Slapstick estereoscópico en ‘Jackass 3D’

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Slapstick estereoscópico en ‘Jackass 3D’

En 1912 Mack Sennett fundó los estudios Keystone. Sus comedias, protagonizadas por especialistas procedentes del circo y el vodevil, hicieron reír a medio mundo explotando el infalible efecto cómico del gag violento e hiperbólico: tartazos, sartenazos, porrazos… Había nacido el slapstick cinematográfico.


Casi 100 años después, Johnny Knoxville, Jeff Tremaine y Spike Jonze actualizaron esa forma de humor elemental creando uno de los grandes hitos de la televisión contemporánea: ‘Jackass’. Después de varias temporadas memorables, saltaron al cine. Y su debut no pudo ser más afortunado: ‘Jackass: The Movie’ fue la gran comedia del año 2002; ‘Jackass Number Two’, de las mejores de 2006.

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Ahora, con el estreno de ‘Jackass 3D’, Knoxville y compañía han ido aún más allá, han recuperado el espíritu del 3D de los 50, del gimmick, y lo han devuelto a su lugar de origen: la pura experiencia lúdica. El gag protagonizado por una mano gigante que propina bofetadas estereoscópicas, o aquel donde se orina en tres dimensiones al resto del elenco, parecen la metáfora perfecta contra el 3D cursi y trascendente que apostoliza Cameron. De hecho, la última ‘Jackass’ alcanza cotas poco escaladas de sabiduría tridimensional. ¿Es posible visualizar en 3D el lanzamiento al espectador de una ruidosa ventosidad? Sí, ‘Jackass’ lo ha hecho.

Divertida, ingeniosa (atención al uso que hacen de la cámara lenta Phantom) y muy cochina, lo único que cabe achacarle a esta última secuela es una pérdida de frescura, de verdadero espíritu gamberro. Asoman síntomas de cansancio, de diversión algo forzada en los míticos Knoxville, Pontius o Steve-O. Y es que, convertidos ya en adultos, parece inevitable que se pregunten: «¿Por qué me bebo un vaso de sudor recién destilado, me dejo cocear los genitales por un mulo, morder el trasero por un perro o cubrir de excrementos mientras me lanzan al aire en un tirachinas gigante…?». JUST FOR LAUGHS. 8.

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