YACHT / Shangri-La

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YACHT / Shangri-La

En medio de una «crisis de la utopía» (lo dicen en su propia página web), las letras del nuevo disco de YACHT, el quinto de la carrera del grupo y el segundo desde que ficharan por DFA e incorporaran a Claire L. Evans, suena como un manual para los indignados del mundo. El disco se abre con un tema llamado ‘Utopia’, que incluye frases como «no hay nada en el futuro, somos nosotros los que tenemos que construirlo», y continúa con otro llamado ‘Dystopia’ que va más allá: «tenemos hambre, estamos cansados, nuestras lenguas están ardiendo».


Las guitarras africanistas de los primeros segundos del disco parecen la mejor elección para hablar sobre la injusticia social, sobre esas «promesas rotas de la historia que no nos han llevado a ningún lado», según el mismo texto promocional del álbum. En medio de ese mundo sin esperanza, la idea de «utopía» para el grupo es personal. «Creemos que el único paraíso real y sostenible está en nuestra mente y la producción creativa puede ser por lo tanto una parte tangible de la utopía dentro de cada individuo».

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Teniendo un nombre que significa «jóvenes adultos desafiando las altas tecnologías», es normal escuchar su llamada a «vivir como leones» al margen de la sociedad. El trasfondo conceptual llega a redondear la obra en su título, ‘Shangri-La’, que hace referencia al lugar inventado de la novela ‘Horizonte perdido’ de James Hilton, una especie de paraíso terrenal aislado del mundo, que precisamente es la recreación de una utopía, y al que la cultura pop ha rendido tributo en varias ocasiones.

Aunque lo bueno es que para guiarnos a ese lugar imaginario, YACHT han decidido seguir explorando su rica palestra sonora, que es muy DFA en el final de canciones como los pepinazos ‘Tripped And Fell In Love’, ‘Paradise Engineering’ o ‘I Walked Alone’, que podría haber producido James Murphy (aunque no hay más productores involucrados que el líder Jona Bechtolt, Claire y su colaborador en directo Bobby Birdman, que ha trabajado con Hot Chip o Bonnie Prince Billy), pero suena muy diferente en otros cortes. El electro-disco-funk también de tipo arty de Of Montreal parece una referencia en ‘Love In The Dark’ y ‘One Step’, mientras el estribillo «Let the motherfucker burn!» y ‘Holly Roller’ podrían situarse cerca de Peaches.

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YACHT en todos los casos suenan más pop, algo que rematan con la fantástica pista titular que cierra el disco, que podría haber sido firmada por Ben Gibbard y que bromea sobre lugares celestiales imaginarios: «Si no puedo ir al cielo, déjame ir a Los Ángeles, al lejano oeste de un desierto de Texas o a Oregon en un día de verano. Si construimos una utopía, ¿podrás venir y quedarte?». Tras atender a la calidad de estas diez canciones, será difícil resistirse a ir donde nos manden. La única pena es que esa portada con la que ya se vende el disco en iTunes no nos lleve a ningún lado. ¿Por qué no habrán usado esta?

Calificación: 8/10


Temas destacados: ‘I Walked Alone’, ‘Tripped and Fell In Love’, ‘Shangri-La’.


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Escúchalo: en NPR

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