Hace unas semanas el New York Times publicaba un artículo sobre la utilidad del éxito de Adele para mantener una compañía como XL, que veía aumentado en un 400% sus beneficios sobre el ejercicio 2010. El álbum ’21’, que ha vendido 25 millones de copias desde su lanzamiento -una monstruosidad que no se conocía hace una década-, servía así para oxigenar plantillas, a distribuidoras y para invertir en su futuro, todo ello en una compañía internacional, pero no multinacional, al margen de Warner, Sony, Universal y EMI (estas últimas, en proceso de fusión).
Inmediatamente nos preguntábamos si las 160.000 copias colocadas por el disco de Adele en España -otro verdadero milagro para un artista internacional o ya de cualquier índole- servían de algo en la división indie española, Everlasting, donde se edita también a Los Punsetes, nudozurdo o Tremenda Trementina, grupos todos ellos inimaginables en el catálogo de las cuatro majors (al menos de sus versiones españolas). Hablamos con el principal responsable del sello en España, Mark Kitcatt (también ex presidente de la UFI), y con Gonzalo Schiaffino, también empleado de esta pequeña compañía situada en Madrid.
New York Times ha publicado un artículo hablando de los beneficios que ha supuesto el disco de Adele para XL, nos preguntábamos si las ventas en España (160.000 distribuidas según Promusicae) han servido de algo a Everlasting y Popstock…
Gonzalo: «Antes que nada aclarar que las unidades que declara Promusicae son vendidas, no distribuidas. No tenemos la capacidad de una multinacional de colocar discos para alcanzar esas cifras que muchas veces ellas dicen alcanzar. Y por supuesto, que sí han servido a la compañía».
¿Qué ha significado esta triunfada total para un sello tan pequeño?
Mark: «Todas las compañías de música españolas somos muy pequeñas, claro. En otros países hay discográficas independientes que pueden llegar a emplear 70 o 100 personas. Aquí la más grande no creo que llegue a 15. En Everlasting Popstock somos 8. Ha perdido mucho peso comparativo España. Su mercado ha encogido mucho más que los de otros países. Las compañías extranjeras con oficinas aquí, las que llamamos multinacionales, tienden a ser bastante más grandes pero cada vez encogen más. Y casi han dejado de desarrollar artistas de fuera en condiciones. No se me ocurre un artista extranjero, nuevo, salido en Universal o Sony en los últimos años que haya vendido grandes cantidades de discos, o sido cabeza de cartel en un festival importante…
Nuestro cometido está muy claro: es ayudar a creadores a desarrollar su potencial al máximo, y hacer conexiones entre ellos y la gente a la que le puede interesar o conmover lo que hacen… Claro que el potencial comercial de Adele era obvio desde el principio. Es un trabajo bien hecho, estamos muy satisfechos. Y genera ingresos aquí y en toda la cadena de la escena independiente. Ayuda a la gente con la que trabajamos».
¿Este éxito ha podido servir para que se pueda mantener más o menos una plantilla estable? ¿Cuál creéis que sería el escenario de sello y distribuidora de no ser por las ventas de ’21’?
M: «Pues hacemos muchas cosas aquí aparte de vender discos de Adele. Por ejemplo, en ese mismo año El Guincho hizo gira por seis continentes y tocaba para decenas de miles de fans en 40 o 50 países. Hemos podido responder a la crisis y la subida de IVA bajando el precio de las novedades. Hemos empezado a encontrar maneras de que los artistas cobren mejor y de forma más justa de los nuevos servicios digitales y de streaming. Si miras las listas, los conciertos, los festivales… estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Y una compañía como la nuestra es experta en hacer concertina con los presupuestos… Adaptarse a la situación económica que nos venga encima. Tenemos mogollón de años de práctica, como todas las discográficas.
La nuestra es una empresa pequeña y poco pretenciosa, espero, y nos costaría mucho funcionar si fuera más pequeña aún. ¡A ver qué hacemos este año que viene para salvar los muebles! Se suma una crisis discográfica a una generalizada y un ataque político a la cultura, y casi diría que a las ideas (mira lo que va a invertir España en I+D el año que viene). El dilema es que no podemos presupuestar más allá de los próximos seis meses, y sin embargo, tenemos una responsabilidad con los creadores de al menos intentar visualizar cómo pueden ser sus «carreras» a plazo más largo. Intentaremos mantener los puestos de trabajo necesarios para hacer el trabajo. También, si te soy sincero, creo que si no pierdes dinero de vez en cuando en este negocio, si no te das unas buenas hostias, seguramente no estás haciendo el trabajo bien.
