Wilco y su tienda de lámparas

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Wilco y su tienda de lámparas

Probablemente debido a lo lejano del Palacio Vistalegre, los escoceses The Hazey Janes abrían anoche para Wilco en Madrid sólo ante un centenar escaso de personas en un ambiente raro, por sobrarles escenario por todas partes y faltarles mucho público. Échemosle la culpa a «x», porque su repertorio fue defendido muy decentemente, destacando temas como ‘In Shadows Under Trees’ o ‘New York’.

Al fin llegó el turno de Wilco, cuando el escenario cobró sentido con su decoración a base de lámparas de pantallas clásicas de distintos tamaños, que lo mismo brotaban del suelo como colgaban del techo a distintas alturas. La atmósfera que creaban encendiéndose y apagándose gradualmente era ideal para la música de la banda. Pero seamos realistas, el escenario de Vistalegre tal vez no fuera el más adecuado para ese tipo de atrezo. Teniendo en cuenta que en Barcelona actuaron en el Liceo y en Bilbao en el Palacio Euskalduna, supongo que por Palacio Vistalegre (por muy customizado que estuviera), alguno habría podido esperar «otra cosa». Y es que hasta el propio Jeff Tweedy bromeó a mitad de concierto sobre el lugar afirmando con asombro: «¡Qué lugar más raro!», preguntando a los asistentes si el sonido era bueno. Sin paños calientes: todos sabemos que el sonido podía haber sido mejor.

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En cuanto a Wilco como banda, poco puede decirse a estas alturas que no sepamos ya. La nitidez y exactitud con la que ejecutan sus canciones en directo es irreprochable sin olvidarse nunca de ofrecer esos pequeños extras que nos alejan de las versiones de estudio y nos meten de lleno en el mundo de Wilco. El repertorio dio un repaso a temas de ayer y hoy. De su último trabajo, ‘Whole Love‘, sonaron ‘Art of Almost’, ‘I Might’ o la pegadiza ‘Born Alone’. Es grato comprobar lo bien que funcionan siempre algunos temas en directo como ‘Impossible Germany’ o ‘Hate It Here’ de ‘Sky Blue Sky’ o ‘Hummingbird’ de ‘A Ghost Is Born‘. No faltó el clásico ‘Via Chicago’, hipnotizador y siempre fascinante en directo, con esa marea de distorsión chocando contra una de las más bellas melodías de toda su obra, como una metáfora de la vida misma. Al final la verdadera esencia permanece a pesar de los ataques que haya podido sufrir.

Tweedy dedicó saludos y agradecimientos a todo el público, en especial a un grupo de fans que les siguen por varias ciudades. Les indicó que no era para tanto: «¡No soy tan guapo!». Unas dos horas de concierto después, la banda se despedía para volver con un bis en el que sonaron ‘Jesus, etc’ o ‘Monday’. A la salida (aparte de ver a Dani Martín dirigiéndose junto a su novia al backstage) nos llevamos la sensación de haber visto un gran concierto que sin duda habría sido redondo en otro emplazamiento.

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Foto: Mariano Regidor.

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