Solo hay una cosa que puede reprochársele a Florence Welch como cantante: que además de tener una voz sobresaliente, quiera demostrarlo a toda costa. Una actitud que por el momento sus fans parecen llevar bien, pero que a la larga puede resultar algo estomagante. Y este es uno de los motivos por el que ‘Ceremonials’, el segundo álbum de la británica, resulta un poco irritante en un principio, incluso haciéndose difícil de escuchar.
Por suerte la Welch sigue brillando por todos lados, como ya hiciera en ‘Lungs’, su disco de debut. Pero hay veces que todos esos altibajos, esas subidas y bajadas, esos gritos, esas florituras vocales no están al servicio de la música, sino que son un burdo truco para dotar a sus composiciones de un revestimiento épico que, sinceramente, resulta innecesario por excesivo. Florence, cariño: si ya te has ganado tanto a la crítica especializada como a los fans de ‘Crepúsculo’, ¿qué más necesitas?
Bromas aparte, es normal que con semejante éxito la cantante haya decidido rechazar la oferta de su discográfica para trabajar en Estados Unidos con un buen puñado de productores, centrándose en mejorar la fórmula que la ha llevado a lo más alto. Así, ha continuado trabajando con Paul Epworth, productor de su primer LP, para crear un trabajo más oscuro, duro, con más percusiones y más bajo que su predecesor.
Más o menos lo ha conseguido. ‘Ceremonials’ es un digno sucesor en el que la producción destaca poderosamente. Instrumentos por doquier y de todas las formas y colores (arpas, bajos, guitarras, violines, tambores…) crean una atmósfera perfecta para la idea barroca y preciosista que rondaba la cabeza de Florence. Tan solo hay dos peros en el trabajo de Epworth: el primero, el absurdo pianillo de ‘Seven Dials’. El segundo, la excesiva prominencia de los coros en algunos temas, que terminan haciéndolos cansinos (‘Leave My Body’).
Pero por lo demás, se trata de un disco que se sostiene perfectamente. Colocar ‘Only If For A Night’, ‘Shake It Out’ y el single oficioso inspirado en la muerte de Virginia Woolf, ‘What The Water Gave Me’, al principio es un gran acierto; así como dar un respiro a los oyentes hacia la mitad del álbum. Ahí es donde se encuentra esa joya escondida que es ‘Breaking Down’ y que destaca por su contención, sorprendiendo por lo muchísimo que favorece a la histriónica cantante. Un respiro más que necesario para poder aguantar lo que viene después: la espectacular ‘No Light, No Light’, la perturbadora ‘Seven Devils’, la emocionante ‘Spectrums’ y la preciosísima ‘All This And Heaven Too’. Cuatro cortes que son un claro ejemplo de que, a pesar de encontrarnos frente a un disco continuista, Florence sigue adelante con un proyecto que cada vez resulta más atractivo e interesante.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘What The Water Gave Me’, ‘Breaking Down’, ‘No Light, No Light’, ‘Seven Devils’, ‘All This And Heaven Too’.
Te gustará si te gustaría: hacer experimentos genéticos entre Joanna Newsom, Adele y Kate Bush.
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