¿Históricamente habéis conocido otros éxitos similares? Tenéis a Antony, por ejemplo, pero es que 160.000 copias son como 400.000 o más de las de antes…
M: «Esto ha vendido más de 160.000, va para quíntuple platino. Pero sí… ‘The Fat of the Land’ de Prodigy se acercaba a esos números, un par de discos de Moby vendieron mucho. También lo sacamos en Portugal y ha vendido muchas copias allí. Lo que está claro es que hay un nivel de éxito comercial que rompe los planes, se escapa de las previsiones de Everlasting Popstock, y también de las de XL, que son socios nuestros. Cogen vida propia: el disco empieza a sonar en sitios y a vender en tiendas con los que normalmente, en el día a día, no trabajamos. Nosotros sabemos que tenemos que evitar necesitar este tipo de ventas. Porque si te pones en una situación donde te hacen falta superéxitos comerciales, inevitablemente se nubla tu juicio artístico. Empiezas a presionar a los artistas para que saquen el nuevo álbum en este trimestre o aquel. ¡En serio! Eso ocurre en los sellos que cotizan en bolsa, sobre todo».
El disco de Adele ha sido número 2 en España durante más de 20 semanas, siempre sin llegar a ser top 1 (casi siempre por culpa de Pablo Alborán). ¿Desde internacional ha habido algún tipo de interés o presión por llegar a ese número 1 o es una cuestión que daba totalmente igual?
G: «La presión por alcanzar el número 1 siempre fue nuestra. Desde internacional siempre hubo un apoyo total por alcanzar este objetivo pero sin presiones de ningún tipo. No pudo ser, pero ser el nº 2 durante más de 20 semanas (sin hablar de las semanas que lleva en el top 10 ni en el top 20) para nosotros es un orgullo total. Hay que ver con lo que nos tuvimos que enfrentar: el desinterés inicial de las radios mainstream nacionales, la falta de confianza de algunas tiendas… Pero la realidad es que desde el día que recibimos el primer avance del disco sabíamos que ahí había algo y nos marcamos unos objetivos que fuimos alcanzando progresivamente, todo con mucho empeño e insistencia, y aquí estamos».
M: «Más tema de cachondeo en nuestra oficina que otra cosa. Sí que recuerdo unas semanas o meses en las que sacaba álbumes todo tipo de artista… Leonard Cohen, Coldplay, y tal entraban en el número uno y quedaba Adele en el número dos… Pero igualmente salías a pasear por tu ciudad y en todas las tiendas y en los coches sonaba ‘Rolling in the Deep’ o ‘Someone Like You’, y eso es cómo uno se da cuenta de que una canción ha calado, y está en boca de todos. La lista de éxitos es una vara de medir pero el éxito palpable no se mide únicamente en el número de copias vendidas entre una fecha aleatoria y otra… no sé si me explico. Un número uno es una excusa para una fiesta, nada más. Y no, no hubo presiones. Llegaba un punto que nos decían que por favor, que no mandáramos más discos de platino, que no sabían dónde meter todos los que tenían».
¿Cómo habéis vivido desde España su progresivo éxito? ¿Teníais expectativas de cuádruple disco de platino o ni en vuestros mejores sueños?
G: «Con una enorme alegría porque vimos confirmadas las sensaciones de las que hablábamos antes. En cuanto a lo de alcanzar el cuádruple platino te puedo decir que para nosotros se hizo una realidad cuando alcanzamos el primero. Ahí fue cuando supimos que lo podíamos alcanzar y que coincidió, claro, con el lanzamiento de ‘Someone Like You’ como single. Ahora estamos muy cerca del quíntuple platino».
M: «A Adele la conocemos muy desde el principio. El jefe de XL, Richard, me puso sus demos cuando la acababan de fichar. Recuerdo que había bocetos de ‘Chasing Pavements’ y ‘Hometown Glory’ ya entonces. Me quedaba con cómo canta, claro, porque por ahí es única; y ya estaba componiendo buenas baladas pop. Conozco a su mánager y su agente, y al A&R en XL. Todos lo tenían muy claro, y Adele también sabía justo lo que quería hacer y dónde quería estar. La gente que la rodea es gente que se interesa por todo, te pregunta y te involucra en todo… y eso no siempre ocurre. Los mánagers pueden ser celosos o el agente no tiene tiempo para pensar… Su caso es muy distinto. Aunque el primer álbum para mí tenía demasiado «filler».
