Lo peor que podía hacer la autora de un disco tan descarnado como ‘Past Life Martyred Saints‘, que hablaba sobre dolor, drogas y autodestrucción, era meterse a internet para leer lo que a la gente le estaba pareciendo aquella obra. Fue un disco que la crítica elogió pero el público no llegó a entender, dejando ventas poco más que modestas y, lo que es peor, una serie de comentarios hirientes en la red -concretamente en sus vídeos de Youtube- que llevaron a EMA a abandonarla temporalmente porque se sentía «inestable e insegura».
Por fortuna Erika M. Anderson ha vuelto a saber utilizar esa inestabilidad como vehículo para la creación y ‘The Future’s Void’ es un disco en el que ha querido reflexionar sobre internet, según sus propias palabras, sin caer en tópicos como «la red es mala», «la red es buena» o «las redes sociales nos están destruyendo». Líricamente, sí encuentro momentos en los que se cae en el tópico de artista asqueado de la fama recién llegado a la misma y en ‘Dead Celebrities’ podemos escuchar cosas como «(los famosos) tienen problemas como tú y como yo, así que podemos aparcar nuestros celos por la celebridad muerta», pero también otros más acertados e inquietantes, y sobre todo, una correspondencia deslumbrante entre lo que nos quiere contar EMA y el tipo de sonidos por los que ha optado para expresarlo.
Su debut era un disco interesante pero algo irregular en cuanto a la calidad de canciones y a la variedad de las mismas, cayendo en un par de ocasiones en el tópico rockero. ‘The Future’s Void’ es un disco mucho más rico en ese sentido, resolviendo algunos de los problemas del anterior. Las canciones son más distinguibles entre sí y se preocupan por establecerse como clásicos más atemporales, como podemos comprobar en ‘When She Comes’ (un remanso necesario entre tanta furia), la hermosa ‘100 Years’, que trata de recordar cómo era el mundo antes de la construcción de artefactos que pudieran volar; o muy especialmente en el single ‘3Jane’, que sin alejarse ni un poco de la temática del disco, en este caso la propaganda en los medios de comunicación o las nuevas enfermedades sociales, está más cerca del concepto melódico de Phil Spector que nada presentado por la artista con anterioridad.
El punto tribal apocalíptico de ‘Neuromancer’ (inspirada en la novela de William Gibson y con crítica a los «selfies» incluida) o el synthpop gótico metalero de ‘Cthulu’ (a pesar del «typo» suponemos que inspirada en Howard Phillips Lovecraft) constituyen un disco abrumador, ruidoso y hasta un poco kitsch como los días en que vivimos, en los que nadie tiene tiempo de comprender todo lo que significa o vale aquello sobre lo que puede informarse o que puede comunicar como emisor a golpe de clic. No es casualidad que lo primero que oigamos en el disco sea ininteligible, distorsión, en ‘Satellites’.
‘The Future’s Void’ es por estas razones un disco muy significativo y relevante en el curso de la historia musical del siglo XXI. Si en muchas ocasiones hemos acusado una deuda excesiva de EMA hacia sus influencias, especialmente PJ Harvey y Courtney Love, como se puede aún apreciar en canciones como la pegadiza ‘So Blonde’, ahora podemos decir que su carrera está siguiendo su propio camino, sonando como ya quisieran los ¿futuros? Hole. No hay la más mínima curiosidad por saber qué podría haber hecho Dave Sitek con este amasijo de guitarras, sintetizadores e instrumentos orgánicos pensado para sonar a toda pastilla en cascos, carreteras y equipos de alta fidelidad. EMA sola en el sótano de su casa junto a su batería y su hombre de confianza Leif Shackelford ha orquestado este equilibrado disco de la posmodernidad que acaba sonando a canción tradicional después de haberse pasado por la piedra a Sinéad O’Connor, la última M.I.A., los Radiohead de ‘OK Computer’, las bandas sonoras de Giorgio Moroder y Deerhunter.
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘So Blonde’, ‘Satellites’, ‘3Jane’
Te gustará si te gustan: Hole, PJ Harvey, Radiohead, el último de Yeah Yeah Yeahs
Escúchalo: Spotify