District 9

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District 9

Cartel_District_9No nos engañemos. Los extraterrestres al cine son lo que Belén Esteban a la televisión nacional: es aparecer en pantalla y reventar la taquilla los unos y las audiencias la otra. No falla. Y claro, luego nos quejamos de que ya no se cuentan buenas historias. De que el séptimo arte, como la televisión, está lleno de basura. Pero a la mínima que nos enseñan en un tráiler cuatro planos de una criatura bien diseñada y bien realista acudimos como borregos a las salas para ver si, esta vez sí, Will Smith necesita algo más que un puñetazo para derrotar a esos aliens malos responsables de convertir la Casa Blanca en una escombrera.


Hay que llorar por la ciencia ficción cinematográfica, que salvo contadas excepciones, hace años que perdió su dignidad en favor de unos efectos especiales cada vez más mecánicos y contados. Sí, la esperanza en el género está perdida. ¿Toda? No. Basta con que de repente a Peter Jackson le dé por producir ‘District 9’, una marcianada que se aleja bastante de la estética y la forma narrativa clásicas en este tipo de películas, para que todavía sin estrenar en mucho países, ya se haya colado en IMBD como la una de las 10 mejores películas del milenio y una de las 50 mejores de la historia por delante de clásicos como ‘Alien’ o ‘Blade Runner’. ¿De verdad se merece semejantes honores?

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Dirigida por Neil Blomkap, que retomó la idea del filme a partir de un corto suyo después de que el proyecto de llevar a la gran pantalla la saga de videojuegos ‘Halo’ se suspendiera para solucionar algunos temillas, ‘District 9’ cuenta la historia de unos alienígenas refugiados en un campamento de Sudáfrica a la espera de que las Naciones del Mundo decidan qué hacer con ellos. Una situación insostenible que durante treinta años ha generado conflictos y que se hace necesario arreglar, como viene siendo habitual en estos casos, no afrontando el problema sino escondiéndolo allá donde el ojo público no se sienta incómodo por su presencia. Un apartheid rodado en escenarios reales de campos de refugiados en Sudáfrica con actores más o menos desconocidos que dan al producto final esa veracidad documental necesaria para convertir esta historia de bichos del espacio exterior en una suerte de drama social que, sin exagerar, en un principio bien podrían haber firmado directores como Fernando Meirelles, Alfonso Cuarón o el mismísimo Michael Winterbottom.

Y digo bien lo de en un principio ya que, a diferencia de éstos, Blomkap se rinde de una manera más evidente al juego de Hollywood y destroza la segunda mitad de una excelente película para convertirla, no sabemos bien con qué motivo, en algo así como una telenovela de acción protagonizada por los robots de ‘Transformers’ y ‘E.T.’ ¿Será que el espíritu de Michael Bay, culpable de que cualquier producto medianamente aceptable, comparado con sus filmes parezca una obra maestra, ha poseído a un Peter Jackson seducido por las ganancias de una más que posible segunda parte? ¿No se merecía esta propuesta un desenlace más apocalíptico y agrio? ¿Por qué no pude parar de acordarme durante la proyección de la novela ‘World War Z’ de Max Brooks? ¿50.870 votos en IMBD pueden estar equivocados? 6.5

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