Reescuchando ‘CVEEC‘ se hace evidente que no se le prestó (esto es un mea culpa) la atención adecuada al debut del trío madrileño Cómo vivir en el campo, publicado por Discos Calabaza. Era un disco bien interesante, con buenas canciones, buen sonido y personalidad en sus voces y letras. Se hace incomprensible el olvido pero ahora merece la pena recuperarlo cuando, felizmente, la banda formada por Pedro Arranz (voz y guitarra), Carlos Barros (batería) y Miguel López (el también miembro de Alborotador Gomasio y Puzzles y Dragones se encarga aquí del bajo) ha resistido esa injusticia y ha completado un nuevo álbum que esta vez está auspiciado por El Genio Equivocado.
En ‘CVEEC 2’ (con los títulos no se complican, no), Cómo vivir en el campo persisten en aquel pop rock con ascendencia en el indie noventero que, además, no rehúye referencias a lo patrio, añadiendo un carácter localista que les define. Quizá la clave de ese factor esté en la peculiar forma de cantar de Pedro, que evoca la tradicional dicción madrileña, esa con un punto chulesco que los oriundos no somos capaces de distinguir pero que todo el resto del Estado sí. Sea o no, lo que es indudable es que para hablar del sonido de la banda no basta con citar a Yo La Tengo, Built To Spill o Guided By Voices, sino que debe recurrirse también al primer Sr. Chinarro o a La Costa Brava, pioneros en poner de relieve lo de aquí en el indie.
Este nuevo y autoproducido disco, grabado a lo largo de 2013 y 2014 en diferentes estudios, es netamente mejor que su predecesor. Lo es porque va más al grano, con ocho canciones que no tienen desperdicio ni pasan inadvertidas. ‘Perdido’, sobre ese abismo existencial que se cierne los fines de semana sobre si salir o quedarse en casa (ok, es facilón, pero reconocemos que ese «el cielo es una marrón mancha de caca» nos encanta), con ese cantar cheli al que aludíamos antes, sus traviesas guitarras y su crescendo, es el gran tema, el ‘Por todas partes’ de este disco.
Pero, como digo, casi cada corte de este ‘CVEEC 2’ resulta digno de mención: ‘La perla del pacífico’, una feliz y divertida forma de mandar todo a tomar por culo rocanroleando (fantásticos esos vientos y teclados finales); la cadencia motorik vs el feedback de ‘Oro graso’ (ojalá la voz hubiera quedado más nítida), que no por recurrente resulta menos eficaz; el peculiar bolero ‘Lo que no logra la razón lo hace el diablo’, inspirado por una frase de ‘Crimen y castigo’ y que junto a la adaptación de ‘Cuando el sol’ de la venerable Teresita Fernández aporta ese factor latino (interpretado, eso sí, muy a su manera) que les distingue de ser una mera mímesis de formas anglosajonas; el infalible rock duduá, desde una visión femenina, de ‘Si vienes a buscar suerte’; la larguísima y sugerente intro de ‘Escándalo en la autopista’ (que cierra una trilogía de ‘Escándalos…’ iniciada en ‘CVEEC’), cuyos doce minutos culminan de nuevo en ritmos motorik, en interesante simetría… Cómo vivir en el campo sostienen un perfil sólido, quizá no tan sorpresivo ni efervescente como para encumbrarles de inmediato, pero a cambio muestran una progresión y un carácter que sin duda obligan a querer y a atender lo que tienen que ofrecer.
Cómo vivir en el campo actúan el jueves 25 de septiembre en Wurlitzer Ballroom de Madrid, como teloneros de los norteamericanos The Tripwires.
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Perdido’, ‘La perla del Pacífico’, ‘Lo que no logra la razón lo hace el diablo’, ‘Oro graso’
Te gustará si te gustan: Yo la tengo y el primer Sr. Chinarro
Escúchalo: Bandcamp