Su frustrado affair con la teclista Kate Radley (su pareja hasta que se casó en secreto con Richard Ashcroft de The Verve), el intenso consumo y dependencia de drogas, la doble neumonía que le llevó al borde de la muerte y una larga recuperación posterior antes de grabar ‘Songs In A&E’… La carrera de Jason Pierce como Spiritualized, tras dejar Spacemen 3, está salpicada de incidentes vitales que, pese a ser ajenos a lo estrictamente musical, transmiten un carácter épico a sus motivaciones para seguir escribiendo canciones. En el caso del nuevo ‘Sweet Heart Sweet Light’, nacieron de un momento apacible tras superar el trauma hospitalario que marcó su anterior disco, mientras realizaba la gira conmemorativa de la reedición de su mejor álbum, ‘Ladies & Gentleman, We Are Floating In Space’. Sin embargo, no todo podía ser plácido tratándose de Pierce: el final de la gira y la grabación del álbum tuvieron que ser interrumpidos cuando le fue detectada una enfermedad degenerativa del hígado que ha tenido que ser tratada con quimioterapia.
Por su temática, no parece que esta nueva vicisitud (en principio, ya superada) haya influido drásticamente en unas canciones que para entonces ya estaban compuestas. En realidad, Pierce nunca ha dejado de hablar en sus canciones de afrontar la muerte, del amor como redención y condena, de la fragilidad humana y de Dios, la Providencia o algún otro tipo de ente superior al que pedir amparo y/o explicaciones por nuestras desdichas. Sin embargo, sí hay algo distintivo en esta nueva obra, una especie de tono elegíaco que eleva su ya habitual épica de gospel y blues ruidista un peldaño por encima de sus últimos discos. Lejos del carácter minimalista que caracterizaba ‘Songs In A&E’, ‘Sweet Heart Sweet Light’ vuelve a recurrir a la sobrecarga de arreglos de cuerda, viento y coros, pero en esta ocasión su objeto parece ser más que una mera acumulación apabullante. Más bien, se caracterizan por poseer una fuerte carga emotiva.
Pierce admite que este es el clásico disco de madurez y, pese a que en algunos de los cortes más enérgicos y decisivos (como el brutal single ‘Hey Jane‘, los toques de exotismo asiático de ‘Get What You Deserve’, la vibrante y autoafirmativa ‘I Am What I Am’ −co-escrita con su admirado amigo Dr. John− o la chisporroteante ‘Headin´ For The Top Now’) encontramos su característico sonido, es cierto que se percibe a un autor diferente, más reposado y dulce, con una mayor concesión a lo melódico. Lo que aquí abunda son cortes como ‘Little Girl’, ‘Too Late’, ‘Life Is A Problem’ o ‘Freedom’, en la misma línea que en su día marcaron ‘Soul On Fire’, ‘Stop Your Crying’ o ‘Broken Heart’, pero con un carácter decididamente luminoso y positivista, engalanados con un preciosismo digno de una banda sonora de Disney. Esa nueva fórmula culmina con una preciosa ‘So Long You Pretty Thing‘ co-escrita con Poppy, su hija de once años que, además, participa en las voces.
Esta intervención no parece ser casual ni anecdótica. Muchas de las letras del álbum se adivinan como mayestáticas lecciones de vida sobre el amor y la muerte que Pierce dirige a su hija y que, tras su grave enfermedad, adquieren un tono verdaderamente dramático. De hecho, cabe sospechar si la Jane que vive la vida a velocidad fugaz no será su propio alter-ego femenino al que, en su coda, pregunta «Hey, Jane, cuándo vas a morir?». Sin embargo, sentencias brutales como «a veces deseo estar muerto porque solo los vivos sienten el dolor», «mantente apartada del amor, si hace falta», «vivo mi vida en una oración, no tengo derecho a estar aquí» son amargos lemas que, por contra, están cantados con la seguridad de quien está en paz consigo mismo y ha perdido el miedo a morir. Esa curiosa dualidad caracteriza un disco que no solo confirma la línea ascendente retomada con ‘Songs In A&E’ sino que supone otro álbum crucial en su impecable carrera. Solo que, si antes su gospel-blues-rock te elevaba a la estratosfera, ahora nos devuelve a la Tierra y nos ayuda a mirar hacia arriba con menor recelo y temor.
Clasificación: 8/10
Lo mejor: ‘Hey Jane’, ‘So Long You Pretty Thing’, ‘Little Girl’, ‘Headin´ For The Top Now’, ‘Too Late’
Te gustará si te gusta: el blues y el gospel menos puristas, The Jesus & Mary Chain, las bandas sonoras de Disney
Escúchalo: NPR