Kevin Shields, a la caza del sonido perfecto

-

- Publicidad -

Kevin Shields, a la caza del sonido perfecto

Veintidós años, que se dice pronto. Veintidós años ha habido que esperar para que My Bloody Valentine confirmaran que las señales de vida que empezaron a dar con su regreso a los directos en 2008 eran constantes y no un capricho del destino. Lo último que se nos ocurre pensar es si volveremos a ver una continuación a reciente y sorprendente salida de ‘m b v’ el pasado fin de semana. De hecho, la misma salida del tercer LP de los irlandeses (o cuarto si tenemos en cuenta el embrionario ‘This Is Your Bloody Valentine’, de 1985) parecía un mito, una leyenda que jamás iba a convertirse en realidad. Desde que parasen el carro en 1995, llevábamos oyendo promesas de un nuevo álbum casi en cada entrevista que se le hacía a Kevin Shields, alma máter de la formación. Shields llegó a decir en una entrevista de 1997 que habría algo nuevo ese mismo año o que “él se moriría”, pero no sucedió. Si nos olvidamos de las grabaciones, el hecho de que Shields se reuniera con la cantante y guitarrista Bilinda Butcher, el batería Colm Ó Cíosóig y la bajista Debbie Googe para regresar a los escenarios hace cinco años parecía un milagro, un hecho suficientemente notable como para justificar un regreso sin álbum (tampoco es raro, Pavement o The Police lo han hecho y todo el mundo tan contento).

http://www.youtube.com/watch?v=-bwU9OCG2hY

- Publicidad -

Diez años después de esa entrevista y ya en el contexto del regreso a los directos, Kevin concedió otras y una de las más interesantes fue la que mantuvo en el programa Soft Focus con Ian Svenonious (cantante de míticas formaciones como Nation Of Ulysses o The Make-Up). En ella juraba y perjuraba que el disco estaba ya grabado, que estaba compuesto por canciones de mediados de los noventa y algo nuevo. Una noticia así, tanto tiempo después de ‘Loveless’ y con tantas promesas que acabaron por no valer un pimiento, sonaba a cachondeo, pero una reunión de la banda para dar conciertos (como así fue) hacía que todo resultara más creíble, que todo cobrara sentido. Además, con los exitosos shows que fueron ofreciendo en los años siguientes, con la ilusión recuperada por parte de banda y público, parecía el momento idóneo. Pues no. Ha habido que esperar otros cinco años desde esa entrevista para escuchar algo nuevo de My Bloody Valentine. El año pasado ya se escuchaban rumores, pero a ver quién era el guapo que picaba de nuevo: hasta que no hubiera pruebas, nada. Y a comienzos de 2013 las tuvimos con una nueva gira en la que empezaban a interpretar temas nuevos. Aun así, lo del fin de semana pasado nos cogió a todos con la guardia baja. 22 años, que era aproximadamente la edad que tenía Shields cuando empezó con este proyecto, y nada de pomposidad a la hora de hacer el anuncio. Un par de posts en su web y listo, álbum al canto.

¿Cómo se puede tardar tanto en publicar material nuevo? Como soy un inocentón, me habría creído al Kevin de 1997 y como no aprendo de según qué errores, me habría vuelto a creer al de 2007. Partamos de ahí, del 2007, tomemos por cierto lo que afirmaba el guitarrista de tremolo en mano. Aun así, ¿cinco años? ¿en serio? Artistas como John Zorn o Mike Patton se tirarían de los pelos si no pudiesen sacar al menos uno o dos discos al año (bueno, lo de Zorn es de otro planeta, y lo de Patton casi) y ya nos parece bastante cuando una banda tarda dos años en presentar material nuevo. Además, según lo que comentaba Shields, el disco estaba grabado y gran parte de los temas tenían ya cerca de diez años. ¿En qué se emplean cinco años si está todo grabado? ¿Masterizar? ¿Desechar el resultado de alguna sesión y grabar de nuevo? ¿No tuvo ya tiempo de sobra para hacerlo como cien veces?

