Los más jóvenes del lugar no sabrán ni quién es, pero a finales de los 90 y en la primera mitad de la década pasada Finley Quaye fue un artista interesante que mezclaba el pop con el reggae, con hits globales como ‘Sunday Shining’ que le llevaron a ganar el premio Brit a mejor artista masculino de 1998, por ejemplo. Después de su éxito, las adicciones a drogas y alcohol le hicieron caer en un agujero, llevándole a vivir en la indigencia durante 8 años, a perder gran parte de su dentadura y 2/5 de su masa muscular. En 2012 pareció rehacerse con la edición de un nuevo álbum ’28 February Road’, pero ese mismo año fue condenado por una agresión con agravante de racismo a una mujer en Edimburgo. El año pasado lo volvió a intentar con ‘Royal Rasses’, que de nuevo pasó inadvertido. Como reflejo de esta triste situación de decadencia, hace unos días el artista era expulsado de su propio concierto por el mismísimo promotor del mismo, después de media hora.

Después de pasarse 5 minutos improvisando con su banda, y aburriendo al personal, Matt Roberts, responsable del concierto en el Club Convent en Woodchester, entró al escenario y le pidió al artista que se fuera a su casa. Con Quaye fuera de escena, Roberts tomó el micro y pidió disculpa a la audiencia. “Lo siento mucho. Llevo trabajando 28 años en la industria y tengo una reputación. Y cuando alguien no aparece a la prueba de sonido a las 3 de la tarde y luego se presentan a las 9 de la noche. Tengo una audiencia maravillosa, a la que adoro, y vienen estos a joderme el escenario. Tíos, iros a casa”, son las palabras del señor responsable del recinto que termina con un “lo siento, pero no me voy a sentar y contaminar mi recinto con mierda”. Por supuesto, se les devolvió el dinero de las entradas a los asistentes. Una pena que el autor de un muy buen disco como ‘Maverick A Strike‘ haya terminado así. Os dejamos con algunos de sus temazos de los 90.