Perdidos en la tribu

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Perdidos en la tribu

El nuevo reality de viajes de Cuatro no podía ser más interesante en concepto: llevar a tres familias con tres tribus que viven donde Cristo dio las tres voces y que, evidentemente, no están en absoluto occidentalizadas. Por tanto, es fácil que surjan todo tipo de conflictos, porque parece que hayan elegido a las familias a conciencia para que se den las situaciones más insospechadas.

Mientras ves ‘Perdidos en la tribu’, te preguntas si a estas personas, cuando les dijeron que se iban a ir 21 días a vivir con tribus perdidas por el mundo, se pensaban que les llevarían a un resort y a pasar un par de días luego a la tribu, en plan anécdota. Evidentemente no: ni te puedes llevar tu cepillo de dientes, ni tu colchón de latex ni tu almohada de viscoelástica. Y pasarse casi un mes entero haciendo cosas como cortar leña con piedras, matando animales con tus propias manos, rodeado de bichos venenosos y acompañado por gentes de las que desconoces completamente su lenguaje, que por otro lado no se parece en absoluto a ninguna lengua conocida por nosotros, y que además te obligan a cumplir un montón de reglas totalmente desconocidas y aparentemente absurdas para nosotros, es muy difícil.

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Es este el atractivo principal de un programa que, desgraciadamente, no consigue su objetivo. Y es que, aunque la teoría es buena, en la práctica, observar cómo estas tres familias intentan integrarse en la tribu no para de ser una constante retahíla de quejas, comparaciones, negaciones por todos lados y peticiones imposibles. Así que todo lo que terminas esperando es esa frase tan socorrida que sueltan algunos turistas catetos en cualquier país del mundo. Sí, sí, aquello de «como en España, en ningún sitio».

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Sin embargo, de vez en cuando sí hay situaciones graciosas, como cuando sacaron todas las latas de comida que habían llevado unos con pescados en conserva, cuando intentaron explicarles de dónde habían venido o cómo jugar al escondite inglés. Aunque sin lugar a dudas, el momento clave fue el de explicarles el tema de la regla, que fue antológico por lo que implica a la hora de descubrir cuán diferentes son nuestras culturas. Y para los que se llevasen las manos a la cabeza en un momento determinado del programa, solo recordar que hasta hace no mucho, en España se suponía que las mujeres no debían bañarse ni hacer mahonesa (entre muchas otras cosas) mientras tenían el período. Así que no, no son tantas cosas las que nos separan.

Calificación: 5/10. Aunque tiene casi todos los ingredientes para que de repente remonte.
Destacamos: La ceremonia con el sacrificio de animales de por medio. ¿Es que esta gente nunca ha estado en una matanza?
Te gustará si te gusta: Pues ni idea. ¿’Holocausto caníbal’?
Predictor: con la pasta que ha debido de costar el programa, lo echarán entero.

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