«Triángulo», Blonde Redhead y Pete Doherty pateando un piano, lo mejor del sábado en SOS 4.8

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«Triángulo», Blonde Redhead y Pete Doherty pateando un piano, lo mejor del sábado en SOS 4.8

kikoveneno

El sábado tuvo lugar la segunda jornada del festival SOS 4.8 de Murcia. Los directos imponentes de Chvrches y León Benavente habían dejado el listo muy alto el viernes. Tanto, que sólo momentos muy puntuales fueron capaces de igualar el primer día del festival.

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La jornada comenzó con los conciertos de Aperitivos EDL SOS 4.8, una serie de shows gratuitos en el recinto del festival para todos los públicos. Kiko Veneno tocaba el sábado por la mañana y, al poco tiempo de comenzar, en el escenario Estrella Levante, empezaron las pruebas de sonido de Amaral. Al haber un acople de sonido, Kiko paró y la prueba de sonido también se pausó, pero ya no se pudo retomar el concierto de Veneno. Se decía que Kiko siguió por ahí, pero ya no quiso volver a tocar.

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El primer directo del día que vimos fue el de los jovencísimos Kassassin Street, en el escenario principal. Esta banda británica, ganadora del concurso que promueve bandas emergentes, UK Calling, demostró por qué fue uno de los grupos seleccionados. Divertidos y frescos, cautivaron al público con su psicodelia rock a lo !!!

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Blonde Redhead, una de las joyas perdidas del festival, comenzó su directo de una forma tímida, pausada. El público, que al principio no era muy numeroso, en su mayoría eran fans de la banda que les esperaban con muchas ganas. A medida que comenzaba la noche, se venían arriba y con conocidas canciones como ‘Doll Is Mine’, ‘Elephant Woman’, ‘Penultimo’, ‘Dripping’, ‘Dr. Strangeluv’ y ‘Spring and by Summer Fall’ demostraron por qué son la banda que son, viviendo un momento casi catártico con ’23’. De los grupos extranjeros, este fue el mejor concierto de la noche. Aunque quizá demasiado humildes, ofrecieron un buen directo de también muy buen sonido.

Amaral demostró por qué puede decirse que es el típico grupo español llenaestadios. La banda contó con una puesta en escena muy cuidada, un público muy entregado y apelmazado para verlos en directo, aunque sólo reaccionara ante los hits más conocidos, como ‘Salir corriendo’, ‘El universo sobre mí’, ‘Como hablar’,’ Sin ti no soy nada’, ‘Hacia lo Salvaje’ o ‘Llévame muy lejos’. Un buen concierto, correcto, que consiguió que los no fans se ganaran su respeto y los fans consolidaran su admiración.

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El set más esperado de la noche, The Libertines, no defraudó. Aunque Pete Doherty venía de dar dos conciertos casi sorpresa en la sala Sidecar de Barcelona y las críticas dicen que estaba un tanto perjudicado, comenzó seguro de sí mismo y con fuerza. Como en otras ocasiones en que hemos visto a los Libertines, los más fans disfrutaron de un directo correcto, pero los no tan fans encontraron un show bastante monótono y predecible, el típico de una banda de indie-rock inglesa que está en decadencia. Pero claro, el morbo es algo muy grande y no puedes evitar quedarte a ver a Pete Doherty. Cuando parecíamos estar viendo el clásico bolo que han hecho para sacar pasta sin nada destacable, comienzan el bis y se les va, literalmente, la olla. ‘Music When The Lights Go Out’, ‘Up the Bracket’, ‘What A Waster’ y ‘Don’t Look Back Into The Sun’ habían hecho las delicias de los fans y de los nostálgicos del indie. Sin embargo, lo mejor estaba por venir: al terminar la mítica ‘Don’t Look Back Into The Sun’, se vinieron arriba, siguieron tocando y Pete Doherty y Carl Barat se pusieron a cantar ‘Changes’ de David Bowie al piano. La organización les cortó el sonido del micrófono porque Of Montreal tenía que empezar en otro escenario. ¿Qué pasó? Que Barat y Doherty empezaron a patear el piano y a tirar el taburete por ahí. Cuando todo parecía demasiado normal y sobrio, ellos no nos defraudaron y nos dieron un poco del mediático morbo rock que estábamos esperando.

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Of Montreal, que no vinieron disfrazados, aunque sonaron muy bien, resultaron algo flojos, quizá porque tenían encima la presión de saber que habían cortado el rollo al mejor momento de The Libertines. Bien entrada la noche, el mejor concierto de la jornada corrió a cargo de Triángulo de Amor Bizarro. Con una buena puesta en escena, rezumaron elegancia, clase y saber estar sobre el escenario. Su repertorio de dieciséis canciones comenzó con ‘Desmadre Estigio’ y terminó con su mayor hit ‘De La Monarquía a la Criptocracia’, interpretando en medio todas las canciones de ‘Salve Discordia’ excepto ‘O Salve Eris’ y ‘Qué hizo ella cuando la encontró’.

Para terminar una extraña noche, el mejor cierre fue el dj set del joven productor catalán Sau Poler: canciones que nadaban entre el techno y el trance, y temas como ‘Utopia’ de Delta Funktionen, ‘Il Mare’ de Architectural, ‘Why’ de Les Sins (un remix no publicado que él ha hecho de esta canción) o ‘Absence’ de Clarian.

¿Lo mejor del sábado? La humildad y madurez de Blonde Redhead, el momento diva pateadora de instrumentos de Pete Doherty cuando la organización le cortó el micrófono para dar paso a Of Montreal y la puesta en escena de Triángulo de Amor Bizarro. ¿Lo peor? La anécdota de Kiko Veneno y la ausencia de conciertos que sonaran tan potentes como los del viernes.

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Fotos: Javier Rosa.

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