Decían Belle & Sebastian: «haz algo bonito mientras puedas». Estoy seguro de que Andrew Bird firmaría dicha máxima ya que lleva un buen puñado de discos tratando de encontrar la canción perfecta. Nada de arriesgados saltos estilísticos, de dejarse llevar por el compás de las modas o de demostraciones de virtuosismo al violín, a la guitarra o silbando: lo que busca el músico de Chicago es, simplemente, hacer algo bonito. Y lo consigue.
Curiosamente, con motivo de la publicación de ‘Break It Yourself’ ha invitado a sus fans a participar en un pequeño juego, llamado «¿Ves algo bonito? Regálalo». Ellos suben imágenes que hayan visto a lo largo del día a través de la aplicación para smartphones Instagram, con el hashtag #andrewbird, y estas aparecen en su web oficial en unos cuadros que van cambiando cada pocos segundos mientras, en un salón virtual lleno de gramolas, puedes jugar con los diferentes instrumentos de ‘Give It Away’ (es decir, «regálalo»), uno de los adelantos del disco.
A pesar de su nombre (sacado de un verso de ‘Eyeoneye‘ que se traduciría como «rómpelo tú mismo»), el álbum mantiene las constantes fijadas en discos como ‘The Mysterious Production of Eggs’ (2005) o ‘Noble Beast‘ (2009). Pop luminoso y atemporal de raíces americanas y ciertos toques exóticos, prevalencia de la melodía sobre el ritmo, arreglos cuidados y limpios donde el violín (tocado con el arco o con los dedos, en pizzicato) juega un papel destacado. Pero, si en lo musical nada ha cambiado, en las letras parece dar un paso más allá y hacerlas más personales, menos crípticas. El hombre que un día declaró que era «casi lo opuesto a un cantautor: un instrumentista que canta» y que no prestaba demasiada atención a las letras ha empezado a darles una forma más definida, contando historias como el drama sentimental de ‘Lusitania’, donde compara la ruptura de una pareja con la tragedia del trasatlántico británico que, al ser hundido por un submarino alemán, provocó la entrada de Estados Unidos en la I Guerra Mundial.
Que la temática sentimental se haga más presente no quiere decir que ‘Break It Yourself’ sea más afectado que sus anteriores referencias. El disco fue grabado el pasado verano en un pajar de Minesotta reformado y convertido en estudio por Bird y su hermano. El autor afirma que se pueden oír los grillos que estaban fuera en algunos de los temas aunque yo solo los he escuchado en el instrumental que cierra el disco, ‘Belles’.
El fan de Andrew Bird no saldrá decepcionado. ‘Break It Yourself’ funciona como un reloj, de la misma manera que sus anteriores referencias. Está contemplado como un todo, con los momentos más movidos y las baladas cuidadosamente colocados pensando en ese carácter casi narrativo de sus álbumes. Por eso, aunque el estilo se mantiene, ningún LP anterior podría contener ‘Near Death Experience’ o ‘Lazy Projector’, al igual que ‘Imitosis’ solo podía pertenecer a ‘Armchair Apocrypha’ (2007), que, por cierto, tiene una de mis portadas favoritas de siempre.
En resumen, ‘Break It Yourself’ reúne las virtudes del mejor Andrew Bird –grandes canciones, exquisito gusto- pero también sus principales hándicaps –falta de sorpresas, de búsqueda, de riesgo-. Vista la tendencia ascendente de su carrera comercial (‘Noble Beast’ alcanzó el número 12 en el Billboard), que está consiguiendo sin traicionar un ápice su espíritu, no le ponemos ninguna objeción.
Puntuación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Eyeoneye’, ‘Near Death Experience’, ‘Desperation Breeds’
Te gustará si te gusta: M. Ward, Sufjan Stevens, la producción anterior de Andrew Bird
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