Diez años después de cerrarse la trilogía de ‘Scream’, que contribuyó a la revolución del género «slasher» en forma de autoparodia, vuelve la saga con una cuarta parte dirigida por Wes Craven, guión de Kevin Williamson y nueva posibilidad de convertirse en trilogía si la taquilla responde. ¿Funciona el «comeback» de los ya maduritos Neve Campbell, Courtney Cox y David Arquette?
Este regreso en la era de las redes sociales y la vida en directo a través de internet se produce con un poco de torpeza en la incorporación de las nuevas tecnologías, donde no brilla especialmente junto a «guilty pleasures» tan «trash» como ‘Miedo Punto Com’. El estudiante «nerd» que quiere grabar todos los nuevos asesinatos en torno a la figura de la más que gafe Sidney Prescott no es el personaje más original que hemos visto en ‘Scream’.
Donde vuelven a funcionar las ocurrencias de Craven y Williamson es, para bien o para mal, donde siempre: en las referencias a otras películas de terror (aparecen fragmentos de ‘Shaun of the Dead’ y un interrogatorio del asesino sobre films de terror), a su propia saga o a la película dentro de la película, con escenas hilarantes de rubias de tetas grandes cuyo final conoces muy bien. Se habría agradecido esa reinvención del género que prometen los protagonistas en varios momentos, pero la última media hora es una de las más divertidas y sorprendentes de su pequeña y destacada historia. 7.