Pedía una Adele recién llegada a la fama que alguien le rompiera el corazón para no tener que componer un disco «sobre habitaciones de hotel y viajes en avión». Le salió novio, por supuesto, y las cosas salieron mucho peor de lo esperado, así que Adele está muy contenta. ’21’ es el disco de baladas sobre desamor que deseaba.
Líricamente las composiciones de Adele no destacan especialmente, pero las melodías sí son lo suficientemente tormentosas como para que productores como Paul Epworth, Fraser T Smith o Rick Rubin hagan maravillas con ellas. Lejos de la empalagosa ‘Chasing Pavements’, el single ‘Rolling In The Deep’, más o menos 193 257 veces mejor, es un acercamiento descarado y firme a la música negra. Ella es una gran fan de Etta James, pero también de Billy Bragg o Peggy Lee y el triunfo de ’21’ es el modo en que algunas de las canciones contenidas juegan con sus influencias.
Tanto ‘Rolling in the Deep’ como ‘Rumour Has It’ tienen un fondo de blues, ‘Set Fire To The Rain’, algo más de un punto en común con Coldplay, ‘Take It All’ y ‘One and Only’ incorporan un pequeño gospel y ‘I’ll Be Waiting’ moderniza el soul casi como podrían haber hecho en los 90 Primal Scream. ‘Don’t You Remember’ se estropea un tanto en el estribillo, la versión de The Cure es tan mona como innecesaria y en la segunda mitad del disco puede llegar a agotar tanta desazón (aunque la final ‘Someone Like You’ será favorita de sus fans). Sin embargo, ’21’, aun recordando desde su título la juventud de su autora, es un paso adelante inesperado para una cantante de voz rotunda que sabe equilibrar fuerza y sensibilidad como Duffy, un poco perdida entre clasicismo y modernidad, no ha terminado de lograr en su segundo disco.
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Rolling In The Deep’, ‘Turning Tables’, ‘Rumour Has It’
Te gustará si : eres muy sensible
Escúchalo: Spotify (de momento sólo el single)