Ya no vas a pinchar más

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Ya no vas a pinchar más

Recuerdo (como si hubiese sido ayer) nuestra primera pinchada en Barcelona, en el Sweet Café. Y no sólo porque me lo pasé requetebién, también porque nuestra querida redactora Angèle Leciel, en un momento de descuido total, derramó una copa encima de mis cedés, que campaban a sus anchas por el espacio donde estaba la mesa de mezclas. Entre risas y un poco de nerviosismo por si alguno se estropeaba, los limpiamos un poco por encima, y al día siguiente más a fondo, con mucho cuidado. Creo que sólo se estropeó uno del todo, pero el resto siguen funcionando a la perfección. A partir de ahí decidí que, las veces que volviese a pinchar, no iba a llevar -en la medida de lo posible- CD’s originales. Algo semejante debieron pensar otras dos colaboradoras de este blog, Patata y Nani, cuando, tras una apoteósica pinchada en el Nasti, alguien echó mano de sus compactos y desaparecieron para siempre. Pues no, alguien ha decidido que aquí, o llevas tus originales o no pincha ni el Tato.

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Está claro que ante este tipo de situaciones comentadas más arriba, lo único que te queda es reírte un poco y beberte otra copa (total, ya que estás) porque poco se puede hacer. Sin embargo, la idea de perder una colección musical más o menos amplia por culpa de una caída accidental, por haber derramado bebida sobre ella o porque directamente algún amigo de lo ajeno te la levante de mala manera, no es nada atractiva. Es por eso que -imaginamos- muchos de los DJ’s de España se graban algunas de sus canciones (sacadas probablemente de discos originales porque a menudo lo bajado se oye mal) y llevan solo unos cuantos discos encima. ¿Cuánto ocupa una sesión normal? Pongamos tres horas aproximadamente de pinchada, que son 180 minutos. Si cada canción tiene una duración media de 3 minutos, necesitas 60 canciones, que irán (a no ser que lleves el Boom 2002 y lo pinches de arriba a abajo) en 60 compactos distintos. Una barbaridad de espacio (y de dinero, claro, que a unos 15€ el CD se te pone la broma en 900€ del ala).

También está la cuestión de los temas comprados en tiendas online. En JNSP, por ejemplo, le tenemos mucha afición a iTunes, pero también a Emusic. Hemos pinchado un remix de los Gorillaz jamás editado en España que compramos por iTunes y posteriormente grabamos en un CD canonizado. Muchas veces hemos hecho lo propio con música comprada en Emusic, de la que somos realmente fans. Vamos, que además de comprar la canción, hemos pagado por el canon ese que se cierne sobre nuestras cabezas.

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Todavía no entendemos cómo habría podido suceder lo que relatan hoy en El Confidencial: la policía entrando en la sala Low y comprobando que los CD’s en la maleta del DJ sean originales. Al parecer, un DJ, al tener ánimo de lucro, estaría incurriendo en un delito independientemente de su derecho a la copia privada. La Ley de Propiedad Intelectual vigente exige que la música que se escucha en las salas proceda de copias originales y la referente a la copia privada no contempla el caso de los dj’s, sólo su reproducción doméstica. Si los discos no son originales, se podría proceder (por lo visto) a finiquitar la sesión y santas pascuas, que es algo que seguro que nos pasa algún día a nosotros, que siempre tenemos muy buena suerte. ¿Y si a alguien le da por pinchar con un ordenador? ¿Qué hay del caso de las descargas pagadas, hay que presentar la factura? ¿Puedo presentar la factura en PDF y ahorrarme de paso el canon que se paga por impresoras y demás? ¿No se dan cuenta ciertos artistas de que la SGAE se está pasando un poco? ¿Procederán las panojas de Alejandro Sanz del dinero que se lleva del canon?

Y lo que es más importante: ¿gravarán por fin el tema de cantar en la ducha? ¿Y el de tararear canciones que has escuchado previamente? En JNSP nos parece que estas dos cuestiones tienen que resolverse de alguna forma. Es inaceptable que la gente pueda seguir recordando fragmentos musicales de gratis. ¡Canon cerebral YA!

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