Cuando me pusieron los singles del nuevo disco sabía que iba a romper. ‘Rolling in the Deep’ es un clásico inmediato…. De hecho aposté con uno de mis compañeros que venderíamos 40.000. ¡Jaja! ¡No me ha pagado! Pero no te imaginas vender 200.000… No sé si volverá a vender 200.000 discos en España ningún artista de fuera, ¡jamás! No tiene mucha pinta. Lo que rompía los esquemas era la balada, ‘Someone Like You’. Se coló allí en las listas de radio y ahí se quedó, no había manera de quitarlo. Y era muy difícil convencerles de que lo programaran, después de ‘Rolling in the Deep’. Cuesta mucho que las radios comerciales programen las baladas, lo que pasa es que si funciona una balada, funciona mucho. De hecho recuerdo que JNSP sacó una apreciación de ‘Someone’ y la usábamos para convencer a Los 40 Principales de que apoyaran a ese single. Era una pieza muy acertada».
Suponemos que otros grupos que distribuís, como Bon Iver o The xx mueven en nuestro país en torno a 5000 copias, ¿cuál es vuestro bastión internacional más importante aparte de Adele?
G: «Tú lo has dicho, Bon Iver, The xx. Y también podemos hablar de Jack White, Cat Power, Mark Lanegan, Horrors, Radiohead, Alabama Shakes. Son artistas que nos dan unas cuantas alegrías a pesar de cómo está el mercado. Las listas de ventas lo demuestran. Hemos conseguido como compañía independiente tener una presencia importante y sostenida en los charts».
M: «Esos que mencionas, Radiohead, The National, Antony, Jack White… No me aventuro a estimar números tal como está la cosa. Casi siempre menos que el anterior, últimamente. Hacía mucho que no teníamos un disco de oro, según recuerdo, tal vez ‘Elephant’ de los White Stripes».
¿Pueden servir estos grupos, Adele o The xx, para lanzar a otros grupos nacionales menos fuertes como Los Punsetes o, más noveles todavía, Tremenda Trementina, o sólo afecta a nivel internacional para grupos noveles internacionales?
M: «Yo creo que ni eso. Un disco como el de Adele no tiene nada que ver con casi nada. No porque haya sonado durante un año en radio van a pensar: «¡hala! Vamos a poner más discos de Everlasting Popstock en la radio». Los hipermercados no van a abrir sus espacios de venta a nuestro catálogo porque hayamos sacado un disco del que ellos han vendido mucho y no es un espacio donde queremos ver según qué discos. No es el contexto adecuado. No sabrían mover a nudozurdo o La Débil. Y si empezaran a programar a Los Punsetes 15 veces al día en Los 40 Principales, creo que yo podría llegar a ser la persona más odiada de España. Ni Wert, vamos. Cuestión de contexto».
Una de las cosas más fascinantes del fenómeno Adele es que la radio al principio se negaba a pinchar sus singles a pesar de su indudable pegada. No ha pasado sólo en España sino al principio de todo, en Estados Unidos. ¿Por qué la radiofórmula se niega a pinchar cosas que evidentemente están funcionando y gustando a la gente?
G: «Bueno, esto habría que preguntárselo a los que manejan las radios ¿no?»
M: «Las radios comerciales son como los hipermercados. Hay cuatro (o ahora tres, quién sabe?) compañías que tienen su oído y quienes trabajan a menudo con ellos, que son las majors. Este año y el año pasado la asociación de sellos independientes a la que pertenezco, Impala, estábamos trabajando para parar la fusión entre Universal y EMI porque la concentración limita las posibilidades de artistas trabajando al margen de esas compañías de sonar en la radio, competir en igualdad en tiendas digitales y tangibles, etc, etc. Por tener una idea, los sellos independientes sacamos como el 80% de las novedades y tenemos un 30% del mercado, pero menos del 10% de lo que suena en las radios según los estudios. Y lo mismo pasa con las listas de éxitos. Es una pena. Es como si fuera un género en sí, música 40 Principales. Y ahí creo que se han equivocado, su misión debe ser reflejar lo que es popular. Y por ahí deberían de estar poniendo a The xx, o Extremoduro, o Fito, o por supuesto, Amaral.
En el caso de Adele también cabe pensar que quizás le convenía darse a conocer sin ser metida con calzador en las radios comerciales. El público la ha acogido como algo más suyo, más personal, y ha sido más orgánico su éxito».
’21’ nos parece un buen disco en su género, aunque no es el tipo de artista con el que estáis acostumbrados a trabajar. Nos morimos de curiosidad por saber si en las oficinas hay algún seguidor verdadero de Adele…
G: «Sí lo hay, ¡nosotros somos los primeros seguidores verdaderos! Ahora, si preguntas por ese fan inclaudicable capaz de vender a su madre por el artista, pues no. Pero sí que nos gustó mucho el disco desde el principio».
