El cartel que el pintor Miki Leal ha creado para la décima edición del Festival de Sevilla de Cine Europeo ha sido como un presagio. Su diseño está inspirado en la tipografía y en los anuncios artesanales de la mítica Sala X del centro de Sevilla, un edificio casi en ruinas que sorprendentemente conserva su fachada original. El icono no sólo es adecuado por esta naturalidad con la que autores actuales muestran sexo explícito en el cine de salas comerciales, sino también porque estamos hablando de un cine inclasificable, tarea a la que lleva diez años dedicado con sus altibajos este festival de Sevilla, segundo bajo el mando del ex director del Festival de Gijón (por cierto, se pisan algunos días). Las bromas respecto al cartel brotaron durante las galas y su diseño ha sido tan mencionado por el público como una película más, y eso ya da ejemplo de su trascendencia.
Poner las entradas baratas es un recurso tan facilón como eficiente, y aquí es marca de la casa. El precio oscila desde los tres euros para el público general hasta un miserable euro para los estudiantes. La afluencia, por supuesto, ha sido notable, y ya quisiera el cine europeo verse siempre en estas circunstancias. Además, salvo los típicos despistados, casi todos los espectadores sabían a lo que iban y era raro ver a alguien abandonar la sala en mitad de la proyección ni entrar con la película empezada, que además estaba prohibido para desconsuelo de los impuntuales. Había respeto. Y eso que se trata de una programación de 182 películas, con títulos menos llamativos que años anteriores y de las cuales muchas no juegan precisamente con la autocomplacencia de la que se vale el porno. Aquí es habitual encontrarse con un cine incómodo y, en todos los sentidos, de difícil acceso. Así le ocurre a la taiwanesa ‘Stray Dogs‘, de Tsai Ming-Lian, premiada en Venecia, con planos larguísimos que duran unos 15 minutos. Uno de los homenajeados en esta edición, el francés Claude Lanzmann, presentó ‘El tiempo de los injustos‘, un documental sobre el holocausto de 216 minutos de duración. Recordemos que él ya alcanzó su particular cenit con ‘Shoah’ (1985), a la que hay que dedicar varias sentadas: dura diez horas. De hecho, la estrella de los homenajeados fue Léos Carax, protagonista de una retrospectiva sobre su insólita carrera (incluida la erótica ‘Pola X’, de 1999) que además mantuvo un encuentro con su público, donde aclaró que él tampoco puede explicar ‘Holy Motors‘ (2012) y que no hay que empeñarse en encontrarle significado a todo, en particular a lo que él hace, porque no es precisamente ahí donde reside su sentido. Su cine es hipnótico. Por otro lado, se dedicó otra programación a la directora sueca de cine experimental Gunvor Nelson y una panorámica al cine portugués (el año pasado fue al griego). La sección con más éxito suele ser la que selecciona la Academia de Cine Europeo, entidad que desvela los nominados a sus premios en el marco de este festival.
También hay que señalar la apuesta de esta edición por el cine producido en nuestro país con la inclusión de una nueva sección, Resistencias, sobre «cine español en los márgenes» como el que dirige Antonio Hens en ‘La Partida‘, una historia de amor gay interrumpida por Toni Cantó, que interpreta a un entrenador de fútbol que va a Cuba a desahogarse con chaperos. Casi no había espacio del festival que no tuviera alguna presencia de cine español, desde la exposición –anecdótica, por otro lado- hasta la sección oficial, en la que participó ‘10.000 noches en ninguna parte‘ de Ramón Salazar, que vuelve a la dirección tras un periplo de varios años cuyo resultado es una cinta valiente, generosa, con unos actores entregados a la improvisación bajo unas condiciones de rodaje heterodoxas. Incluso la sesión inaugural estaba a cargo de ‘Tres bodas de más’, de un Javier Ruiz Caldera empeñado en acercarse a la comedia norteamericana, y aquí los vínculos con ‘La boda de mi mejor amiga’ (Paul Freig, 2011) y de la factoría Judd Apatow son evidentes y algo forzados.
No hay que olvidarse de la música, que además acompañaba en off al público mientras se acomodaba en sus butacas. La entretenidísima comedia ‘We Are The Best‘, de Lukas Moodysson (que se dio a conocer por ‘Fucking Amal’), habla del punk desde el punto de vista de tres niñas unidas por su odio a las clases de educación física. La cinta belga ‘Alabama Monroe‘ (de Felix Van Groeningen) trata sobre las pasiones de dos entregados a los placeres del country. Y una mención especial merece otro grande: el británico Shane Meadows ha vuelto a firmar una maravilla, esta vez en forma de documental sobre The Stone Roses (‘Made of Stone‘); uno se da cuenta de lo bien hecho que está cuando descubres que le ha gustado a gente que ni siquiera conoce al grupo.