- Publicidad -

Es un misterio lo que tiene que pasar por la cabeza de Kevin Shields. Pero por su manera de hablar, de gesticular (por momentos sosegada, por momentos inquieta) en las entrevistas y sobre todo por los hechos a los que nos estamos remitiendo, me atrevo a decir que por sus neuronas fluyen tantas ideas que no sabe ni por dónde canalizarlas. Tal vez por eso se ha dedicado durante tantos años a los proyectos de otros en vez de al suyo propio, porque si le daba más vueltas a lo que ha acabado siendo ‘m b v’ podría haberse vuelto loco de verdad. Igual morirse, como decía en 1997, es mucho decir, pero perder la razón es algo más posible y antes de ello tal vez tuvo que dejar todo lo referente a MBV para centrarse en otras cosas. Si decidió retomar su proyecto principal imagino que fue porque le apetecía mucho volver a visitar sus viejas canciones, eso es totalmente lógico, pero recuerdo verle tocando ‘Only Shallow’ en el Auditori del Primavera Sound 2009 con el ceño constantemente fruncido al (por lo que fuera) no lograr reproducir con total fidelidad el riff de aquella genial canción. ¿También insatisfecho en los directos además de en el estudio? Cuesta creerlo, pero puede que sí, y eso que MBV ofrecieron conciertos de quitarse el sombrero cuando visitaron este festival o el FIB/Saturday Night Fiber.

Hay quien dirá al escuchar ‘m b v’, y con razón, que no dista tanto de ‘Loveless’. Vamos, que si nos llegan a decir en su momento que es un disco de canciones grabadas en las mismas sesiones (al igual que el ‘Amnesiac’ de Radiohead como complemento a ‘Kid A’), lo habríamos aceptado. No es mi intención menospreciar las “nuevas” canciones, que me han gustado, pero lo que evidencian al continuar clarísimamente en la línea de su predecesor es que el perfeccionismo de Kevin Shields es algo casi patológico. Brian Wilson se volvió loco de verdad al intentarlo con ‘Smile’ y lo de Axl Rose con ‘Chinese Democracy’ es una broma de mal gusto por parte de alguien que se lo tiene demasiado creído, pero en el caso de Shields ni parece que esté mal de la cabeza ni que sea un egocéntrico que no sepa ver más allá de los trastes de su Jazzmaster (de hecho hasta a pesar de lo que impone la leyenda, dan ganas de conocerle en persona, parece un tipo de lo más entrañable). ¿Por qué, entonces, le cuesta tanto acabar un disco?

- Publicidad -

La diferencia de tiempo entre ‘Loveless’ y ‘m b v’ es una salvajada, pero hay que remontarse a los orígenes de la banda para intentar buscar una explicación: desde que se formaron en 1983, estuvieron vagando tanto estilística (empezando en el post-punk) como geográficamente (entre Holanda y Alemania, época en la que vería la luz el citado ‘This Is Your Bloody Valentine’) hasta que se asentaron (también con idas y venidas de miembros hasta encontrar la formación definitiva) en Londres y empezaron verdaderamente a encontrar su camino en la segunda mitad de la década con EPs como ‘Ecstasy’ o ‘Strawberry Wine’. Hay quien puede soportar tantos vaivenes, pero también están aquellos que prefieren tomarse su tiempo para no tropezar dos veces en la misma piedra.

El destino al que le llevaron tantos devaneos es uno al que muchas bandas han intentado llegar, pero se han quedado cortas: los picos alcanzados con ‘Isn’t Anything’ y especialmente con ‘Loveless’ no parecen inalcanzables para el resto de los mortales, lo son. Desde la forma de tocar la guitarra a la forma de cantar, nadie ha podido imitarlos, solo seguirles. Para crear una obra de tal magnitud hay que entender por otro lado que se requiere de tiempo y paciencia en el estudio y superar un disco como ‘Loveless’ parecía muy muy difícil, casi imposible. Por ello, debemos dejar las cosas como están e intentar entender que tal vez Kevin Shields sentía tal peso de responsabilidad que hasta que no ha estado al 99,99% seguro de que podía ofrecer algo que al menos estuviese a la altura, mejor dejarlo. Y eso es casi mejor, porque a nadie le habría gustado ver a MBV convertidos en una sombra de lo que fueron. En cambio, siguen siendo tan admirados como siempre y eso es también gracias a que se hayan hecho de rogar. Con lo inesperada que fue la aparición de su último álbum, a lo mejor no tardan tanto con el siguiente, quién sabe.

http://www.youtube.com/watch?v=3DEnwUAzPG4

Lo más visto

No te pierdas