Antena 3, siempre a la greña, ha tenido la genial idea de adaptar el formato de origen británico ‘That’ll Teach Them’ para una España con un sistema educativo muy necesitado de una reforma o de un cambio de actitud generalizado que motive a los jóvenes y les enseñe sencillos valores y conceptos como el respeto o «la vida sin móvil». Para ello han metido a 20 adolescentes, 10 chicos y 10 chicas, en un internado de nombre súper original, San Severo, en algún lugar de Castilla, donde tienen que vestirse y comportarse como si estuvieran en 1963. Una mezcla rara entre emo, grunge y siniestro con el pelo negro, largo, rizado y abundante, no sobrevivió al episodio uno, el de la peluquería, y se fue a su casa a la primera, siendo sustituido por algo todavía mejor.
Alejandro Gil, que al parecer entró entonces, de rebote (aunque el programa no nos lo explicó muy bien), se ha convertido en uno de los protagonistas. Mientras la mayoría aún pasa desapercibida, él soltó nada más entrar en la peluquería un simpático «voy a parecer un pepero», y finalmente, montó en cólera cuando una de sus compañeras bromeó sobre el hecho de que todos estuvieran fregando el suelo «en pompeta» en compañía del gáyer Alejandro. Como regalo, la chica le llamó «maricón de mierda».
El programa de momento es bastante aburrido, y lo más entretenido, con diferencia, son los vídeos de los padres opinando sobre sus hijos. Hay cosas que no han cambiado desde 1963 y refranes como «de tal palo, tal astilla» mantienen una vigencia pasmosa. Ahí vimos a la madre de la homófoba diciendo que «maricón de mierda» no era para tanto o a otro defendiendo a su vástago: «a mí me dice eso y le doy un par de hostias». ¿Cómo no va a ser todo culpa de unos padres si existen unos padres que llaman a su hija Deseada?
Hay personajes que prometen, como Carmen, que no hace más que referencias a su coño, y uno no puede sino esperar, palomitas en mano, que pronuncie la siguiente; pero como era de prever en una cadena siempre desafortunada en realities, la cosa no está muy bien montada. Los profesores, que en la vida real son profesores de verdad con algo de experiencia en el mundo de la comunicación o de la actuación, son demasiado jóvenes y no imponen nada a los alumnos, que les contestan como les da la gana y, peor, a veces les da la risa obedeciéndoles: están actuando. ¿No habría sido más realista meter profesores de unos 60 ó 70 años, rollo Amparo Baró, que hubieran ejercido en los 60?
‘Curso del 63’ se ha autoprohibido los castigos físicos en una mezcla de lo políticamente correcto de hoy y el pasado que quita veracidad al teatrillo (para muestra la actitud de profesores respecto a la homosexualidad de Alejandro). Uno les ve comiendo cosas que no les gustan, haciendo flexiones, quitándose los «piercings», usando compresas que rascan, pero es imposible que la presencia de cámaras por doquier, que ni siquiera están ocultas, sino en el mismo escenario, consiga hacer a los profesores o alumnos comportarse con naturalidad. ¿O es que se usan cámaras vintage? Si algún alumno entra en vereda, ¿no será por un afán de protagonismo mediático? Veremos si con el paso de las semanas, a alguno se le olvida dónde está. De momento, todo parece sobreactuado.
Calificación: 4/10
Destacamos: lo aburrido que es el montaje final.
Te gustará si te gusta: ‘El Internado’, ‘El Castigo’, ‘Supernanny’.
Predictor: Arrasó. Hizo un 21,8%, con 4.019.000 espectadores.