También ha habido tiempo para una programación de conciertos, con una calidad de sonido mejorable. Como los de Hola a todo el mundo, que actuaron en la noche inaugural, o Baths, que nos regaló un espectáculo muy potente, interrumpido en alguna ocasión por un entrañable problema de ardores que no le impidió cumplir sobre las tablas donde defendía su excelente último disco ‘Obsidian‘ con precisión y entusiasmo. La noche de clausura fue para Joaquín Pascual, que estrenó en primicia un nuevo espectáculo acompañado de La Orquesta Descacharrada y de unas imágenes en sincronía recopiladas gracias a una convocatoria en su web. El concierto de este grandísimo talento contó con un público más entregado que numeroso. El resto, que alternaba en la terraza, quizás hubiera preferido una música más bailable, y para eso estaban las fiestas que cerraron todas las jornadas, haciendo estragos en los pases de las nueve de la mañana.
En mi particular ranking de las mejores películas vistas entraría en el top ‘La gran belleza‘ de Paolo Sorrentino: una auténtica fiesta para los sentidos, con personajes, banda sonora y situaciones a la vez bellos y estridentes, declarada ya obra maestra heredera de ‘La dolce vita’ y cuya nominación a los Oscar se da por segura, y puede que no sólo en la categoría extranjera. Pero sin duda esta selección de películas la encabeza ‘El Desconocido del Lago‘. La firma un director francés injustamente tratado en España, Alain Guiraudie, que hasta ahora no ha encontrado distribución en nuestro país para ninguna de sus películas anteriores, todas por cierto interesantísimas (recomiendo su penúltimo trabajo, ‘El rey de la evasión’ de 2009). La película, ganadora del gran premio del festival, está ambientada en una zona de cruising, habla de forma abierta y divertida de los códigos que rigen en el cancaneo y traza un excitante camino a paso ligero que deambula por la comedia, el suspense, el drama y el terror, salpicados por un buen número de secuencias de sexo explícito que, de hecho, fueron objeto de su correspondiente polémica. Pese al anuncio de que la película proyectada tras la clausura sería la ganadora, la elegida fue ‘Alabama Monroe’ (premio del público), y eso levantó sospechas de censura que incluso ha valido una carta de la oposición para aclarar este extremo. La organización lo ha desmentido ya en varias ocasiones, declarando que el cambio se debió a un problema técnico: no se había previsto una copia extra, y la que había estaba destinada a otra sala, por supuesto llena hasta los topes, porque está claro que el cine funciona mejor a bajo precio. Y gracias a este cóctel tan seductor podemos sentir además la reacción de una sala llena y en silencio frente a unas imágenes que, igual que en el porno, se nutren de nuestro voyeurismo.
El palmarés del décimo Festival de Cine Europeo de Sevilla ha sido el siguiente:
Giraldillo de Oro: El desconocido del lago de Alain Guiraudie
Giraldillo de plata: Sacro GRA de Gianfranco Rosi
Mejor director: Tsai Ming-liang por Stray Dogs
Mejor guión: Clio Barnard por The Selfish Giant
Mejor actor: Toni Servillo por La gran belleza
Mejor actriz: Alexandra Finder por The Police Officer’s Wife
Mejor fotografía: Claire Mathon por El desconocido del lago
Premio Jurado Campus US Nuevas Olas: La jungla interior de Juan Barrero
Premio Nuevas Olas no ficción: Costa da Morte de Lois Patiño
Mención Nuevas Olas no ficción: It for others de Duncan Campbell
Premio FIPRESCI a Resistencias: El triste olor de la carne de Cristóbal Arteaga Rozas
Premio Europa Junior: Oggy y las cucharachas de Olivier Jean-Marie
Premio EFA: Alabama Monroe de Felix van Groeningen
Premio Eurimages: La gran belleza de Paolo Sorrentino
Premio Marvin & Wayne: Tin & Tina de Rubin Stein
Premio corto panorama andaluz: No tiene gracia de Carlos Violadé Guerrero
Premio ASECAN oficial: La gran belleza de Paolo Sorrentino
Premio ASECAN mención especial: 10.000 noches en ninguna parte de Ramón Salazar
Premio Ciudad de Sevilla: Claude Lanzmann