Era cuestión de tiempo que existiese un ‘Papitwo’ tras los modestos resultados de ‘Cardio’, el último disco de Miguel Bosé, nada comparables a las ventas de ‘Papito’. Eso es un hecho. Como que apostamos a que en unos años estaremos hablando de un ‘Papitres’. ¿O no? Al contrario que en su primera entrega, esta segunda parte de duetos no contiene ni un éxito potencial. Y no será porque no los haya habido en la carrera de Bosé. Obviamente según pasen los discos los temas se irán agotando y habrá que ir tirando de canciones más irrelevantes para llenar estos lanzamientos. De hecho, ya este ‘Papitwo’ tiene algunas canciones que los mortales que no hayamos seguido la carrera de Bosé al dedillo parecerá que escuchemos por primera vez, para bien y para mal. No sabemos si ha sido intencionada la elección de los temas para los duetos, pero crear esta sensación de falta de unidad, de batiburrillo de estilos y géneros e incluso de calidades en las producciones deja bastante que desear.
Al final, a Bosé le ha quedado casi un “Papito y medio”: un intento por repetir la fórmula que se queda a medias. Lo más parecido a un hit son las versiones que hace junto a Juanes de ‘Partisano’ y de ‘Duende’ junto a Aleks Syntek. A no ser que las fans de Pablo Alborán terminen por tirar de su dueto en ‘Puede Ser’ o los de Sabina le encuentren la gracia a ‘Sol Forastero’. Porque por mucho que se haya puesto discotequero junto a Bimba en ‘Shoot Me In The Back’, no acabamos de ver este tema triunfando en nuestro país más allá de en algún desfile de David Delfín, director del arte del disco y de esa horrenda portada.
El resto son medios tiempos y baladas, con invitados más o menos ilustres, cantando en su mayor parte canciones poco conocidas. ‘Decirnos Adiós’ es el único tema inédito, compuesto por el hermano de Penélope Cruz para que lo interprete la actriz junto a Bosé, y del que lo mejor que se puede decir es que no desentona junto al nivel del resto del disco, donde el baile de productores da una pista de lo que va a suceder. Al igual que en la entrega anterior, son demasiadas las veces en las que Bosé se acerca al estilo del invitado más que al contrario. Un ejemplo de lo absurdo del concepto, en el que parece que cabe de todo, y donde sólo cuando Carlos Jean se coloca tras los mandos y pone a Sabina a cantar sobre una base de electrónica, parece figurar algún tipo de norte. Es justo y necesario terminar esta reseña llamando a esa máxima que reza que “nunca segundas partes fueron buenas”, sobre todo cuando la primera tampoco es que fuera un ejemplo a seguir.
Calificación: 4/10
Lo mejor: ‘Duende’, ‘Sol Forastero’
Te gustará si te gusta: Algunos de los artistas que participan en el disco.
Escúchalo: en Spotify