Esta mañana se ha presentado en Madrid -y ayer en Barcelona- ‘HiperAsia’, el nuevo disco de El Guincho co-editado por Everlasting y Canada, que finalmente no estará en las tiendas hasta el 29 de enero. Como ya se había anunciado, el álbum llega en formato «wearable» con una pulsera y una sudadera que, mediante chip NFC, te lleva a un universo virtual. En él se podrá escuchar el disco, ver su película y disfrutar de extras que se irán modificando con el paso del tiempo.
Lo que se ha proyectado a la prensa es una versión «beta» de esa película, unos 40 minutos de recorrido visual para las 13 piezas del disco, animadas por Tomás Peña. Se insiste en que la cinta «no ilustra las 13 canciones sino que configura un biopic simbólico en relación con los mecanismos musicales y las emociones que contiene el álbum». Se presentarán, aparte, vídeos para ‘Cómix’ y ‘Pizza’.
Pablo Díaz-Reixa, de cuerpo presente, ha lamentado no tener tanto reconocimiento en España como en el extranjero, recordando -con mucha razón- que aquí siempre se acusa a los artistas de copiar lo que se hace fuera… cuando fuera se destaca la originalidad de su sonido. Que tampoco es para tanto, ha reculado él mismo, pero tiene en parte razón. Especialmente ‘Alegranza‘ es una obra singular que está resistiendo francamente bien el paso del tiempo (y va para 10 años, El Guincho ha estado 5, casi 6, sin sacar disco), si bien a su vez es difícil desligar ‘HiperAsia’ de las ambiciones de los grandes raperos internacionales tipo Kanye West, por varias razones.
Bien cargado de Autotune, ‘HiperAsia’ es indisociable del sonido de ‘808s & Heartbreak’ de Kanye, disco con el que comparte también algo de melancolía. Uno de los temas revela que el artista durante un par de años ha estado bastante abajo, y al fin y al cabo la animación audiovisual es mastodóntica (muy bien resuelta para las limitaciones presupuestarias que suponemos), su estética muy popera (esas hamburguesas tipo McDonald’s) y como idea, está a la altura de proyectos internacionales. No se ignoran además tendencias como el trap (sale la Mala y esto es muy apto para fans de PXXR GVNG), los sonidos inclasificables de Todd Terje o la batidora multi-géneros que siempre le ha interesado. Ambicioso y lleno de detalles, el disco requiere de tantas escuchas como un ‘Yeezus’.
Después, el artista ha aclarado que este disco muestra a su «peor yo» en este mundo en el que las redes sociales quieren mostrar -falsamente- el «mejor yo» o lo felices que somos. El comentario es interesante, porque esta obra audiovisual en la que vemos a El Guincho bailando, a El Guincho corriendo, a El Guincho cayendo al vacío y a El Guincho reivindicándose a sí mismo en la pista final ‘Zona wi-fi’ («¿Cómo llegó tan lejos ese canario?», pregunta una voz distorsionada. «Soy de Las Palmas y fue con mi imaginario», contesta él mismo) tiene algo del ego constantemente dolido de Drake o West, y por tanto corríamos el peligro de intuir una obra demasiado egocéntrica. «Son muy pocos los que no me fallan», canta en ‘Parte virtual’… viniendo de ser disco del año para Rockdelux y Mondo sonoro.
Más escuchas serán necesarias para que comprendamos esta obra tan ambiciosa y compleja, si bien es de agradecer que se monten presentaciones para este tipo de discos, como se han hecho para Daft Punk o para Kanye a nivel internacional. Si no se lo creen sus autores y sus equipos correspondientes, ¿para qué grabar un disco para empezar?