haber sido compuestas en formato acústico y, por tanto, estar mejor adaptadas al set que tenían preparado. El sabor de boca dejado por ‘Bicycle’, ‘Saturday morning on Sunday Street’ o ‘Black eyes’ me hizo pensar que estábamos ante grandes canciones que, tarde o temprano, la gente pedirá a voz en grito en futuros conciertos, como hacen (vaya si lo hacen) con las de The Jayhawks.
Aunque, no nos engañemos, cuando al final volvieron sobre las tablas para deleitarnos con ‘Bad times’ y una muy solicitada ‘Blue’, todos recordamos por qué estábamos allí. Para reencontrarnos con viejos amigos a los que siempre estamos deseando volver a ver. 9
El telonero Ted Russell Kamp, solo con su guitarra, hizo más corta la espera a los pocos que le prestaban atención. Su country-blues sonó bastante bien, y supo a poco, la verdad. Sería interesante verle con acompañamiento. Me enganchó su canción ‘Old folks blues’. 7