Lo reconocemos, tenemos debilidad por las series británicas. Nos encantan y le ponemos velas todas las noches a Santa BBC. Junto con las americanas, son el modelo que todas las producciones deberían seguir, hablando en general, pero sobre todo si nos referimos a series de humor: las sitcoms inglesas son absolutamente descacharrantes. Se quedan muchísimas en el tintero porque, para un país tan prolífico en este tipo de producciones, un Top 10 es muy poca cosa, pero es que si no, no acabaríamos. Ahí va nuestra selección personal de lo mejorcito del tan cacareado humor inglés.
10. Benny Hill: Este equivalente inglés a nuestra típica «españolada» merece un puesto de honor en este ránking. Si bien ha envejecido fatal y ahora no hay quien se la trague, la verdad es que en su día estábamos todos enganchados a ese gordito que se dedicaba a perseguir a chicas en tetas, acompañado por otro señor y un viejecito, a ritmo del «titititiiiii ti titi titi titi titi ti tititi titititi tiTÍ» que aún todo el mundo tararea… Zafia y cutre como la que más, en cualquier caso en la España de la época teníamos a las Mamachicho, así que gana Benny por goleada. Además, ¿a quién no le resulta evocadora esa imagen de la Iglesia de St Paul reflejándose en el Támesis que salía al final?
9. Mr. Bean: Todo un clásico. Puede que algunos de estos sketches nos resulten ya trilladísimos, porque han repuesto esta serie más veces que ‘Verano Azul’, pero a nosotros se nos siguen saltando las lágrimas cuando vemos a Rowan Atkinson secando la lechuga de su sándwich a base de centrifugar una hoja dentro de un calcetín usado.
8. No Heroics: Esta parodia de las películas de superhéroes retrata a un Londres moderno en el que conviven personas normales y superhéroes vestidos de lycra que se reúnen en un bar tras un largo día de salvar a ancianitas. Un héroe de tercera regional del que se ríe todo el resto (Hotness), una macarra medio delincuente que usa su poder de controlar las máquinas para sacar dinero de gorra en los cajeros automáticos, una gordita que no se come un rosco que intenta disimular su fuerza sobrehumana para vivir como el resto de personas, y un gay español hiperpromiscuo y aficionado a torturar personas que puede prever el futuro en un horizonte de 60 segundos conforman el particular equipillo a través de cuyos ojos se narra esta breve historia. Los ridículos superpoderes de todo el resto de asistentes al bar y sus interrelaciones aseguran unas buenas risas durante los pocos episodios que dura esta serie.
7. Big Train: No sigue ningún argumento concreto, sino que es una simple sucesión de sketches inconexos. Podríamos decir que es el Muchachada Nui británico. Humor absurdo y genial.
6. Little Britain: Dust? Anybody? No? Matt Lucas y David Walliams interpretan la 90% de los personajes de una serie que lleva camino de generar más frases de repetición continua que 4 en Alicante: «I’m the only gay in the village» (Daffyd Thomas), «Yeah, but no, but yeah, but no» (Vicky Pollard), «I’m a lady! I do ladies’ things! (Emily Howard) o «Computer says no» (Carol Beer) son unas pocas de las que estos genios del humor moderno nos han colocado. Y además, en versión original, ya que afortunadamente en España pasaron la serie sin castigar al telespectador con una traducción de lo intraducible. Basados en la autocrítica, la ironía y el humor ácido, la verdad es que aunque los chistes son siempre iguales, no podemos resistirnos al humor de estos británicos y una y otra vez acabamos desternillándonos con la misma gracia. Esta fórmula de hacer reír sigue la receta de The League of Gentlemen, con analogías casi calcadas como es el caso del Fatfighters de Marjorie Dawes como réplica del Job Seekers de aquélla, pero la verdad es que habiendo visto las dos, no hay color. Sin duda la copia nos gusta más que el porno transexual, que diría Ellie Grace.
5. The Catherine Tate Show: Otra serie más con el mismo patrón. La actriz homónima que da vida a otro puñado de personajes, a cada cual mejor: Nan, o la abuela cabrona que pone a parir a todo bicho viviente; Lauren Cooper, la adolescente chula y pasota que saca de sus casillas a todo el que se cruza con ella; Derek Faye, el homosexual de la tercera edad fuera del armario para todo el mundo menos para él mismo que se ofende cada vez que alguien da por supuesto que es gay o Kate, esa clasiquísima oficinista que trabaja menos que la chaqueta de un guarda y vela por la no productividad de sus compañeros. Todos son parte de este show brutal que a través de la exageración, consigue escenas hilarantes en las que mucha gente se verá retratada, como esos padres bebecentristas que celebran el cumpleaños de unos amigos sin salir de su coche por miedo a que la niña se despierte.
4. Katy Brand’s Big Ass Show: Sí, aún una más de las de tía-o-tío-que-se-disfraza-y-hace-todos-los-personajes. Pero mirad las parodias que hace y me decís si es o no es lo más.
3. The IT Crowd: El departamento informático de una empresa, repletito de geeks socialmente marginados, sobre todo por el resto de la empresa, que a su vez les desprecian a ellos por considerarlos inútiles y dependientes de sus conocimientos. Ya hablamos un poco de ella aquí. ¿A alguien este vídeo le resulta familiar?
2. Absolutely Fabulous: Eddy y Patsy, Patsy y Eddy. Paradigmas ambas del alcoholismo, la frivolidad y la irresponsabilidad. Consideramos que esta caricatura del mundo de la moda no anda demasiado alejada de la realidad…
1. Nighty Night: Si algo se le da bien a los británicos es hacer humor corrosivo y, después de ver esta serie, coronamos a Julia Davis como la reina del género. Esta miniserie de dos temporadas de seis capítulos cada una cuenta la historia de Jill, una peluquera sin escrúpulos que, tras conocer que su marido tiene cáncer, decide encerrarle en un hospital y rehacer su vida con su vecino, que previamente tendrá que arrebatar a una mujer en silla de ruedas aquejada de esclerosis múltiple, para lo que empezará por convertirse en su mejor amiga y así dinamitar el matrimonio desde dentro. Con esta sinopsis, y sin spoilear nada, se presenta el primer capítulo de una serie que juega con el humor más negro consiguiendo arrancar carcajadas de las bromas más agresivas, permitiendo por un momento al espectador apartarse de sus convenciones sociales y prejuicios políticamente correctos y disfrutar de (pocas, eso sí) horas de sana risa. Por desgracia nunca se ha emitido en España, para verla hay que bajársela o comprársela en UK, así que animamos a los programadores de las cadenas patrias a que se hagan con ella; Ver a Julia Davis haciendo footing por el barrio en picardías de encaje y zapatos de tacón bien lo vale.