Si algo que hay que admirar en Coldplay es su conciencia de grupo, ese aura que tienen de banda inquebrantable que los sitúa en la misma liga que U2, los Rolling Stones o, en un plano más alternativo pero también mastodóntico, Muse. Sólo eso puede explicar que un disco tan íntimo, tan introspectivo, tan personal como ‘Ghost Stories’ no sea el primero en solitario de la carrera de Chris Martin, al modo de lo que está desarrollando Brandon Flowers de manera paralela a la trayectoria llenaestadios de los Killers. Este sexto disco de Coldplay llega dos meses después de que se comunicase oficialmente la ruptura entre el líder de la banda y Gwyneth Paltrow, un anuncio muy necesario que había de ser previo a este lanzamiento sí o sí (imaginad las elucubraciones sobre las letras en caso contrario). Una actriz trabaja metiéndose en la piel de otros, pero Chris Martin no ha podido huir de sí mismo para crear personajes o hablar del mundo y lo que encontramos en este disco totalmente confesional son sus inseguridades de pareja durante los últimos meses.
Ya conocemos los puntos flacos del autor de «Dreamed of para- para- paradise / Para- para- paradise / Para- para- paradise / Whoa-oh-oh oh-oooh oh-oh-oh». Como disco de ruptura y desde el punto de vista lírico, ‘Ghost Stories’ no tiene el calado de un artista en plena madurez, como por ejemplo la Christina Rosenvinge de ‘Tu labio superior‘. Así, encontramos textos como «pienso en ti / no he dormido / creo que sí / pero no consigo olvidar» (‘Always in My Head’), «no quiero a nadie más que a ti / no puedo olvidarte» (‘Magic’), «todo lo que sé es que te quiero tanto que duele» (‘Ink’), «dime que me quieres / si no, miénteme» (‘True Love’) o «espero tu llamada, tu amor, tu llamada nunca llega» (‘Oceans’), entre un larguísimo etcétera de letras muy cortas, todas dando vueltas a lo mismo.
Los textos son una regresión contundente a la pérdida del primer amor, pero al margen de que sea normal sentirse como un adolescente en estos casos a cualquier edad y de que se quiera expresarlo de manera tan naíf, ‘Ghost Stories’ se beneficia de dos cosas. Por un lado, estas canciones conectan con las razones por las que en primera instancia el público se enamoró del grupo. ¿De qué hablaban ‘Yellow’, ‘Shiver’ o ‘Don’t Panic’ sino de amor, de desamor y al tiempo de tratar de ver las cosas desde un punto positivo? Tras escuchar a Martin desahogarse en este disco es imposible no recordar a aquel que cerraba un tema, despechado «And you know how much I need you, but you never even see me», o no pensar en dedicarle uno de sus más efectivos estribillos, el también sencillísimo «we live in a beautiful world».
En segundo lugar, esa simpleza en lo lírico, puede hacer pupa en su crudeza gracias a su buen envoltorio sonoro, una producción que sí está a la altura de una banda en su sexto disco, y a la que han asistido muy sutilmente personas tan dispares como Jon Hopkins (muy presente en la muy bon»hiber»iana ‘Midnight‘), Timbaland (añade unos beats en ‘True Love’) o el infalible y omnipresente Paul Epworth. A pesar de algún ligero punto kitsch, como los coros de alto copete de ‘Another’s Arms’, la combinación de guitarras acústicas con efectos electrónicos (especialmente en ‘Oceans’) es un acierto absoluto. Tanto como una secuencia en la que sí se sabe introducir la co-producción de Avicii del actual single ‘A Sky Full of Stars’.
El tema de Avicii es el blanco fácil del álbum. Suponemos que por alguna razón la gente ha olvidado que Coldplay introdujeron hip-hop en ‘Lost+’, a Rihanna en ‘Princess of China’ y que han tenido inspiraciones tan «cheesy» como la de ‘I Go to Rio’ en ‘Every Teardrop is a Waterfall’. La nueva colaboración, por tanto, no es del todo una sorpresa y la verdad es que no puede estar mejor traída. Con la salvedad de ese torpe paso del estribillo a la segunda estrofa que sabe a «radio edit», pero no, es así, estamos ante un tema tan necesario como una copa, una salida a un club, un vistazo a personas nuevas o un polvazo con un ex -lo mejor y lo peor a la vez, como este tema-, después de 7 canciones, semanas o meses de autocompasión. Un momento de euforia que de nuevo da paso a una reflexión sobre la volatilidad del amor, la final ‘O’.
‘Ghost Stories’ no es la obra maestra como disco emocional que podría haber sido: como algunos vaticinaron los experimentos de ‘Midnight’ no tienen continuación y en muchos momentos uno se pregunta qué habría sido de Coldplay este año sin el dolor de su líder, pues al margen de este no parece que haya muchas más ideas o dirección artística. Sin embargo, el concepto sí sirve como coartada para que el grupo haya publicado un disco con identidad y diferente -no todos pueden decir lo mismo 14 años después de su debut- con toda la pinta de ser uno de los favoritos de sus fans por los restos de los restos.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Oceans’, ‘Magic’, ‘A Sky Full of Stars’
Te gustará si te gustan: los U2 de principios de los 90, los Radiohead de finales de los 90, Bon Iver
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