‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’: la realidad está sobrevalorada

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‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’: la realidad está sobrevalorada

Markus-mujer-ideal-puton-familiarDesde que se pusieran de moda los programas de telerrealidad, con ‘Gran Hermano’ a la cabeza, hemos tenido unos cuantos. Sin embargo, durante esta última década, nos hemos dado cuenta de que nadie quiere ver las cosas en crudo, sobre todo cuando puedes especiarlas -e incluso tergiversarlas- para hacerlas más divertidas.

‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ ha sido de siempre un pionero en este aspecto, marcando tendencia en el mundo de la televisión. El programa de Cuatro es un especialista en la edición y montaje de cada capítulo, creando a cada paso obras maestras que deberían formar parte de la historia (friki) de la TV. Quedará para la posteridad, por ejemplo, el vídeo de presentación de Markus, que basándose en una película del calibre de ‘Zoolander’, presentaba al concursante mientras aparecían superpuestos en la pantalla nombres y frases susurradas con voces sugerentes. Para terminar la febril composición, un perro «que ladra a los negros» (sic.) luciendo unos inquietantes ojos satánicos. Hilarante.

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Y es que en el fondo la televisión es puro entretenimiento, y QQCCMH esta vez ha tenido un comienzo de temporada absolutamente magistral. Conjugando conversaciones que nunca han sucedido (al menos no en esos términos) con planos aleatorios intercalados en el momento justo y sonidos inadecuados que aumentan la comicidad de forma exponencial, este primer capítulo ha sido antológico.

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Pero que nadie se lleve a error, porque el programa se sostiene por sí mismo gracias a un casting impecable. Un modelo con un principio de trastorno obsesivo-compulsivo, un cineasta frustrado, un rico sacado del inefable Museo de Cera de Madrid con un peinado imposible que ha necesitado explicación, una madre vidente, una madre ex presentadora de telediario y ex amante de torero son los protagonistas de esta edición, capaces de facturar algunas de las mejores frases que hemos escuchado en la pequeña pantalla en mucho tiempo. «De cultura ando escasito», «me defino… aburrido», «tengo menos de 25 años y menos de 75», «a mi hijo le gusta Jodorkovski, vamos, el cine raro», «no soy independiente, soy dependiente… de una tienda de ropa» y la estrella de la noche: «mi grupo de amigos somos como la generación del 27 pero en subnormal».

Eso sí: Cuatro, deja de «telecinquear» con los programas y haz que acaben a una hora normal.

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Calificación: 10/10
Destacamos: que gracias a Twitter, el programa es todavía más divertido.
Te gustará si te gusta: reírte sin parar viendo a Luján en estado de gracia.
Predictor: por favor, que sea un programa para siempre.

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