Sorpresa, sorpresa. Si creías que Fischerspooner no pasaban por su mejor momento te equivocabas. Vale que ‘Entertainment‘ no sea gran cosa, pero sus conciertos son mejores que nunca. La Sala Joy Eslava se puso el sábado hasta los topes de gente que no se sabe muy bien de dónde había salido (¿en serio el grupo arrastra esta cantidad de fans haciendo peticiones a gritos, celebrando canciones como ‘A Kick In The Teeth’ como si hubieran sido número 1 de Los 40 Principales?) para recibir a Casey Spooner. Warren se había quedado en casa con sus hijos, según se explicó.
El DJ que le sustituía se limitó a darle a «play». La fuerza del show residió en lo visual, en las proyecciones y sobre todo en las coreografías de cuatro actrices que, por su cuenta o junto a Casey, se movían al ritmo de canciones como ‘Happy’, ‘The Best Revenge’, ‘Emerge’ o ‘Money Can’t Dance’. El vestuario, colgado en perchas sobre el mismo escenario, cumplió también una función fundamental. Y la peluquería, si recordamos los complementos que Spooner se colocó en la cabeza a lo largo del concierto.
Durante el bis, en el que sonaron ‘Never Win’ y ‘We Need A War’, se animó a soltar un discurso de unos 10 minutos en el que habló sobre lo borracho que iba, pidió drogas e indicó que este era su show número 40. Hubo «crowd surfing» de él y de sus bailarinas, algunas de las cuales desaparecieron entre la multitud. Un desfase de fiesta electro y funk después de la que cualquiera dice que están acabados. 9.
Fotos: Chamadoira en Flickr.