Han llovido unos pocos años hasta que al fin ha visto la luz este esperado debut. En 2013 el barcelonés beGun emergió como un terremoto en la escena electrónica de nuestro país con el EP ‘San Francisco’, pero no hay que olvidar que un año antes de aquello Gunsal (su verdadero nombre de pila) decidió dejar el trabajo que le daba de comer y renunciar a su cómoda rutina para lanzarse sin paracaídas a una industria en la que no es oro todo lo que reluce. Tras diversas discrepancias con el que fuera su primer sello, Subterfuge, y hasta una crisis creativo-personal que casi le llevó a tirar la toalla, el catalán finalmente ha encontrado en los brazos de la discográfica Foehn un apoyo para materializar esta puesta de largo que, como viene siendo costumbre en él, vuelve a poner su punto de mira en lo que él mismo define como «landscape electrónica».

Hasta ahora había titulado cada una de sus canciones con el nombre de una ciudad, arrastrándonos a todo un viaje cinético sin necesidad de tomar ningún avión. Y ‘Amma’ no es ninguna excepción. Aunque su título significa «madre» en un dialecto de Ghana, las pistas del disco toman como punto de partida el nombre de diversas ciudades africanas que nos cuentan la ardua travesía del sur al norte del continente de una joven que, aun queriendo huir de la miseria, acaba llegando a Europa dándose de bruces con una realidad inesperada: la de las mafias de la prostitución. Próximamente el artista acompañará estas canciones de una película dirigida por Borja V. Conde en la que diversas ex prostitutas africanas residentes en Barcelona contarán cómo una vez en nuestro país sus sueños se vieron truncados. Pero ciñéndonos solamente al disco está claro que Gunsal ha querido reinventarse de un modo más maduro e introspectivo firmando una colección de temas en la que las emociones, más que nunca, lo embriagan todo.

Esas sonoridades africanas con las que ha barnizado el largo de principio a fin (desde esos cantos que pueden encontrarse en ‘Nari’, pasando por la inclusión de instrumentos típicos del continente como la kora o la mbira) se contrastan con un mayor uso de los sintetizadores analógicos en decremento de los controladores midi que hasta ahora había explotado. Su música se ha humanizado, y hasta roza cuotas espirituales en momentos como esa preciosa apertura llamada ‘Yoko’ o esa ‘Kelle’ que bien podría ser la banda sonora de un chamán que intenta alejar los malos espíritus de una aldea.

Aunque también hay baile más que asegurado, que no quepa duda. A medida que los minutos avanzan las bases también se fortalecen (ahí están ‘Shama’ o ‘Dora‘, por ejemplo), y las dos partes en las que divide ‘Mobasi’ (la segunda, en concreto, seguro que será del agrado de todos los seguidores de John Talabot) se postulan como los trece minutos más vigorosos y efectivos de esta oda a la cultura africana que, desde ya, es uno de los mejores trabajos electrónicos que este año se han facturado en España.

Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Yoko’, ‘Dora’, ‘Mobasi Pt. 1’, ‘Mobasi Pt. 2’
Te gustará si te gusta: la cultura africana y los artistas que reinventan sintéticamente las sonoridades de dicho continente
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Foehn Records.