Hot Chip es el grupo más «cool» que me puede venir a la mente. Sus singles molan, sus letras molan, sus portadas molan, sus vídeos molan, producen ellos sus discos y molan y el cantante, tan pequeñito, tengo un amigo que dice que le encantaría tenerlo de adorno en el salón de su casa. ‘The Warning’, su segundo álbum, sonaba indiscutiblemente a su sello, DFA, pero añadía toques indietrónicos, soul y deprimentes que sólo habíamos visto en James Murphy de manera muy aislada.
El cantante Alexis Taylor y Joe Goddard, que los otros no componen después de varios conflictos en el estudio, llevaban años funcionando juntos, pero hasta 2003 no habían pasado de tocar en algunos clubs y vender sus CD-R en una tienda Rough Trade de Londres. Joe había tocado en una banda de grunge y Alexis, obsesionado con Prince y Neil Young, se dedicaba a hacer versiones suyas en otro grupo.
Ambos consiguieron un contrato con Moshi Moshi y uno de los 12 pulgadas llegó a manos de James Murphy. En un viaje a Nueva York para visitar a su novia, que estaba estudiando allí, Alexis conoció por casualidad a James y decidieron fichar para DFA. En principio surgió la idea de que él les produjera, pero se desechó porque Hot Chip querían hacer todo solos.
Tenían carrera suficiente para ello. Llevaban años tocando, se conocían desde pequeños y se jactaban de tener en su grupo un excelente músico como Al Doyle, que le pega a la guitarra, a la batería, al chelo y hace coros. Él y otro miembro, Felix, tienen un pequeño proyecto paralelo de minimal techno y Joe tontea con el hip-hop. Era lo normal que al hacer un disco les salieran pistas muy DFA (‘And I Was A Boy From School’), synth-pop (‘(Just Like We) Breakdown’), medio reggaeton (‘Tchaparian’), baladas (‘Look After Me’) o indietrónicas (‘The Warning’), casi todas además coherentes entre sí quizá por un trasfondo soul que aparece de vez en cuando o por el cuidado que ponen en utilizar cierto tipo de sintetizadores, casi siempre «vintage».
El grupo había publicado en 2004 un debut largo que había sido recibido de manera un tanto fría. En respuesta a las críticas que decían que su música era repetitiva, Hot Chip publicaron el primer single de este segundo álbum, ‘Over & Over‘, en el que cantaban cosas como «el olor de la repetición en realidad está en ti». Ironizando, de manera más machacona que nunca, deletreando una palabra de 7 letras, luego una de 6, luego una de 5, luego una de 4, luego una de 3, luego una de 2 y luego una de 1, construyeron lo que finalmente sería su himno definitivo.
La metamúsica, que tanto interesa como tema a LCD Soundsystem, aparece no sólo en este sino en otros momentos del disco. En ‘The Warning’, el tema que da título al álbum, cantan «Hot Chip van a partirte las piernas» en un alarde de ego que ni el hip-hop; mientras que ‘No Fit Estate’ dice: «No estoy en forma física para enamorarme de ti ni para hacer el disco de mi vida».
Ciertamente, las letras no se sabe hasta qué punto están hechas con un puntito de sorna o son un poco lloricas. Memorable es el principio de ‘The Warning’, «perdone, me he perdido, estoy buscando un lugar en el que pueda perderme» o ‘So Glad To See You’, que habla sobre la tristeza de no llegar a conocer realmente a nadie, con ese «espero que vuelvas y vengas a vernos cantar». ‘And I Was A Boy From School’ es un himno claro de los inadaptados, pero cuesta creer que lo estén cantando desde un punto de vista 100% dramático. Ese juego entre la sensibilidad justa y la ironía justa es el de la modernidad de hoy y Hot Chip encajan perfectamente en él. Quizá por eso son tan grandes.