M: «¡Ja! Pues mira, yo no estoy aquí porque me gustaba de repente the Fall o los Buzzcocks. Yo me enamoré del pop porqué escuché a Abba, o the Sweet, o «Crazy Horses». Somos amantes de la música pop. Nosotros, vosotros… Y eso es un poco lo que yo quería decir cuando hablé de contexto. Recuerdo que teníamos un programa llamado Top of the Pops en Inglaterra y allí cabía de todo, si era popular, y lo mismo pasaba en la radio; estaba Abba al lado de Bowie y Roxy y Stevie Wonder, y se mezclaba Buzzcocks, Motorhead, Public Image Limited e Ian Dury con Donna Summer y Minnie Riperton, Lovers Rock con Genesis, Steely Dan y los Bee Gees. El mismo contexto en el que encuentras a la música embellece a la obra. A unas obras y a otras; es todo música pop y la música pop tiene magia, y tiene más magia cuanto menos delimitada por estilo. Y salta a la vista que el ’21’ de Adele es un buen disco pop, igual que Katy Perry o Beyoncé, e igual tambien que Hidrogenesse, o El Guincho, o los Punsetes… y la pena es que por las razones que sean, parece que no hay un contexto donde caben todos ellos. Eso debe cambiar, y espero verlo.
En todo caso si miro lo que editamos en Everlasting, por coger un ejemplo concentrado, pues estamos sacando (en el espacio de doce meses) a Los Punsetes, Nudozurdo, Tremenda Trementina, Guadalupe Plata, Aaron Thomas y El Guincho… me sería muy difícil definir exactamente “el tipo de artistas con el que estamos acostumbrados a trabajar”».
¿Os gustaría seguir trabajando con Adele para su futuro álbum o en algún momento os habéis visto desbordados como para decir «basta»?
M: «¡No, qué va! Vender un montón de copias de un disco bueno no cansa y no presenta dificultades. Yo creo que seguiremos trabajando con Adele. Si ella quiere, claro. Lo complicado para nosotros sería vender los 2.000 de Eliza Doolittle que hace su compañía aquí».
Era un tanto extraño ver en el espacio UFI, que tristemente ha tenido que cerrar, el disco de Adele y no otros de multinacionales como Los Planetas o Christina Rosenvinge… ¿Creéis que esta rareza ha podido tener algo que ver con el cierre de la tienda?
G: «Supongo que te refieres a la rareza que supone que las multis no apuesten por estos espacios. Y no, no creo que tenga que ver con eso».
M: «No… ese era un espacio donde la idea era hacer una amplia oferta de música de calidad, con tenderos expertos en la materia, que te pudieran recomendar música nueva. Y la gente que trabajaba la tienda tenía ese perfil. Era un lujo trabajar con ellos; pero yo creo personalmente que en estos tiempos, el espacio era demasiado grande y demasiado ambicioso para ser simplemente una tienda de discos. Se intentaba conseguir una licencia para poder ofrecer cafés y refrescos y aprovechar más el espacio, pero ese tema era muy complicado. Pero no creo que, porque faltaran Los Planetas o Christina, fuera a ir más gente al lugar. Creo que el planteamiento que hicimos era excesivamente ambicioso, sin más».
¿Vendía mucho Adele en este espacio «indie» o sus CD’s eran más carne de Corte Inglés?
G: «Ni una cosa ni la otra, todo en su proporción. Lo que sí es verdad es que cuando logramos imponerla en la radio fue mucho más fácil acceder y conseguir el apoyo de grandes superficies como El Corte Inglés, Carrefour, etc. y ahí es donde se hace el quiebre y saltamos a las cifras que conseguimos con este disco (y los otros, no nos olvidemos de ’19’ y ‘Live At The Royal Albert Hall’)».
M: «Los discos que se meten en las partes altas de las listas siempre están vendiendo la mayor parte en hipermercados tipo Carrefour, El Corte Inglés, y FNAC. Y las listas de Promusicae en todo caso no reflejan las ventas que puede haber en Revolver, o Amsterdam de Valencia, o el Espacio UFI. No las cuentan. Me llama la atención del disco de Adele el que hayamos vendido tantísmo en iTunes, aunque eso pasa en proporción con muchos de nuestros discos, y por otro lado, lo poquísimo que ha vendido en vinilo, comparado con las proporciones que solemos manejar. Adele vende tantos discos en vinilo como Los Punsetes. Si hubiera sido editado solo en vinilo, no podría haber alcanzado la décima parte del éxito comercial que ha tenido».