Este es el tercer (tras ‘Storytone‘ y ‘A Letter Home‘) disco de Neil Young en poco más de un ajetreado año y medio, en el que también ha dedicado tiempo a promocionar su reproductor Pono, a actuar en favor de los derechos de los nativos canadienses o a seguir azuzando el debate sobre la calidad de sonido de la música en el nuevo siglo. Es como si conforme su vida avanza sintiese que le quedan muchas cosas por hacer y decir y cada vez menos tiempo, algo entendible y admirable en un músico que el próximo noviembre cumplirá 70 años. Entre sus inquietudes recientes están también los peligros de los productos modificados genéticamente y las abusivas demandas de la multinacional Monsanto contra pequeños productores agrícolas en los EE.UU. Pero su preocupación por los granjeros no es en absoluto nueva: en 1985 fundó junto a otros músicos el festival Farm Aid para recaudar fondos de apoyo a dicho gremio, un festival que sigue en plena forma 30 años después.
El título ‘The Monsanto Years’ deja lugar a pocas dudas: en sus nueve canciones Young arremete contra esa y otras multinacionales que apoyan los productos modificados genéticamente, como Starbucks o Safeway. Lo hace junto a Promise Of The Real, el grupo de los hijos de Willie Nelson, en un disco fundamentalmente eléctrico, una electricidad en la que Young intenta inyectar una rabia que plasma de forma muy explícita en las letras. Desgraciadamente la combinación no funciona. Young es un viejo hippie y para nada ajeno a la canción protesta: durante cinco décadas las ha escrito contra la guerra, el racismo, la comercialización del rock, la destrucción medioambiental o la política de los EE.UU. (‘Ohio’, ‘Let’s Impeach The President’, ‘Let’s Roll’, ‘This Note’s For You’, ‘Alabama’, el disco ‘Living With War’ y muchas otras). Sin embargo algo falla en la mayor parte de ‘The Monsanto Years’.
Canciones como ‘A New Day For Love’ o ‘Big Box’ son composiciones aceptables y con el sonido sin pulir del disco ganan mucho, pero miradas con perspectiva no aportan gran cosa al impresionante canon de Young. Y a pesar de que siempre es genial volver a oír el trueno eléctrico de su Fender DeLuxe, cuando los temas son más mediocres (‘People Want To Hear About Love’, ‘A Rock Star Bucks A Coffee Shop’, ‘Monsanto Years’) las letras, que no terminan de funcionar en otros temas, acaban de desmoronarse por completo. Son demasiado literales, como si fuesen frases sacadas de un artículo de opinión o de un post de Facebook. Realmente es muy difícil cantar versos como los que siguen y que suenen convincentes: “Cuando el pueblo de Vermont quiso etiquetar la comida que contiene OMGs / Para saber qué es lo que cultiva el granjero / Monsanto y Starbucks, a través de la Alianza de Productores Agroalimentarios / Demandaron al Estado de Vermont para aplastar la voluntad popular”. Por desgracia es un problema que se repite a lo largo de todo el disco. La propia palabra “Monsanto” no es especialmente eufónica y sin embargo es cantada constantemente, con consecuencias a veces involuntariamente hilarantes. Para la cuarta o quinta canción la hemos oído ya en dos o tres estribillos… y ni siquiera ha sonado todavía la canción ‘Monsanto Years’.
Piezas como ‘Wolf Moon’ o ‘Rules Of Change’ salvan en parte la impresión final. Como en las mejores canciones con mensaje de Neil Young, la protesta o la denuncia funciona mucho mejor en la distancia metafórica, figurativa, paisajística, no demasiado literal. Versos como “gran cielo, gracias por tus nubes / te mantienes vivo a pesar del saqueo constante” o “las semillas han viajado lejos de casa / las semillas son vida, no puede ser propiedad de nadie” son mucho más efectivos y funcionan en combinación con melodía y electricidad, o con la delicadeza acústica de ‘Wolf Moon’, que casi revive los laureles melódicos de ‘Harvest Moon’. Son canciones que dan un respiro tras la constante repetición de las palabras «farmer», «GMO», «corporate» o «seed» del resto del disco.
Dicha inspiración reaparece en el tema de cierre, ‘If I Don’t Know’. Irónicamente contiene algunos de los versos más bellos, podría decirse que en meta-análisis del propio disco: “Y si las melodías son bonitas / Y las canciones no son demasiado largas / Encontraré la manera de devolvértelas / Venas, la sangre de la Tierra”. Declaración de unas intenciones que el disco no llega a realizar satisfactoriamente.
Lo cual no quiere decir que ‘The Monsanto Years’ no se deje escuchar si uno no presta mucha atención a las letras. Pero con el impresionante catálogo clásico de este artista a un click de distancia tiene que haber algo que justifique el interés por un nuevo álbum. El carácter exploratorio de sus dos aventuras anteriores en mayor o menor medida aportaba esa justificación, por la novedad de escuchar a Young con arreglos orquestales o grabando en un descacharrado Voice-O-Graph. La singularidad de ‘The Monsanto Years’ teóricamente radica en que es un disco de denuncia, pero con tres canciones pasables, tres mediocres y tres inspiradas y un enfoque letrístico que no cuaja, el resultado es fallido.
Calificación: 4,5/10
Lo mejor: ‘Wolf Moon’, ‘Rules Of Change’
Te gustará si: eres muy fan de Neil y no das demasiada importancia al control de calidad o a las letras.
Escúchalo: ‘Wolf Moon‘