Nuevo veredicto: parte de la redacción evalúa ‘La muy puta’.
«El nuevo sencillo de Christina Rosenvinge es un corte esquelético de inclinación gótica y krautrock pero también un poema tenebroso en el que Rosenvinge evoca fantasiosamente sueños de lo más siniestro. La música es sucia y polvorienta, y la letra, todo un océano de referencias mortales y frases memorables (tantas que es imposible enumerarlas aquí) interpretadas con tanto gusto y actitud que el título termina siendo lo de menos. Lejos de aburrir, Rosenvinge logra en ‘La muy puta’ una joya de espíritu retro descarada y compuesta con ingenio y maestría. No es ‘Mi vida bajo el agua’, en mi opinión una de las mejores canciones de su año tanto nacional como internacionales, pero termina satisfaciendo lo mismo en sus propios términos». JB.
«Pese a que se auguraba un cambio drástico de sonido, ‘La muy puta’ no es tan rarita como imaginaba. Aunque sí formalmente, por ese ruidoso bajo de teclado y el ambiente de blues oscuro, en realidad es una canción en la línea de ‘Tres minutos’, ‘Tok Tok’ o aquella ‘Humo’ del EP con Nacho Vegas, algo incómoda pero magnética, si acaso esta vez sacrificando más lo melódico en pos de una letra casi rapeada que guarda buena parte de la chicha del tema, con líneas muy potentes que buscan plantar cara, con cierta angustia, al paso del tiempo y la enfermedad. Aunque no sea un single claro, ‘La muy puta’ funciona en tanto que logra llamar la atención hacia lo que busca ser otro punto de inflexión en su inagotable carrera». Raúl Guillén.
«Como esos anuncios en los que se pone “SEXO” en grande para llamar la atención, el título de lo nuevo de Christina Rosenvinge es solo una mera estrategia para llamar nuestra atención. Y a pesar de que Raül Fernández Miró haya endurecido el envoltorio, el contenido no ha cambiado en absoluto. ‘La Muy Puta’ resulta demasiada plana. Esos 5 minutos casi lineales se basan en la tradición de contar historias que tanto admira la Rosenvinge, pero no encuentro ni un solo elemento que me enganche o que haga que quiera ponérmela de nuevo». ACM.
«Una base entre Suicide (como la de M.I.A. en ‘Born Free’) y B-52’s, un teclado que emerge y corona la canción, funesto, una letra hilarante sobre los modos de burlar o rendirse a la muerte y un título que no puede resultar más recordable conforman el «buzz single» perfecto para el próximo disco de Christina Rosenvinge. Qué bien que el underground nacional se rinda a este interesante experimento promocional que, como se puede observar, es compatible con lo artístico». Sebas E. Alonso.