Ayer día 12 de julio un infarto al corazón se cobró la vida de la cubana Olga Guillot en Miami. Con ella se va un símbolo del esplendor que la música latina y, sobre todo, el bolero vivió en todo el mundo en la década de los 50 y 60. Hija de un tenor y una mezzosoprano, comenzó su carrera en la década de los 40 en La Habana en el grupo vocal Siboney, y a finales de esa misma década llegó a Nueva York para grabar su primer disco en el mítico sello Decca. A partir de ahí le llegaría el reconocimiento en todo el mundo con canciones tan míticas como ‘Miénteme’ o ‘Tú me acostumbraste’, que la llevaron a codearse con los mismísimos Sinatra o Piaf.

Exiliada a México tras la Revolución Cubana, en los 60 vivió su consagración definitiva en el mercado norteamericano, siendo la primera artista latina en actuar en el Carnegie Hall neoyorquino. Sus arrebatadas y apasionadas interpretaciones de las composiciones de José Alfredo Jiménez, Luis Demetrio o Armando Manzanero la elevaron a la categoría de icono musical del pasado siglo, y así lo entendió, entre otros, Pedro Almodóvar, que la hizo protagonista de uno de sus primeros cortos con un impagable playback de ‘La maleta’ a cargo de la genial Josele Román. Guillot siguió en activo hasta el año 2002, a sus 75 años, después de treinta álbumes, veinte discos de oro, diez de platino y uno de diamantes, pero por encima de todo hizo eternas canciones como ‘Adoro’, una de las piezas más maravillosas jamás escritas que pocos como ella (quizá solo Bambino) podían interpretar como se merece.

Gracias a calamardo.