Standstill abrieron Vigo Transforma con ‘Rooom’

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Standstill abrieron Vigo Transforma con ‘Rooom’

standstill-vigoStandstill inauguraron la programación musical del Vigo Transforma presentando, por segunda vez ante el público, su nuevo espectáculo ‘Rooom’, en un Centro Cultural Caixanova que unos días antes abarrotó Rufus Wainwright y que los catalanes sólo consiguieron medio llenar, muy a pesar de la expectación y curiosidad creada en torno al concierto.


‘Rooom’ parte del último trabajo de la banda, ‘Adelante Bonaparte‘, tocado de forma íntegra y respetando orden de canciones y estructura, para ofrecer un espectáculo visual en el que tres grandes pantallas, a modo de paredes de una habitación, encierran a la banda en un espacio íntimo. Enric Montefusco invita a entrar en él al público (la cuarta pared, obvio), aunque acto seguido tanto él como Ricky Falkner tomen posiciones prácticamente de espaldas al respetable.

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Podría parecer que ‘Rooom’ va a ser una complicada y sesuda triple voltereta de estilo y forma, pero nada más lejos de la realidad. Las imágenes que se proyectan en pantalla son de una obviedad pasmosa: cuando suenan los primeros acordes de ‘Adelante Bonaparte (I)’, vemos coches en una operación salida; cuando Enric canta “hoy no quiero hablar contigo”, zoom a un teléfono; cuando la música toma vuelo, cámara subjetiva de un avión que despega; durante ‘B. observa los fuegos artificiales’, pues eso… La relación música-imagen no siempre es evidente; a veces es desconcertante. No hay mejor ejemplo que el perrete bailando en repeat que vemos en la despedida del concierto con ‘Canción sin fin (Epílogo)’.

Al final, lo que resulta más efectivo del montaje es el juego de luces, colores y sombras en el que se mueven los músicos (y se mueven constantemente, intercambiando posiciones e instrumentos, por delante y por detrás de las pantallas), muy similar, salvando o no las distancias, a lo que Vetusta Morla proponía en su vídeo de ‘Un día en el mundo’.

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En lo musical, ‘Rooom’ presenta las mismas virtudes y defectos que ‘Adelante Bonaparte’. La superioridad de las dos primeras partes del espectáculo sobre la tercera hace que el concierto decaiga en tensión hacia el final. Antes de que esto ocurra Standstill ya han tenido tiempo de demostrar que son capaces de hacer vibrar de emoción al público tanto con momentos de vorágine instrumental (‘Cosquillas no (Esta niña me gusta)’) como con canciones que presentan casi desnudas de instrumentación (‘Cuando ella toca el piano’). Eso sí, la voz de Enric, por momentos, no se oía todo lo bien que uno quisiera, punto importante si de lo que se trata es de seguir el hilo de la historia que proponen.

El público, y en algunos momentos los propios Standstill, parecían un poco perdidos en el formato del concierto, que se presta más a escuchar casi en silencio hasta el final. Se aplaudieron unas canciones y otras no (‘Cobarde pecador’ se quedó sin un triste aplauso), se acompañó con tímidas palmas alguna, y al final, con el público en pie y ante la insistencia de algún sector del público, Enric tuvo que salir a explicar que el formato era el que era y no implicaba bis alguno.

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En definitiva, ‘Rooom’ es un espectáculo diferente y que no muchos se atreverían a llevar a cabo, probablemente catártico para los fans de Standstill, pero que aún tiene que pulir pequeños detalles como el de esa duda que deja de lo que podría haber sido el show si se hubiera ido sólo un poco más allá. Belelle.

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